El 24 de febrero de este año, hace solo un mes, el presidente de la Federación Rusa, Valdimir Putin, ordenaba la invasión de Ucrania. Este conflicto, que significó la vuelta de la guerra en Europa tras más de 20 años, no solo trastocó la vida de millones de personas en el este del Viejo Continente, sino que también significó un fuerte golpe a la economía y a los mercados mundiales, donde ambos países juegan un papel preponderante en materia energética y agrícola.
Para entender lo que significa para el mundo de los negocios el choque de estas dos potencias agroexportadoras, primero es necesario saber qué papel juegan en cuanto a exportaciones de alimentos. Para solo darse una idea, un informe del Instituto para las Negociaciones Agrícolas Internacionales (INAI) detalló que el 28,5% de los embarques de trigo corresponden a estos dos países, mientras que en maíz es la participación alcanza el 18,7% y en aceite de girasol la friolera del 78,3%. En otras palabras, exportan un tercio del trigo a nivel mundial y más de tres cuartos del aceite de girasol.
Es por eso que cualquier evento que pueda afectar su producción o la logística de sus mercaderías impacta de lleno en los mercados. Y de hecho resultó más que evidente con la altísima volatilidad que le imprimió el conflicto al mercado de granos. Si se tiene el día anterior al comienzo de los enfrentamientos (23 de febrero), el trigo sumó en el mercado de Chicago unos USD 84,42 a su cotización en el mercado de Chicago y pasó de USD 321,88 a USD 406,30 la tonelada. O sea, en solo un mes, el cereal escaló 26,25%, aunque unas semanas superó la barrera de los USD 500 la tonelada.
El maíz también registró un ascenso importante en sus valores: un mes atrás cotizaba en Chicago a USD 269,18, mientras que hoy está en torno a los USD 298,36 la tonelada, lo que implicó un avance de USD 29,20 o un 10,85%. El complejo sojero también tuvo sus alzas, pero más acotadas. De hecho, el producto que más trepó fue el aceite, con una mejora de USD 115,74 (7,42%) en su precio que pasó de USD 1.559,08 en la previa del ataque de Rusia a USD 1.674,82 la tonelada.
“Con el conflicto entre Rusia y Ucrania se sumó un nuevo elemento en una coyuntura que ya se mostraba tirante para las commodities en general, y para las agrícolas en particular”, reflexionó el responsable del Departamento de Análisis de Mercados de la corredora de granos Grassi, Ariel Tejera, quien apuntó que ya antes de la guerra “los alimentos mostraban importantes subas en precios por demanda y limitaciones de oferta”.
Para el especialista dos factores impulsaron los precios antes de la guerra: el primero era que las expectativas del mercado respecto a que se recuperen los stocks estadounidense de granos se “diluía” a medida que avanzaba el tiempo, mientras que la oferta sudamericana se preveía golpeada por la sequía, por lo que la oferta dicho hemisferio contaría con limitaciones.
“En esta coyuntura se detona el conflicto bélico, disparando incertidumbre en los mercados mundiales sobre el futuro del aprovisionamiento de commodities agrícolas desde la región del Mar Negro y ante la posibilidad de involucramiento de otras potencias”, señaló Tejera. En este sentido, hizo hincapié en la escalada de los valores de los granos. “Los precios no tardaron en reaccionar, con subas de 80% para el trigo en menos de dos semanas, y del 15% en el maíz, en Chicago. Hay que considerar que Rusia y Ucrania mantienen una importante participación en el comercio internacional de trigo, maíz y aceite de girasol. Si bien el trigo retrocedió de los máximos alcanzados, continúa muy firme”.
Trigo
Como se dijo anteriormente, el trigo fue el commodity que más subió producto de la guerra, en especial porque Rusia y Ucrania representan el cerca del 30% de su exportación a nivel mundial, a lo que hay que sumarle la cebada, la cual se ubica también en torno a ese porcentaje.
Es por esto que la economista de la Bolsa de Cereales y Productos de Bahía Blanca (BCP), Carolina Volonté, aseguró que “el impacto del conflicto en los cultivos de fina es más que significativo. Solo a modo de ejemplo, sostuvo que si se toma en cuenta que la tonelada del cereal cotiza en torno a los USD 410 en Chicago, “la ganancia interanual ronda el 75% o los USD 180 la tonelada, valores muy significativos”.
De la misma manera, marcó que el mercado local también siguió esta tendencia, con el valor de la mercadería disponible en Bahía Blanca en USD 290 la tonelada, lo que representó un crecimiento del 40% respecto a hace un año, mientras que la posición a cosecha de enero los valores se ubican USD 270 frente a los USD 200 de hace un año.
Sin embargo, Volonté sumó un interrogante más a los efectos actuales del conflicto, como lo son los problemas logísticos y de comercialización producto de la paralización de los puertos en el Mar Negro y de Azov y es si Ucrania se podrá recuperar en el aspecto productivo. “Hay que ver si va a poder sembrar en los próximos meses y en qué proporción podría hacerlo. Ya se está hablando de un 30% menos para las siembras de primavera”.
¿Qué viene?
El porvenir de los precios está sujeto a qué sucederá con la guerra, si la misma seguirá y, en especial, cómo continuará. Sin un panorama que permita pensar que su final se encuentra cerca, sus efectos sobre la economía y los mercados mundiales continúan. Para el director de la consultora Agritrend, Gustavo López, lo que se espera no es muy bueno: “Lo que se prevé es que haya una tasa de crecimiento del PBI mundial bastante más limitada con aumentos en la tasa de interés, fletes y alimentos. Va a haber una altísima volatilidad en el tipo de cambio, lo cual lleva a que haya una reducción del poder adquisitivo de las familias”, proyectó.
Para el especialista, con el conflicto se puede producir a futuro “una fuerte derivación de exportaciones”, ya que “hay que pensar que los embarques salen por el Mar Negro y por el de Azov donde los puertos están cerrados o, incluso, han impactado algunos buques cargueros”. No obstante, considera que “los precios ya han crecido bastante, los cuales ya están en el mercado y este ya ha asumido las restricciones del Hemisferio Sur en cuanto a oferta. Cualquier noticia que surja va a tener un fuerte impacto en el mercado”, remarcó López.
Pero también el analista puso atención en los precios de los fertilizantes y agroquímicos, los cuales hace ya un tiempo que vienen presentado subas en sus valores, pero que con la guerra “van a subir por una cuestión de escasez o de limitación casi total para el año que viene. Los precios ya están en los niveles más altos de los últimos 12 años. Rusia es el segundo mayor productor de fertilizantes nitrogenados y el cuarto de fosfatados, con lo cual el abastecimiento puede alterarse bastante”.
Por último, Tejera sostuvo que lo que suceda en el mercado estará atado, entre otras cosas, “a la posibilidad de que se normalizan los embarques desde los puertos del Mar Negro”, por lo cual “no debe descartarse que continuemos transitando en mercados volátiles. A la vez, comienzan a ponderarse posibles secuelas a mediano plazo, tal como la posibilidad de que en Ucrania se afecte la superficie sembrada con cultivos de primavera, fenómeno que tendrá repercusiones a futuro en la oferta mundial”.
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