La siembra de soja y maíz culminó durante la semana con la incorporación de los últimos lotes de tardíos y de segunda. Si bien entre ambos consolidaron un área en niveles históricamente alta, de enntre 23,6 y 24,1 millones de hectáreas, según diferentes estimaciones privadas, la sequía, que en algunos puntos del país persevera, golpeó de lleno en momentos claves del desarrollo de los cultivos y limitó su potencial de rendimiento, por lo que la expansión en la superficie lograda en esta campaña no se reflejará en un incremento de la producción.
Las expectativas de obtener una cosecha gruesa récord fueron malogradas por el clima. De hecho, durante estos meses, cuando las sembradoras seguían trabajando, hubo fuertes recortes de la producción esperada. La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) fue la primera en hacer ajustes de envergadura, restando 9 millones de toneladas a la soja y 8 millones al maíz, por lo que se esperan 40,5 y 48 millones de toneladas respectivamente. La Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), más tarde, recortó en 7 millones de toneladas la proyección del cereal, a 52 millones y en 2 millones la de la oleaginosa, a 42 millones de toneladas.
La situación todavía es compleja en varias zonas del país, ya que las lluvias que se produjeron tras la fuerte sequía, que tuvo su punto más álgido en diciembre y enero acompañada por una ola de calor pocas veces vista, fueron muy heterogéneas, por lo que no se descartan nuevas mermas en lo productivo, sobre todo si durante este mes no aporta agua a los lotes condicionados.
Estado y condición de los cultivos
Según la BCBA en su informe sobre Estado y Condición de los Cultivos (ECC) publicado esta semana, el 17% de la soja sembrada a nivel nacional se encuentra en un estado entre regular a mala, mientras que el 34% atraviesa una situación hídrica entre regular y de sequía. En el caso del maíz, los números son un poco peores: el 25% está en condiciones entre regulares y malas, mientras que el 24% de los lotes presentan déficit hídrico.
Por su parte, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) prevé un escenario peor. En su último informe de la Guía Estratégica del Agro (GEA), estimó que de las 16,1 millones de hectáreas implantadas con soja, 4,5 millones de hectáreas en condiciones regulares y 1,1 millones en mal estado, de las que no llegarían a cosecha 750.000 hectáreas. O sea, el 35% de la soja implantada atraviesa un momento delicado.
Por el lado del maíz, la entidad puso su atención sobre los primeros resultados que arrojó la incipiente recolección del cereal temprano. Según su relevamiento, en algunos la cosecha se “ha adelantado por lo problemas que ha dejado el estrés termo hídrico en la resistencia de las cañas. Los primeros valores recolectados están en torno de los 40 a 60 quintales. No son buenas señales para los guarismos maiceros, pero es necesario esperar que empiece a tomar mayor fuerza la cosecha para evaluar los resultados”.
Crónica de la sequía
Como se dijo, en lo que va de la campaña de granos 2021/22 las expectativas se fueron desmoronando a medida que las lluvias no sucedían y el calor llegaba a marcas poco antes vista, por lo que la palabra “decepción” fue una de las palabras que más se pronunció dentro del sector, más allá de que el campo sabía de que el fenómeno climático de La Niña se iba a hacer presente y que el golpe a los cultivos era una posibilidad sabida.
En este sentido, el Jefe de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de la BCR, Cristián Russo, hizo hincapié en los efectos de la Niña, sobre todo pensando en que el sector, a pesar de esto, esperaba una buena campaña, por lo menos en maíz. “Este ciclo arrancó con altísimas expectativas, con un crecimiento de 600.000 hectáreas en la siembra respecto al año pasado. Además, notamos en esos momentos que el productor, un poco por la pandemia y por otras cuestiones, tuvo un movimiento de inversión que se volcó para producir de manera más intensiva, con mayor calidad. Inclusive los más chicos aplicaron niveles de tecnología en la misma línea que los más grandes”, señaló.
La sequía y las altas temperaturas no solo impactaron el el potencial de rinde de la soja, cuya siembra fue la más pequeña en 15 años. Tampoco se pudieron cumplir las expectativas de implantación, ya que en el Norte del país la falta de lluvias no permitió que se implantaran unas 200.000 hectáreas.
Es por esto que, en un principio, desde la entidad veían como un “horizonte normal” alcanzar las 56 millones de toneladas, pero también creían que era posible tocar las 60 millones de toneladas, aunque “lamentablemente se materializó la cuestión de que es Niña sobre Niña, dos años consecutivos con el mismo fenómeno, lo que genera fuertes impactos en la producción. Hoy con las fichas jugadas, el maíz no tuvo una campaña difícil, sino una peor, lo que generó que hayan caído los rendimientos hasta un 60%, un golpe productivo terrible”.
Por el lado de la soja, el analista de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires (BCBA), Martín López, sostuvo que el clima seco y las altas temperaturas no solo impactaron el el potencial de rinde de la oleaginosa, cuya siembra fue la más pequeña en 15 años, sino que también no se pudieron cumplir las expectativas de implantación, ya que en el norte del país la falta de lluvias no permitieron poder implantar 200.000 hectáreas.
De esta manera, puso de relieve que de las 16,5 millones de hectáreas estipuladas al comienzo de la campaña, se pudieron incorporar 16,3 millones, ya que ¨enero se presentó con bajas reservas hídricas, ya terminándose la ventana de siembra en esa región. Entonces, estas lluvias erráticas sumadas a las temperaturas altas que se dieron en ese mes sobre gran parte del área agrícola afectó por igual a los cuadros de soja y de maíz, aunque en el caso de la soja se agravó por un recorte del área”.
Por último, López sostuvo que lo que suceda durante febrero con las lluvias será clave para el provenir de los cultivos “que están transitando el inicio de los periodos críticos en los planteos tardíos y de segunda, por lo tanto tener buenas temperaturas y buena humedad de perfil son muy necesarios para tener elevados potenciales de rendimientos. Van a ser muy necesarias lluvias importantes en los próximos 15 días para poder sostener la producción en toda el área agrícola”.
La visión de los mercados
Por supuesto que a medida que se iban dando los sucesos en lo productivo, los mercados iban reaccionando. Si bien en un comienzo los precios de la soja se mantuvieron casi estáticos en el mercado local entre los USD 300 y los USD 320 la tonelada antes las excelentes expectativas productivas y de rentabilidad a pesar de las persistencia de La Niña, todo cambió cuando los recortes se hicieron inevitables y la producción sudamericana en su conjunto vio mermar sus perspectivas de cosecha.
Para el gerente de Análisis y Consultoría de FyO, Dante Romano, cuando comenzaron a caer las estimaciones de producción, “los mercados se pusieron muy calientes, porque el problema no solo era argentino, sino que también lo tenía el sur de Brasil y de Paraguay, que en conjunto arrojaron mermas de 25 millones de toneladas”.
“Allí comenzó un rumbo alcista muy fuerte y esto generó una expectativa de hasta dónde podrían llegar los precios, porque de USD 320 nos encontramos con valores de USD 400 la tonelada, que de todas maneras no impulsó mucho la venta de los productores a pesar de que los márgenes son espectaculares”, lo cual despertó cierta preocupación en el analista ya que “estos valores no son duraderos”
Respecto al maíz, indicó que la atención del mercado se posó sobre el impacto de la sequía en el maíz temprano y cuán contundente puede ser el mismo. Por eso, piensa que el precio del commodity “puede ir a cualquier lugar”, pero que “cuando empiece a entrar la cosecha de Brasil y el maíz tardío argentino, que en ambos casos son el 70% del área en ambos países, que es el fuerte de la cosecha sudamericana, la perspectiva del maíz en precios hasta mayo es una y después se vuelve otra. Es por eso que se comercializa más rápido el maíz que la soja, a parte de que se teme que haya intervenciones en el mercado”.
SEGUIR LEYENDO: