A poco más de una semana del “tractorazo” de productores autoconvocados y organizaciones rurales a Plaza de Mayo, el campo sigue analizando lo sucedido y cómo quedó parado el sector de cara a la sociedad y en su relación con el Gobierno nacional y el poder político, pero también en las repercusiones “puertas adentro” del agro. La marcha no fue encabezada por la Mesa de Enlace, sino por sectores inorgánicos e independientes de las históricas instituciones rurales.
La multitudinaria manifestación, que fue acompañada por parte de la sociedad que decidió mostrar su rechazo a las políticas (no solo las agropecuarias) del gobierno de Alberto Fernández, generó un primer impacto que fue no solo una muestra unánime de descontento con la gestión, sino también una adhesión de ciertos sectores productivos y ciudadanos en contra del aumento de la presión fiscal, viejo reclamo del campo que en los últimos tiempos ganó mayor fuerza.
Ahora bien, esta es una demanda a la que ningún productor argentino podría oponerse, por lo cual hay una suerte de unidad en cuanto a los reclamos, no así en los criterios de acción. Por un lado, los productores autoconvocados, rurales del interior del país y algunas organizaciones del sector entienden que el diálogo con el Gobierno es totalmente inconducente y que el oficialismo, sobre todo el kirchnerismo, tiene una mirada poco amistosa para con el sector, por lo cual una de los pocas vías para mostrar su descontento y forzar un cambio de rumbo es a través de la protesta.
Por el otro lado, la dirigencia rural que comanda la Mesa de Enlace, más allá de algunas diferencias circunstanciales entre sus integrantes y hacia el interior de las propias entidades, se apega a su organicidad (su razón de ser) y están convencidos que el camino a seguir, en estos momentos y en esta coyuntura en particular, debe ser institucional, por lo cual apuestan a un trabajo legislativo que dote de leyes al sector dándole previsibilidad, para así evitar los cambios intempestivos y constantes que los eventuales gobiernos suelen plasmar en la política agropecuaria.
No obstante estas diferencias, en el campo aseguran que “no hay una fractura”, aunque se hace evidente la existencia de un malestar recíproco. Esto lo nota el Gobierno nacional, que si bien es obvio que no le atrae una multitud desaprobándolo en las calles, tampoco le molesta este trabajo desarticulado del sector, el cual las denominadas bases inorgánicas deciden manifestarse sin el aval de las cuatro entidades tradicionales del agro. Esta suerte de división puede hacer mella en el poder de negociación que tiene el campo, pero también en su fuerza como tal.
La Mesa de Enlace
La apuesta de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Federación Agraria Argentina (FAA), Sociedad Rural Argentina (SRA) y Coninagro es institucional. Las cuatro entidades están convencidas que la batalla se tiene que dar en el Congreso y que los reclamos del sector se tienen que convertir en leyes. Así lo manifestó a este medio el presidente de CRA, Jorge Chemes, quien aseguró que van a “seguir con la metodología que veníamos planteando, que son las reuniones con los legisladores a nivel nacional, mientras que las mesas de enlace provinciales le estamos pidiendo que hagan lo propio con las legislaturas de los distritos y los gobernadores”.
Chemes hace reparo en la “lentitud” que puede traer aparejada esta estrategia, pero pone el acento en la necesidad de que “los reclamos se tienen que transformar en leyes porque es la única herramienta que puede parar el embate del Poder Ejecutivo. No tengo ningún inconveniente de que si se quieren hacer manifestaciones se hagan, pero lo fundamental es lograr esas leyes porque si no veo muy difícil poder conseguir algún logro solo con una medida de protestas”.
En este sentido, el dirigente rural remarcó que “lamentablemente, y lo digo así porque los objetivos de los autoconvocados son los mismos que los de la Mesa de Enlace, ya pasó más de una semana (de la manifestación) y no hay ninguna respuesta, ningún cambio ni ninguna situación que diga que una protesta va a cambiar el rumbo de lo que estamos viendo. Así que eso es lo que vamos a hacer con la Mesa y le iremos agregando todas las decisiones que nuestros asociados nos digan”.
Por más que Chemes asegura que los objetivos que siguen los organizadores del tractorazo del fin de semana pasado son los mismos que el de las entidades, remarcó que las diferencias se enmarcan en una cuestión de “criterio en cuanto a las acciones a seguir. No digo que haya una ruptura sino que hay diferencia de criterios”, mientras que también consideró que la manifestación fue aprovechada por los políticos “y la transformaron en partidaria”.
Por su parte, el presidente de FAA, Carlos Achetoni, también reforzó la idea de la estrategia parlamentaria, pero agregó la necesidad de que haya una coordinación entre las diferentes vertientes del sector. “El reclamo coincide con el nuestro, no es algo de lo que estamos desconectados. Estamos manejando lo mismo, que debe ser algo que vaya coincidiendo y sumando acciones, o sea, la protesta con un trabajo nuestro en el Legislativo e incluso en el Ejecutivo, a donde estamos llevando nuestras propuestas para que consigamos las herramientas que creemos lógicas para impulsar la producción. En definitiva se está buscando marcar lo mismo, menor presión fiscal y un mayor impulso a la producción”.
“Vamos a seguir con los legisladores que todavía no hemos tenido contacto y vamos a reanudar con aquellos que ya lo hemos tenido en un proceso de intercambio para llevar propuestas. Necesitamos herramientas legislativas para consolidar situaciones y no quede solo en una instancia de reclamo, sino que es un trabajo y un proceso que todos los días se debe ir consolidando y tratar de arribar para llegar a una reforma impositiva fuerte que dé equilibrio”, concluyó Achetoni.
Autoconvocados
Walter Malfatto es un productor autoconvocado de Bragado y uno de los organizadores de la multitudinaria marcha del 23 de abril. Pero también es el presidente de la filial local de Federación Agraria en la mencionada ciudad bonaerense, por lo que sabe cómo funcionan las entidades e, incluso, forma parte de una de ellas y tiene contacto con sus autoridades. Es por eso que considera que tras la ausencia de la Mesa de Enlace “quedó desdibujada” y perdió una oportunidad de ganar poder en las negociaciones con el Gobierno.
“Los estuvimos invitando hasta el día anterior a la marcha. Tenemos 50.000 motivos para manifestarnos, pero no lo entendieron y eso nos llena de dudas, porque tenemos los representantes y no nos representan, sino que estamos haciendo el trabajo de ellos. Creo que le dejamos la mesa servida para que ellos negocien bien, porque fue una apuesta muy grande lo que se hizo en la marcha”, sostuvo Malfatto.
No obstante, el productor de Bragado cree que esta suerte de herida que se abrió dentro del sector “se va a subsanar. No creo que vaya a haber fractura, porque fueron ellos los que quedaron afuera de la marcha. Ahora tenemos que estar más unidos que nunca, pero el momento era el de la manifestación, justamente por la cantidad de gente que hubo”, se lamentó.
A diferencia de lo que entendió la Mesa de Enlace en su momento, Malfatto está convencido de que el Gobierno sintió el impacto de la protesta y que ésta podría generar un cambio en el momento de la toma de decisiones. “Creo que ahora el gobierno, cuando tome una medida, no la va a anunciar. Aquí se generó un corte y si deciden insistir se hará otro tractorazo, porque es lo que tenemos pensado. Cuando salgan con una medida rara, vamos a actuar de vuelta”, sentenció Malfatto.
Otro de los organizadores de la marcha fue el productor cordobés e integrante de la agrupación Campo+Ciudad, Ariel Salvador Plá. El oriundo de la localidad de Pilar considera que todos los “sectores productivos están siendo oprimidos por la presión fiscal y la burocracia” y que ese fue otro de los motivos que hizo que la marcha a Plaza de Mayo sea multitudinaria, ya que permitió “unir a los actores sociales y productivos del país. Eso fue muy exitoso, porque la gente se sumó”.
También para Plá, la marcha tuvo su impacto en el oficialismo, lo cual quedó evidenciado, según él, en “las cuestiones que pasaron después de la movilización, como los actos de vandalismo, con rotura de silobolsas, también notas periodísticas bajándole el precio a la marcha o confundiendo sobre quiénes fueron los organizadores. Fueron personas comunes y corrientes que se organizaron y marcharon a Buenos Aires. Temen a la organización social apartidaria. El mensaje llegó por las reacciones que están habiendo”.
Por último, sostuvo que no hay una fractura en el sector sino que “la gente activa del campo está unida. La reacción de la Mesa de Enlace respondió a una cuestión institucional. pensaron que no era el momento de la movilización pero las bases tuvieron otro termómetro. Siempre tuvieron las puertas abiertas para que se sumaran. De todas maneras, no creo que haya una fractura”.
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