Las economías regionales comprenden un abanico de actividades agropecuarias muy abundante y variadas, donde rubros tan disímiles como la lechería, la fruticultura y el yerbatero confluyen. Este sector por demás de heterogéneo, hoy atraviesa por una suerte de realidad contradictoria, ya que las exportaciones culminaron abril con una importante alza interanual, mientras que los problemas climáticos y de suba de costos pone en severos aprietos a más de una actividad.
Según un informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), las exportaciones de los 31 principales complejos de las economías regionales alcanzaron un total de USD 7.678 millones entre mayo de 2021 y abril de 2022, lo que significó un incremento ante igual período de 2020/21 de USD 643 millones, resultando un salto del 9,1%, a pesar de que en volumen el crecimiento no fue tal, aseguraron desde la entidad empresaria. Además, si se lo compara con el período abril 2019-marzo 2020, o sea, una época pre pandémica, el incremento fue de USD 300 millones.
Por supuesto que el comportamiento de los complejos analizados no fue homogéneo, pero 20 de los 31 culminaron con mejores ingresos por exportaciones en el período analizado que en los mismos meses de 2020 y 2021, aunque eso no necesariamente significa que se haya enviado un mayor volumen de mercaderías, sino que la explicación principal radica, según CAME, en una mejora de los precios internacionales. Esto es producto de un conjunto de factores, dependiendo el producto: la guerra entre Rusia y Ucrania, una situación de tensión entre una oferta a la baja y una demanda al alza, o, simplemente, una mejora de los valores tras la pandemia.
Las exportaciones de los 31 principales complejos de las economías regionales alcanzaron un total de USD 7.678 millones entre mayo de 2021 y abril de 2022, lo que significó un incremento del 9,1% respecto al año pasado
Algunos complejos con fuerte peso dentro de las economías regionales tuvieron un salto muy considerable respecto a los ingresos por exportaciones en la comparación entre el período mayo 2021/abril 2022 con mayo 2020/abril 2021. Uno de ellos fue el algodonero, que creció 96,1% hasta alcanzar los USD 229 millones; también el lanero tuvo un fuerte aumento, con una mejora del 44,6% para sumar USD 166,9 millones y el foresto-industrial, con un crecimiento del 39,1% hasta los USD 277,6 millones. Asimismo, entre los complejos más importantes que tuvieron avances en su comercio exterior, se destacan el de legumbres, con una suba del 23,9%, con USD 518,9 millones y el vitivinícola, con un progreso del 3,5% a USD 1.201,1 millones.
Caso contrario ocurrió con el grueso de los complejos frutícolas, especialmente castigados por sequías, heladas y granizadas (dependiendo la zona), pero también por la caída de importantes mercados como el ruso y una suba constante de costos que corroe su rentabilidad. Así, por ejemplo, el complejo de frutas tropicales se desplomó 18,8% hasta los USD 46,4 millones; las de carozo perdieron 15,8% hasta los USD 27,9 millones; manzanas, peras y membrillos se retrajeron 7,4% hasta los USD 273,4 millones; el de frutas finas bajó 4,2% hasta los USD 61,7 millones; y el citrícola retrocedió 1,9% hasta los USD 714,8 millones.
A pesar de estas bajas, las exportaciones se expandieron hasta los USD 7.678 millones, que descontándole los USD 1.301,2 millones gastados en importaciones de estos productos, monto que creció 20,6% (USD 222 millones más), dejó un saldo comercial positivo de USD 6.376,3 millones, lo que significó un superávit respecto al período mayo 2020 - abril 2021 de USD 421 millones.
Costos y clima
No obstante esta buena performance exportadora de la mayoría de los complejos, el director de Economías Regionales de CAME, Eduardo Rodríguez, sostuvo que “este salto podría haberse producido en las cantidades exportadas, pero a los daños ocasionados por las adversidades climáticas se suma el incesante aumento de costos, que restringe cualquier posibilidad de desarrollo y crecimiento”.
En diálogo con Infobae, el director ejecutivo Economías Regionales de la entidad empresaria, Pablo Vernengo, explicó que existen dos cuestiones principales que produce esta suerte de limitación al crecimiento del sector. “Uno de los factores es una reducción de producción debido al clima y heladas tardías, donde peras y manzanas, por citar una producción bien regional, tuvo una cosecha 45% menor. A esto se sumó la guerra, mercados adonde iban estas producciones”.
No solamente significó para algunas producciones una caída de un destino comercial importante, sino que también tuvo una suba de costos aparejada, más allá de la concerniente a fertilizantes y agroquímicos que afecta a la agricultura en general, sino que Vernengo hizo referencia a que se vieron elevados “los costos de los fletes y los seguros, por lo cual hay que afrontar mayores costos, que lo pagan los productores, ya que los exportadores pagan un menor precio por su mercadería”.
Otro factor que agrega inconvenientes es “la falta del gasoil, sobre todo en la zona norte y en las fronteras, ya sea boliviana, paraguaya, brasileña o chilena, porque les es más conveniente cargar combustible aquí y llevarlo mucho más barato”. A esto sumó problemas para conseguir mano de obra para las cosechas o las labores culturales debido al otorgamiento de un nuevo IFE por parte del Gobierno nacional, dijo Vernengo.
Asimismo, desde CAME plantearon los retos que presenta el sector agroindustrial para aprovechar al máximo su potencial, entre los que se destaca el déficit hídrico. Según puntualizó la entidad empresaria, en la zona cordillerana las nevadas han mermado, por lo que el nivel de aporte del agua de deshielo ha bajado significativamente en los últimos años.
“En provincias como San Juan, Mendoza, La Rioja y Catamarca, entre otras, se realizan pozos de más de 200 metros de profundidad, debiendo afrontar altos costos energéticos. Por otra parte, la sequía generalizada no sólo causó una bajante histórica en el río Paraná, sino también afectó los rendimientos de los cultivos de la región del norte. A nivel nacional, la escasez de un recurso tan crucial como el agua demanda inversiones en infraestructura hídrica. En el sector productivo hay una alta expectativa ante el proyecto de intercambio científico tecnológico con Israel, cuyo conocimiento en la administración y manejo del agua permitiría potenciar la calidad y cantidad de nuestra producción”, concluyó CAME.
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