La feroz interna gubernamental escala día a día y no se sabe hasta qué nivel puede llegar. La pelea abierta entre el kirchnerismo y el presidente Alberto Fernández y su equipo económico parece no tener fin y abre signos de interrogación sobre sus consecuencias, no solo en el aspecto político, sino también económico.
Se suceden las críticas K a la gestión económica de Martín Guzmán y los pedidos de cambio de rumbo ante la alta inflación de los últimos meses y un índice de pobreza en torno al 40%, pero estos embates tienen como destinatario final al Presidente, quien parece no dar el brazo a torcer y mantiene al ministro.
Esta interna no es ajena a las demás carteras, inclusive a la agropecuaria. Durante la semana, el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Julián Domínguez, dijo en rueda de prensa, mientras se presentaba el Plan GanAr, que busca aumentar en 600.000 toneladas la producción de carne vacuna hacia el año 2030, que “la interna la discutimos en la unidad básica nosotros, y ahora que somos Gobierno tenemos que gobernar”. El pueblo “nos eligió para esa tarea; nosotros seguimos trabajando en el ministerio, en la tarea que nos encomendaron y tratando de cumplir con mi deber de argentino”, dijo el funcionario, buscando despegarse de la controversia.
Pero Domínguez también habló de la “confianza”, un concepto muy mentado en el campo, esencial a la hora de emprender cualquier ciclo productivo. “La palabra confianza, desde que estoy en el Ministerio, es la que más he escuchado. En el interior decimos que la palabra es un documento, la confianza lo puede todo. Nos vamos a romper el alma porque somos servidores públicos y no es lo que nosotros pensamos, sino que nuestra misión es cuál es la mejor manera de servir a los argentinos. Lo importante es que cada uno empiece a confiar en sí mismo, y ahí vamos a ganar una confianza de país”, subrayó el titular de la cartera agropecuaria.
En semejante clima político, cualquier medida que busque impulsar ña cartera económica no cuenta con el apoyo del que debería gozar y proyecta un manto de incertidumbre sobre los sectores productivos. El campo, principal generador de riquezas del país, no es ajeno. De ahí la pregunta: ¿Cómo afecta la interna oficial de cara a una nueva campaña agrícola? ¿Podrá generarse la confianza a la que apuesta Domínguez?
“Desconfianza”
En diálogo con este medio, el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Nicolás Pino, sostuvo que las internas del oficialismo exacerba la incertidumbre existente en el productor para con el Gobierno y el rumbo económico, pero que también genera una suerte de desconfianza respecto a cuáles son las posibilidades de la cartera agropecuaria lleve adelante sus iniciativas y la libertad para que estas prosperen.
“Cuando uno se va enterando de lo que pasa en la cúpula del gobierno, esa desinteligencia en la gente que lo toca tomar decisiones, genera cierto grado de desconfianza porque si bien nosotros podemos tener un diálogo concreto y permanente con el ministro de Agricultura, nos hacemos la pregunta hace si al ministro lo dejarán hacer lo que tiene que hacer”, marcó preocupado Pino, sobre todo teniendo que el productor “se encuentra tomando decisiones” finalizando la campaña gruesa y a las puerta de la siembra de los cereales de invierno.
En este sentido, el dirigente rural remarcó que para la implantación de trigo, que se encuentra a poco más de un mes de comenzar requerirá una mayor inversión por parte del agricultor por la pronunciada suba de los insumos, en un contexto donde éste “no pudo aprovechar” el incremento de los precios internacionales de los cereales y con la amenaza de que el Gobierno nacional finalmente materialice un impuesto para captar una supuesta “renta inesperada”.
Es por eso que Pino entiende que no existen certezas de que “en el ínterin entre la siembra y la cosecha no haya nuevas reglas. Esto retrae la inversión. O se siembra invirtiendo menos o simplemente no se hace. No tenemos esa certeza, que es lo que necesitamos, y al no tenerla por la falta de confianza, se suman los comentarios que hacen ciertos funcionarios, que atentan aún más contra la inversión. Necesitamos que sean claros con el productor y le den certezas, porque si no lo que hacemos se pone difícil”.
“No perder por goleada”
La siembra de trigo y otros cereales de invierno se encuentra pronta a comenzar en poco más de un mes, en un contexto donde los precios internacionales se mantienen elevados, pero también tuvieron un fuerte incremento los insumos. Además, a intervención del Gobierno en el mercado del cereal, con la implementación de un fideicomiso y el establecimiento de saldos exportables que ponen límites al comercio exterior del cereal, suman malestar dentro del sector. A esto debe sumarse ahora nuevos factores de intranquilidad para el sector, como lo es la dura interna oficialista.
En este sentido, el presidente de la Asociación Argentina del Trigo (Argentrigo), Miguel Cané, sostuvo que si bien el agricultor está acostumbrado a lidiar con variables imponderables como el clima, “ahora se suma la interna en el Gobierno y la incertidumbre de que pueden aparecer con un ‘martes 13′ de un día para el otro. Es una externalidad que pone a la defensiva al agricultor”.
Para Cané, esta situación pone en riesgo que el productor aproveche un escenario internacional favorable producto de que “no sabe para dónde puede salir el Gobierno” y, a la hora de tomar decisiones, ponga en duda llevar a cabo un planteo “ofensivo” en la búsqueda de captar mayor rentabilidad a uno defensivo “para, por lo menos, mantener el 0 a 0 o no perder por goleada. A esta altura existe un vacío de confianza hacia el Gobierno y es difícil que se componga. Uno es optimista y considera que todo debería ser reversible y tendría que ser con señales contundentes hacia el sector”.
En la misma línea, el especialista en el sector pecuario y director de la consultora Conocimiento Ganadero, Fernando Canosa, sostuvo que hoy “no existe una confianza que nos permita trabajar tranquilos” y asegura que la ganadería “está transitando un camino entre la espada y la pared. Es muy difícil tener confianza cuando permanentemente están al acecho cuestiones como cierres (de exportaciones). Hay diferentes opciones dentro del gobierno y esto no despierta confianza en ninguno de los sectores productivos del país”.
Por último, Canosa sostuvo que si bien existe “escepticismo” en el sector ganadero, también hay una suerte de “cauto optimismo”, no solo por el favorable contexto internacional, sino también porque “da la impresión de que en 2023, venga quien venga (en referencia a las elecciones presidenciales de dicho año) va a tener que hacer algo muy diferente que lo que se está haciendo ahora. Por lo cual, cuando uno invierte en ganadería se entiende que condiciones peores no va a haber, sino que tendrían que ser mejores o iguales”.
Oportunidad
Por su parte, el director de la consultora Fuente Primaria, Tomás Lanusse, que suele realizar mediciones respecto a la imagen del sector, como así también de las instituciones ligadas al agro, entiende que existe una oportunidad que se desprende de esta crisis que vive el oficialismo, pero que no es económica, sino política. “La crisis interna del gobierno de Alberto Fernández no tiene vuelta atrás. Lo que viene es una profundización de la grieta entre albertismo y cristinismo por situaciones políticas, económicas y judiciales. En este escenario el sector agropecuario tiene, nuevamente, una oportunidad para diseñar su estructura política”.
El especialista destacó que “independientemente de las medidas de corto plazo que reclama el sector como bajar las retenciones a las exportaciones, lo que necesita es construir su formato de representación política acorde a las demandas internacionales de alimentos del mundo actual. La industria de la energía y de los alimentos son capaces de traer los dólares que el país necesita, pero con la crisis actual de los partidos políticos sus manos están atadas”.
“El gobierno por un lado, y los partidos políticos por el otro, pierden credibilidad a medida que se deterioran las condiciones económicas. Si por el contrario continúan las divisiones entre productores autoconvocados y entidades gremiales, las posibilidades de éxito de los reclamos del sector son cada vez menores. El campo y la energía tienen los mismos horizontes auspiciosos, podrían trabajar juntos para convocar a los partidos a un cambio de paradigma político”, concluyó Lanusse.
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