Cayeron los precios internacionales del trigo, la soja y derivados a niveles pre-guerra

Tras el ataque de Rusia a Ucrania, los granos experimentaron un salto en sus precios que los llevaron a niveles récord. No obstante, diferentes factores generaron que en junio se agudice su camino descendente, en un contexto donde los costos productivos del campo fueron en constante crecimiento

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En un contexto de alta volatilidad, los precios de los granos enfrentan fuertes bajas. (REUTERS/Bryan Woolston)
En un contexto de alta volatilidad, los precios de los granos enfrentan fuertes bajas. (REUTERS/Bryan Woolston)

Los precios de los commodities agrícolas tuvieron un antes y un después tras el estallido de la invasión de Rusia a Ucrania. El enfrentamiento entre estas dos potencias agroexportadoras trajo consigo un salto en el precio de los granos casi sin precedentes llevando los valores a niveles históricamente altos y rompiendo en algunos casos récords en sus cotizaciones.

Esta suba en los valores de los commodities, se debió básicamente de una fuerte retracción en la oferta por el peso preponderante que ambos países tienen el comercio internacionales de trigo, maíz y aceite de girasol y produjeron no solo un considerable encarecimiento de los alimentos, sino que también suponen hoy día un severo riesgo para muchos países del globo.

En Argentina esta situación tuvo dos caras: por una lado, el país se vio beneficiado porque una suba de precios de los commodities supone un mayor ingreso de divisas vía exportaciones. Pero, por otro lado, significó otro factor inflacionario que fue exagerado en su magnitud por el Gobierno. Tal es así, que el Poder Ejecutivo puso en marcha un millonario fideicomiso de trigo para subsidiar la harina y así producir una baja en los precios de los productos a base del cereal, al mismo tiempo que reavivó los fantasmas de una suba de retenciones. No obstante, lo más llamativo fue un proyecto del ahora ex ministro de Economía, Martín Guzmán, que pretende gravar la llamada “renta inesperada”. O sea, se busca crear un nuevo impuesto sobre la supuestas ganancias extraordinarias obtenidas por este nuevo contexto internacional.

Lo cierto es que la escalada de precios parece haberse detenido, aunque con la volatilidad que viene mostrando el mercado en los últimos tiempos es difícil dar algo por sentado. Si se comparan los precios en el mercado de Chicago de principios de junio con los actuales, se puede apreciar directamente el derrumbe de las cotizaciones de commodities clave para el ingreso de dólares al país. Pero también estas bajas situaron los valores de algunos granos en niveles por debajo de los registrados a mediados de febrero, cuando todavía no había estallado la guerra.

Tal es el caso del trigo. Por ejemplo, el cereal cotizó el 22 de febrero de este año, dos días antes de la invasión rusa a USD 310,21 la tonelada en el mercado de Chicago. Ayer el valor del commodity fue de USD 302,96 la tonelada. En la soja pasa lo mismo: el cierre del jueves ubicó a la oleaginosa en USD 584,70 la tonelada, cuando antes de la guerra su precio era de USD 600,77. Más marcado se puede apreciar en el aceite: antes de los combates, su valor era de USD 1.546, mientras que hoy es de USD 1.392 la tonelada. No obstante, no hay que perder de vista que en los meses pasados, el trigo tuvo picos de USD 450, la soja de USD 650 y el aceite casi alcanzó los USD 2.000.

El trigo fue el cultivo que mayor suba de precio registró en los últimos meses, pero hoy se ubica en un escenario similar al del inicio del ataque de Rusia a Ucrania.
El trigo fue el cultivo que mayor suba de precio registró en los últimos meses, pero hoy se ubica en un escenario similar al del inicio del ataque de Rusia a Ucrania.

Estas bajas bajas se vieron agudizadas durante junio, mes en el cual los commodities en general vieron sus precios caer con fuerza. Para el responsable del Departamento de Análisis de Mercados de la corredora Grassi, Ariel Tejera, en la actualidad se están viendo “mercados muy volátiles, pero que están intentando acomodarse varios escalones por debajo de los mejores valores registrados al desencadenarse la guerra entre Rusia y Ucrania”.

Según Tejera, las actuales caídas “estarían, principalmente, vinculadas por el lado de la demanda” por los “temores de recesión en las principales economías y posible impacto negativo en la demanda de commodities en general. Además, el petróleo se retiró de los máximos que había alcanzado”.

Renta inesperada

Lo cierto es que por más que Guzmán haya abandonado el Palacio de Hacienda y los precios de los granos y derivados se ubiquen en valores pre-guerra, el proyecto de Renta Inesperada se encuentra en el Congreso y la flamante ministra de Economía, Silvina Batakis, no observa con malos ojos su avance.

En declaraciones a la canal de televisión, C5N, Batakis sostuvo respecto a esta iniciativa que “es totalmente justo que cuando hay una renta inesperada que viene por la guerra (ruso-ucraniana) y no por un esfuerzo que se está haciendo en forma personal por un trabajador del sector del campo, sino que es una situación totalmente inédita y sí solamente porque hay una guerra va a tener mayores ganancias, es justo que aporte”.

Más allá de las intenciones del oficialismo, ante este contexto donde los precios de los granos dejaron de ser “extraordinarios”, vale preguntarse si todavía tiene algún justificativo seguir hablando de una “renta inesperada”. En este aspecto, el presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP), Horacio Salaverri, opinó que “ha desaparecido cualquier característica a la que se le quiera dar el concepto de extraordinaria”, teniendo en cuenta no sólo la merma en los valores, sino también la suba de costos productivos, como de los insumos y los fletes.

Horacio Salaverri, presidente de CARBAP.
Horacio Salaverri, presidente de CARBAP.

Pero además, en el aspecto técnico, Salaverri hizo énfasis en que “esta canasta de tipo extraordinaria o no esperada, que es un criterio que no existe en la tributación, tiene que ver con el Impuesto a las Ganancias, lo que quiere decir que toda ganancia extraordinaria se la debe afrontar con este impuesto”. Es por eso que el dirigente rural fue taxativo: “Yo no veo margen para incrementar la presión tributaria en absoluto al sector, sobre todo porque las condiciones que en algún momento se pensó que se daban hoy han quedado totalmente trastocadas ante el incremento muy fuerte de costos y la caída de los precios internacionales.

“Suicidio político”

Por su parte, el cofundador de la consultora especializada Amplificagro, Hernán Satorre, negó la existencia como tal de una “renta inesperada”, aseguró que hoy “la rentabilidad está planchada por la intromisión del Estado”, e hizo especial hincapié en los efectos políticos adversos para el Gobierno nacional en caso de proliferar con la intención de establecer este potencial nuevo impuesto.

“Sería un suicidio político”, sintetizó Satorre en diálogo con este medio. El especialista remarcó que “la imagen negativa del Gobierno es récord, mientras que el entramado social está, por donde se lo mire, contenido pero ardiente, por lo que no hay lugar para estos errores. Lo que sí está claro es que la idea del Gobierno es ir a un esquema de emisión que va a producir mayor inflación, va a haber más intervencionismo y regulaciones y más impuestos porque no están dispuestos a reducir el gasto público”.

Para Satorre, “la situación en la cuales se plantearon estas herramientas evidentemente empeoró, por lo que si no tenía mucho sentido en su momento, mucho menos ahora”, al mismo tiempo que planteó que “la renta no es inesperada, porque sino también tendríamos que hablar de las pérdidas esperadas. Estadísticamente, el campo pierde plata cada cuatro años… ¿El Estado se hace cargo de la pérdida? No, entonces ¿por qué tendría que hacerse cargo de las ganancias?”.

Por último, el especialista aseguró que la rentabilidad del sector “está planchada por la intromisión del Estado y por eso es una actividad que no expresa su potencial en cuanto a renta. Eso impacta sobre la producción. Los precios son la señal para el empresario y si de alguna manera se les plancha o disminuye el precio vía impuestos, retenciones o renta inesperada, hace que no sea tan atractivo”.

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