La crisis económica en Argentina le pega de lleno al consumo de huevo, donde resigna espacio físico en el changuito del súper por la decisión de compra del consumidor, que privilegia la compra de carne que cuenta con menor carga impositiva. La falta de competitividad que reporta el sector avícola productor de huevos también pesa sobre la falta de un financiamiento adecuado, una nueva estructura impositiva y un tipo de cambio que aliente a la exportación. Sobre el negocio, pesa además el encarecimiento en dólares que reporta el costo de los granos como alimentos.
Este escenario productivo y comercial fue expuesto a Infobae por el presidente de la Cámara Argentina de Productores Avícolas (CAPIA), Javier Prida, para evaluar el estado de situación sectorial al conmemorarse la Semana Mundial del Huevo, desde hoy y hasta este viernes. “Hoy estamos en una situación compleja y difícil: un poco mejor que en el primer semestre de 2021 pero peor que en los últimos doce meses”, expresó Prida, quien recordó que el primer semestre de 2020 fue muy bueno con un buen nivel de ventas previo a que se declarara la pandemia del COVID19. Sin embargo, consignó que “a partir de julio de 2020, las ventas comenzaron a decaer para tocar fondo en abril y mayo de 2021. No vemos en el sector avícola, posibilidad de una recuperación en el corto plazo”, agregó.
Prida manifestó que en Argentina el sector productor de huevos es “dependiente del mercado interno”, ya que allí se destina casi el 97% de la producción en la última década, y el resto es destinado para abastecer al mercado externo. “Sin un mercado interno dinámico y con plata en el bolsillo, estamos complicados, y hoy falta poder adquisitivo. Actualmente el consumidor argentino resigna compras: el que llevaba una docena, hoy lleva en el changuito media docena de huevos”, señaló. El consumo interno durante el 2020 alcanzó un promedio de 305 huevos por habitante mientras que para el presente año, la previsión del sector es que dicho consumo per cápita en la Argentina retroceda a 288 huevos por habitante. La Argentina ocupa el quinto puesto en el ránking mundial de países consumidores de huevo detrás de México (375 per cápita), Japón (333), Rusia (320) y Colombia (312).
Desde el ámbito privado reconocen que la situación a nivel mercado es compleja aún para la producción: actualmente el huevo se vende a menor precio que en 2020, con un maíz que subió al 100% y una soja que subió al 120%. Además Argentina perdió espacio en el mercado mundial: Japón y Rusia, redujeron sus compras de huevos a Argentina a la mitad, y en el caso de México y Colombia, los envíos locales casi cayeron en su totalidad.
Competitividad
El titular de CAPIA reconoció que en los súper o comercios minoristas la opción de compra de proteínas animal como la carne “ganó terreno” en el mediano plazo por un tema vinculado a una cuestión impositiva. “Y esto pese a que el huevo es un alimento barato: un maple pesa un kilo, y vale en promedio $200. Un kilo de carne de pollo o cerdo, se paga a $250 y $400, respectivamente. Y la carne vacuna, varía entre $600 a $700 por kilo”.
Sin embargo y pese a ello, Prida reconoce que por la situación económica por la que atraviesa la Argentina, con un bajo poder adquisitivo en la población, “el huevo no se consume: hay canales de venta de bares, restaurantes y hoteles que no trabajan. Y además tenemos la exportación por el piso. Pese a ello, con la quita de las retenciones para el huevo, se logró pasar de un nivel de exportación del 1,6% que se registró en el 2020 a un 3% actualmente. Hecho que posibilitó la creación de 300 puestos de trabajo”.
Atento a las necesidades que tiene el sector avícola de ganar en competitividad para desarrollar la actividad, Javier Prida reconoció que “con la quita de las retenciones al huevo y la albúmina, las ventas al exterior crecieron un 208% en el primer semestre del presente año. Algo que se debería aplicar para todas las economías regionales”. El sector avícola productor de huevos también reclama financiamiento, en especial para incorporar nueva tecnología y prefinanciar exportaciones, con pagos que se cancelan con plazos de seis meses.
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