Por motivos económicos y fundamentalmente por una política interna que no genera certidumbre, se podría desaprovechar una nueva oportunidad que ofrece la demanda de trigo, en un contexto de invasión de Rusia a Ucrania, dos de los principales actores del escenario internacional del cereal, que hacen temer una crisis de abastecimiento global el año próximo. En este contexto, son pocos los países que están bien posicionados para cubrir esa demanda, entre ellos se encuentra la Argentina.
De cara a la próxima siembra de trigo, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires presentó su informe de pre-campaña en el cual se proyecta un área de 6,5 millones de hectáreas, una caída interanual de 200 mil hectáreas. Los técnicos de la entidad señalaron en el documento que “con el paso de las semanas se ha ido consolidando una leve tendencia negativa sobre el área que ocuparía el cultivo de trigo durante este nuevo ciclo. Entre los factores que explican la baja se encuentran los aumentos en los costos de insumos, la mejora relativa en los márgenes del cultivo de cebada, y especialmente las políticas domésticas que afectan al cultivo de trigo y la incertidumbre en relación a futuros cambios en las mismas”.
Entre las cuestiones internas, los productores de trigo hacen frente a una intervención del mercado, comandada por un sector del Gobierno que responde a la Vicepresidenta Cristina Kirchner, a través de los volúmenes de equilibrio de las exportaciones y el fideicomiso para subsidiar el precio de la harina con destino a las panaderías, y de esa manera buscar frenar la suba del pan. Son medidas que frenan la inversión por parte de los productores, en un contexto de suba de costos y buenos precios internacionales, los cuales se ubican en niveles históricos.
Se detalla en el informe una serie de aspectos a tener en cuenta, que juegan a favor y en contra para la próxima siembra de trigo: Un escenario climático global en transición de “La Niña Débil” hacia un “Neutral Frío”; elevados costos de insumos claves para el paquete tecnológico aplicado al cultivo; dificultades para el abastecimiento de fertilizantes y combustibles; políticas de derechos de exportación y restricciones comerciales que impactan sobre los precios recibidos y el normal funcionamiento de los mercados; expectativas de nuevos cambios en estas políticas y mayores restricciones; una mayor intención de siembra de cebada, principal competidor del trigo sobre el extremo sur de la región agrícola. Esta intención estaría traccionada por los mayores precios de la cebada, las ventajas que posee este cereal para los planteos de soja de segunda, y las menores expectativas de intervención sobre el cultivo a través de políticas públicas.
Otros factores
Además la proyección privada señaló que hay factores que podrían atemperar la caída del área de siembra de la campaña 2022/2023. Ellos son:
- Un favorable escenario de precios para el trigo y expectativas positivas ante la situación del mercado internacional.
- Buen desempeño del trigo ante escenarios climáticos adversos, con buenos rendimientos recolectados durante el ciclo previo, a pesar del impacto climático de “La Niña” durante el ciclo 2021/22.
- El rol del cultivo en la rotación y los servicios que brinda al sistema productivo.
- La posibilidad de ajustar la inversión en tecnología, gracias a la diversificación en la aplicación de fertilizantes a la siembra o en macollaje, permitiendo de esta forma ajustar dosis en función de la evolución del clima y el potencial del cultivo.
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