El campo hace ya meses que atraviesa un contexto difícil. Con un sinfín de problemas en su haber, que van desde la inestabilidad económica y de las reglas de juego a la falta de gasoil en plena cosecha, la producción encuentra trabas y obstáculos de manera permanente que no dejan que el sector exprese todo su potencial, más allá de la eficiencia propia del agro argentino. No obstante esta realidad, desde hace algún tiempo que ocurre algo llamativo: la confianza de los productores se encuentra en crecimiento.
Según el índice de confianza que elabora el Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, llamado AgBarometer, durante mayo alcanzó su nivel más alto desde julio de 2019 al alcanzar los 98 puntos. Dicho de otra manera, la confianza de los agricultores y ganaderos argentinos se encuentra en su punto más alto desde que el oficialismo ganó las PASO de 2019, momento en el cual el índice se desplomó.
Sin embargo, este crecimiento sostenido en las mediciones no necesariamente representa optimismo en el productor ni mucho menos, sino más bien que está dirigiéndose hacia un estado neutro, ya que todavía las expectativas negativas se encuentran por encima de las positivas. “Todavía los productores siguen siendo relativamente pesimistas en cuanto a su situación financiera para los próximos doce meses, en tanto tampoco son demasiado optimistas con relación a la economía agropecuaria en los próximos doce meses, aunque estos indicadores están progresivamente mejorando respecto a niveles previos”, explicaron los analistas.
Así, al consultar a los productores respecto a su actualidad financiera respecto a un año atrás, el 39% contestó que era peor, el 36% igual y el restante 25% mejor. En cuanto a cómo considera que estará su negocio en un año, el 45% opinó que estará peor, el 37% igual y el 18% mejor. Las diferencias se dan en las consideraciones a largo plazo. Allí, 70% de los encuestados entienden que el sector estará mejor en cinco años, mientras que solo un 30% lo ve con pesimismo.
La encuesta realizada a 300 productores revela que el 66% de los productores observa con mayor preocupación en el corto plazo a la incertidumbre política, seguida en un 51% por el clima y en un 38% por la incertidumbre macroeconómica. “Sumada a las preocupaciones por las retenciones y presión impositiva, la mayor parte de las preocupaciones están tranqueras afuera en variables sobre las cuales lo productores agropecuarios tienen muy escaso poder de decisión”, opinaron los especialistas de la casa de estudios.
Comparaciones
En este informe, la Universidad Austral decidió comparar los resultados de su AgBarometer con el índice de confianza de los productores de Estados Unidos, que se mide a través del Ag Economy Barometer elaborado por Purdue University y el Chicago Mercantile Exchange.
Este trabajo arrojó que si bien la confianza de los “farmers” en mayo 2022 cayó a niveles mínimos de los últimos doce meses, esto fue debido a menores expectativas de rentabilidad generadas por el alza en los precios de los insumos y la energía. En ningún caso mencionan factores políticos o macroeconómicos como fuente de preocupaciones, a pesar de los niveles de inflación récord en el país (8 % anual) y las subas de tasas de interés de la FED.
“En la Argentina, la incertidumbre macroeconómica es una de las fuentes más importantes de desconfianza porque, si bien todos los países están experimentando crecientes procesos inflacionarios, los niveles de inflación en la Argentina exceden todos los niveles aceptables para la toma de decisiones empresarias y no se vislumbra una solución a corto plazo”, deslizaron los analistas y agregaron que esta situación “siempre resultó una amenaza para el sector agropecuario, ya que las voces para incrementar retenciones o cuotificar exportaciones surgen ante cualquier rebrote inflacionario”.
Asimismo, el informe marca que “está prevaleciendo la racionalidad - por parte del Gobierno nacional - ante la necesidad de generar dólares a través de las exportaciones agroalimentarias, con el objetivo de tratar de engrosar el nivel de reservas del Banco Central”. Por otro lado, los especialistas de la Universidad Austral observan “cierta tranquilidad” en la situación financiera de los productores argentinos “evidenciada en el pago a corto plazo de los insumos, la demanda de maquinarias, la tranquilidad en la venta y fijación de precios de la soja 2021/22, ya que han vendido previamente cantidades importantes de trigo y maíz”.
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