El precio de la comida: cada 100 pesos que se pagan por los principales alimentos, $25 son impuestos

Un informe de la Fundación Agropecuaria por el Desarrollo de Argentina señaló que el peso de los tributos en el pan, el litro de leche y la carne

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La inflación sigue siendo el principal problema de los argentinos. En el caso de la carne, hay una alta incidencia de los impuestos en el precio final. EFE/ John G. Mabanglo
La inflación sigue siendo el principal problema de los argentinos. En el caso de la carne, hay una alta incidencia de los impuestos en el precio final. EFE/ John G. Mabanglo

Sin dudas, inflación en los alimentos es el gran problema a solucionar por parte del Gobierno nacional, con intentos que hasta el momento no han dado resultado, ya que el aumento en los precios se agravó en los últimos meses. No obstante, desde el oficialismo se adoptaron ciertas medidas que buscan limitar las subas o, mejor dicho, buscan reducir los valores de las materias primas, a pesar de la poca incidencia de estas en los precios finales, pero nunca se plantearon los funcionarios reducir el componente tributario.

Otra cara del tema es la carga impositiva que tiene la comida de los argentinos. La Fundación Agropecuaria por el Desarrollo de Argentina (FADA), realizó un actualización de su tradicional informe que revela que de cada 100 pesos que se pagan por los principales alimentos, unos $25 son impuestos.

El informe destaca que en la carne vacuna el 28% del precio final son los impuestos de la cadena, mientras que en el pan francés la carga tributaria llega al 23 por ciento. Por su parte, el sachet de leche entera tiene una mochila impositiva del 26% de lo que pagan los consumidores. Además, en estos tres productos analizados es posible ver que 3 de cada 4 pesos de impuestos corresponden a tributos nacionales, en algunos productos incluso más.

El equipo económico de FADA sostuvo que “en momentos donde la inflación se acelera se tiende a discutir los precios, la cadena y los costos, pero en realidad el problema no es de un precio en particular sino del peso en sí mismo, nuestra moneda pierde valor de compra, el problema es mucho más amplio”. En esta línea, la Fundación plantea tres puntos para explicarlo: “Primero que tenemos un profundo déficit fiscal, segundo que esto se financia emitiendo pesos y como tercero se suma la falta de confianza, esta situación se traduce en pesos que cada vez valen menos: eso es la inflación”.

Leche, pan y carne

Teniendo en cuenta esto, se hace indispensable poder hacer un desagregado de los componentes del precio del pan, la carne y la leche para poder entender por qué valen lo que valen estos tres productos emblemáticos para los argentinos. En cuanto al primero, que ocupó el centro de la escena en los medios debido a la decisión del Gobierno nacional de crear un fideicomiso por la suba del precio del trigo como consecuencia de la guerra entre Rusia y Ucrania, se desprende que el cereal solo representa el 13%, el molino el 4%, la panadería el 60% y los impuestos el 23% del precio final.

Esto quiere decir que “del campo a nuestra mesa el precio del trigo se multiplica por 7,5. Para decirlo de otra forma, el consumidor pagó en promedio $202,5 el kilo de pan, de los cuales $47 corresponden a la carga tributaria”, afirma la economista de FADA, Natalia Ariño.

Si se analiza cómo está compuesto ese importe, en el trabajo se detalla que el 63% son costos, el 23% impuestos y el 14% ganancias. De los impuestos que paga la cadena, el 77% son nacionales, 20% provinciales y 3% municipales, mientras que Impuesto a las ganancias e IVA concentran el 70% de los impuestos pagados por la cadena.

Según marcó el trabajo, en las panaderías se da el salto en los precios, ya que “tiene un uso intensivo de mano de obra, costos de servicios y costos de alquiler”. Adicionalmente, las escalas de producción a lo largo de las cadenas son distintas, mientras el trigo y harina se realizan a gran escala, en la panadería se da de una forma más artesanal, por lo que los costos unitarios son mayores. Es por esto que “a lo largo de toda la cadena la mano de obra representa el 34% del precio final, acumulado en gran parte en el sector panadero. Por cada kilo de pan que un consumidor compra, paga $70 de salarios, $47 de impuestos y sólo $26 de trigo”, explican desde FADA.

Por el lado de la carne, si se toma en cuenta un precio promedio de $840 el kilo, se registra que en ese valor la cría representa el 28%, el feedlot 29%, el frigorífico 5%, la carnicería el 10% y los impuestos el 28%, mientras que el maíz representa 11% del precio del kilo de carne al mostrador. Si se analiza por costos, el 60% son costos de la cadena, 11% ganancias y, como ya se dijo, el 28% impuestos, de los cuales el 75% son nacionales, 19% provinciales y el 6% municipales.

Por último, en el caso de la leche, teniendo en cuenta un precio final promedio del sachet de $106,5, el tambo representa el 35%, la industria el 32%, el comercio 7% e impuestos el 26%, destaca el informe. Asimismo, si se separa en cuestiones de costos, el 86% corresponden a costos de producción y 26% a impuestos, mientras que la cadena tiene un 12% de pérdidas.

Los granos, el “mito”

Como se dijo anteriormente, una de las metodologías elegidas por el Gobierno para mitigar la suba de los precios es buscar desacelerar o bajar el precio de las materias primas. No obstante, el informe de FADA detalló que el maíz representa sólo el 16% del precio final de la carne de cerdo, 23% en carne aviar, 11% en carne vacuna y 6% en leche, mientras que el trigo aporta el 13% del precio del pan.

“En el último tiempo, por la guerra Rusia-Ucrania se dio un aumento de granos y erróneamente se desvía la discusión de la inflación hacia ese lado: se asocia el aumento de precios de alimentos a la suba de precios del maíz o trigo, pero esta relación no es la que determina lo que salen los productos. Este estudio demuestra que el impacto es mucho menor al que se cree”, opinó Ariño.

Así, entre febrero y la primera semana de abril, el precio del trigo aumentó un 30% y maíz un 10% y si se toma en cuenta la incidencia que tienen los granos en el precio que paga el consumidor por el pan francés, no debería aumentar más del 4% por “culpa” del trigo o, en el caso del maíz, no debería aumentar más del 1,6% la carne porcina, o el 2,3% la carne aviar, 0,6% la leche y 1,1% la carne bovina.

“Por este motivo, restringir las exportaciones de carne, trigo o maíz, crear un fideicomiso de trigo o subir los derechos de exportación a los granos, son medidas que de ninguna manera reducen la inflación, sólo generan nuevas trabas y menores incentivos a producir. En el largo plazo, lo único que asegura que la carne, la leche o el pan sean baratos es más producción. Que haya más oferta es la única forma genuina para que un producto sea barato”, concluyó el economista jefe de FADA, David Miazzo.

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