Gerardo Bartolomé: la historia del empresario que construyó la principal proveedora de genética en semillas de soja de la Argentina y hoy opera en 15 países

Hasta hace meses presidió el Grupo Don Mario, cargo que ahora ocupa su hijo Ignacio. La empresa se internacionalizó y emplea a más de 1.000 colaboradores. Un caso que sirve de ejemplo para diseñar un negocio en momentos de tanta incertidumbre

Guardar
Gerardo Bartolomé, un ejemplo a seguir.
Gerardo Bartolomé, un ejemplo a seguir.

Todos hablan de él como honesto, respetuoso, humilde, bajo perfil, generoso, audaz y valiente, entre otros adjetivos. Se trata de Gerardo Bartolomé, un empresario que con valores y ética ocupó hasta el pasado 31 de diciembre la presidencia del Grupo Don Mario (GDM). Se trata del semillero, instalado la ciudad bonaerense de Chacabuco, que a nivel local y mundial es el principal proveedor de semillas de soja, y también muy bien posicionado en el mercado de trigo y maíz. Todo de la mano del trabajo en equipo y una alta inversión en investigación y desarrollo.

El último jueves en la sede central de la empresa, Gerardo Bartolomé tuvo su merecido homenaje, rodeado de familiares, amigos y de todos aquellos que contribuyeron a la construcción de esta historia que debería ser ejemplo para los tiempos tan complejos que atraviesa el país.

Tras el paso de Gerardo como referente del Grupo Don Mario, hoy ese espacio lo ocupa su hijo, Ignacio Bartolomé, quien además de contar con una importante formación trae una fuerte impronta en el desarrollo de nuevos negocios con foco en el desarrollo de nuevas tecnologías digitales para el agro. Además asegura la continuidad de los valores de GDM que tanto la distinguen en el mercado, y que ha permitido posicionarse como un grupo innovador con una fuerte impronta apoyada en la ciencia y la tecnología a instancias de Gerardo. Entre algunas de las innovaciones que está introduciendo la empresa en el sector pueden destacarse la edición génica.

A nivel global el Grupo emplea a más de 1.000 personas en todo el mundo, de las cuales el 50% corresponden a los departamentos de investigación y desarrollo. Además, posee 16 estaciones de mejoramiento y más de 700 localidades de testeo y evaluación de variedades. Todos objetivos que se cumplieron y donde fue importante Gerardo Bartolomé para encabezar la transformación de la empresa.

Gerardo Bartolomé nació en Buenos Aires en 1956. Está casado con Marcela y es padre de 5 hijos. En 1980 se graduó de Ingeniero Agrónomo en la Universidad de Buenos Aires. Desde entonces siempre estuvo vinculado con el sector agropecuario. En 1982 fundó Asociados Don Mario junto con otros cuatro socios. La esencia de Don Mario desde sus inicios fue la innovación, la genética y la agronomía aplicada. La palabra “investigación” fue clave en el origen y proyección de la empresa, ya que nació en las ganas de sus fundadores de investigar un cultivo todavía bastante desconocido en estas latitudes. La soja entonces ocupaba cerca de 1.000.000 de hectáreas, nada comparado con las cerca de 17 millones de la actualidad.

Gerardo junto a su hijo Ignacio, hoy ocupando el lugar de líder del Grupo Don Mario.
Gerardo junto a su hijo Ignacio, hoy ocupando el lugar de líder del Grupo Don Mario.

Uno de los responsables de la fundación de Don Mario fue César Belloso, conocido productor agropecuario de Pergamino y uno de los pioneros de Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (AAPRESID). Eran compañeros de facultad con Bartolomé y el primer trabajo que tomaron fue sembrar un lote de 50 hectáreas en Chacabuco, que la madre de Belloso les prestó para hacer los primeros ensayos. Ahí se sumó un tercer agrónomo, Daniel Canova. También fueron importantes en esa primera etapa, José Moya y Leo Butler.

La clave del éxito fue encontrar una genética que funcionó muy bien en la Argentina, donde hasta ese momento abundaba la semilla de Grupo V. Los jóvenes agrónomos comenzaron a importar variedades de Grupos IV, que son más precoces, y con muchas cualidades sanitarias y productivas. La primera variedad fue anotada en 1988 y a mediados de los ´90 comenzaron a realizar ensayos propios.

Esta tarea comenzó por la gran incertidumbre que había en términos agronómicos en torno a la soja. Fue así que Gerardo Bartolomé definió la tarea del Grupo Don Mario como especialistas en el mejoramiento de soja, lo que generó el desarrollo de un equipo de trabajo con la misma pasión que los fundadores. El propio José Moya en un video que se presentó esta semana en la despedida de Gerardo, lo definió como “una persona con una gran capacidad de trabajo y para armar equipos”. Para muchos el legado que deja Bartolomé es un modelo de como la idea de un líder positivo que tiene una visión de expandirse al mundo y capacidad para conducir la empresa, pero también para mantener su relación con la familia y los afectos.

Esa búsqueda de expandir al mundo, está demostrada en lo que sucedió en 1986, cuando en Estados Unidos Bruce Bailley recibió una carta del propio Gerardo. “Fue un vinculo basado en la confianza y que luego se transformó en una amistad”, relató Bailley, quien tras recibir esa nota envió a la Argentina variedades de soja que luego fueron un éxito. “Destaco de él, su ética de trabajo, su compromiso con el negocio y su habilidad para motivar a la gente para ser mejores de lo que pensaban que eran”, agregó.

Expansión

A comienzos de este milenio Don Mario comenzó un fuerte periodo de expansión territorial, primero estableciéndose en Uruguay y Paraguay para en 2003 iniciar un programa de mejoramiento en Brasil. Para hacer todos esos movimientos globales pasó a llamarse GDM.

En Brasil introdujo los grupos de madurez cortos de hábito indeterminado, que no existían en ese territorio. En esos años Brasil experimentó un gran cambio en el uso de recursos genéticos para el desarrollo de variedades, pasando de cultivos de hábito determinado de grupos de madurez largos a cultivos de hábito indeterminado de grupos de madurez más cortos, primero en el sur de Brasil y más recientemente en el Cerrado Brasilero. Esto llevó a un notable incremento en los rendimientos y a una ventana más amplia para la siembra.

Marcela, la esposa de Gerardo. El jueves pasado recibió un merecido reconocimiento por haber estado siempre al lado del empresario.
Marcela, la esposa de Gerardo. El jueves pasado recibió un merecido reconocimiento por haber estado siempre al lado del empresario.

Este acortamiento de los grupos de madurez también permitió que las áreas destinadas a la safrinha de maíz crezcan considerablemente (maíz sembrado después de una soja precoz). De esa forma, Bartolomé también generó una contribución muy importante para la agronomía del cultivo de soja en Brasil. Esto complementado con otras tendencias generó lo que luego se conoció como doble cultivo de verano.

Desde 2007 GDM estableció su propio programa de mejoramiento también en Estados Unidos, el cual hoy cuenta con 4 estaciones de mejoramiento y ofrece al competitivo mercado estadounidense las 5 tecnologías disponibles en los diferentes grupos de madurez utilizados en dicho país. También el grupo está presente en Europa con operaciones en Ucrania y Rusia, y actualmente mira hacia Hungría para establecer una nueva estación experimental y así comenzar a desarrollar un programa de mejoramiento para otras legumbres impulsado por la creciente tendencia a reemplazar carne animal por proteína vegetal.

La mirada de Bartolomé con foco puesto en las nuevas tendencias, en comprenderlas, en entender los desafíos y plantear soluciones desde la agronomía, le permitieron a GDM llegar a posicionar su genética en un tercio de la producción mundial de soja. Fue así que en 2019 la empresa desembarcó con su genética en China. Al día de hoy los ensayos realizados han arrojado excelentes resultados y la compañía avanza ahora hacia una fase de registros comerciales para eventualmente lanzar la genética en dicho mercado.

El aporte a lo académico

A lo largo de estos casi 40 años en el sector, Gerardo Bartolomé también fue Ayudante de Trabajos Prácticos en la Cátedra de Cultivos Industriales en la Universidad de Buenos Aires. Ha sido también Coordinador de Ensayos de Cultivares de Soja en AACREA y Presidente de la Asociación Argentina de Protección de las Obtenciones Vegetales (ARPOV).

Para muchos, el mejor legado que deja Gerardo Bartolomé es su hijo al frente del Grupo.
Para muchos, el mejor legado que deja Gerardo Bartolomé es su hijo al frente del Grupo.

GDM, gracias a la impronta que Bartolomé le imprimió desde su liderazgo, ha tenido siempre un importante vínculo con el sector académico con la mirada puesta en canalizar innovación generada en el ámbito académico y en negocios reales y al mismo tiempo fomentar con estos vínculos la formación de personas. Esta impronta de colaboración con el sector académico se trasladó también a otros países donde GDM tiene operaciones.

El legado

“Los grandes no se retiran”, comentó Obdulio San Martin, quien desde 1990 trabajó junto a Gerardo en Don Mario y hasta hace unos años trabajó como Director General Operativo Latam Sur. También fue un actor central en el crecimiento y posicionamiento de la empresa. “En la vida te terminas acordando del espíritu de esa persona, de lo que hizo y dejó”, agregó.

Antonio Aracre, CEO de la empresa Syngenta, en el homenaje de esta semana consideró que el mejor legado que deja Gerardo es Ignacio, su hijo. “Después de haber construido una empresa como Don Mario donde la empresa y el empresario se confunden en la persona de su fundador, Gerardo Bartolomé. Y el haber tenido la capacidad para planificar, ejecutar el plan de transición entre Gerardo y su hijo, es una prueba que cuando se privilegia ante todo la continuidad de la empresa y su futuro por encima de cuestiones que muchas veces tiene que ver con el ego, que a los duelos de empresas les cuesta desandar”, comentó.

El legado, por sobre todas las cosas, es continuar por la misma senda, donde el valor del trabajo en equipo y la honestidad son las premisas. Un ejemplo a imitar por muchos, en tiempos donde la Argentina necesita muchos Gerardo Bartolomé.

SEGUIR LEYENDO:

Guardar