Todas las proyecciones hasta la fecha conocidas auguran que el sector agroindustrial finalizará este año con exportaciones récord, acrecentando su peso en la economía nacional. Pero si se empieza a desglosar la realidad de los diferentes complejos que componen el amplio abanico de las actividades agropecuarias, las referidas a la ganadería posiblemente no tengan su mejor año en el frente externo.
Una de ellas es el sector avícola, que en 2020 fue duramente golpeado por la pandemia y que este año está siendo afectado por los costos asociados a la exportación y por el peso de las retenciones. Según datos aportados por el presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), Roberto Domenech, entre enero y agosto de este año las exportaciones muestran una caída interanual cercana al 8,3% en volumen y del 4,5% en valor.
En rigor, en el acumulado al octavo mes del año se llevan despachadas 154.000 toneladas por USD 209 millones. Esto quiere decir que se embarcaron 14.000 toneladas menos por USD 10 millones que en el mismo período de 2020. Si bien esta baja es importante, la verdadera magnitud del desplome del sector en el frente externo se puede observar comparando los datos de enero-agosto de 2019: hace solo dos años Argentina exportaba 275.000 toneladas.
“Nosotros ya en 2020 habíamos abortado el crecimiento previsto para 2021. Calculábamos que íbamos a tener un crecimiento del orden de 25.000 toneladas por año durante los próximos cinco, pero la realidad es que tuvimos que desarmar todo y adecuarnos a lo que terminamos vendiendo. Este año estamos con algo menos todavía, porque los mercados no están predispuestos para con nosotros. Entendemos que podría estabilizarse (en lo que queda del año) porque Brasil ha empezado a aumentar los precios”, explicó Domenech.
De todas maneras, no solo se debe a una cuestión de demanda internacional o una cuestión de precios, sino que también el costo de exportación que tiene Argentina, sumado a la presión fiscal existente hicieron que “por el momento se haya preferido priorizar el mercado interno por todas las problemáticas que hay. En este momento el costo que hay para salir del frigorífico y poner el contenedor al costado del barco para la carga en de USD 86,58. Ese fobbing significa entre el 5% y el 6,5% del valor del producto”.
Domenech calificó de “monumentalmente caro” este costo para el sector avícola argentino, sobre todo si se toma en cuenta que en Brasil el fobbing desciende hasta el 50%. A esto hay que sumarle las retenciones del 9% que pesan sobre la actividad, sumado a que el equivalente en pesos del dólar exportador se ubica en $ 91, mientras que los dólares para atesorar, por ejemplo, cotizan por encima de los $170. “Entonces elegimos el mercado interno hasta que la economía macro tome un rumbo y sepamos con qué nos podemos manejar”, sostuvo el empresario, quien aseguró que hay empresas pertenecientes a la cámara que decidieron exportar un 30% menos.
Retenciones y mercado interno
Ante este panorama, desde CEPA, según relató su presidente, le “plantearon” al Gobierno nacional “de qué manera se podrían bajar los derechos de exportación que realmente son tremendos para un producto que internacionalmente es como en Argentina: es la más barata que hay. Pero, por el momento, (el Ministerio de) Economía no está dispuesto a hacer ninguna concesión. Nosotros no pedimos un tratamiento preferencial o especial. Si logran entender que para nosotros es muy importante perder USD 80 millones de facturación y que, por otro lado, creemos que USD 80 millones no deja de ser una ayuda para el ingreso de dólares para el país. Pero consideran que de todas maneras es más complicado bajar o adecuar un derechos de exportación”, explicó Domenech.
Es por esto que considera que a las empresas del sector “no les queda otra alternativa que el mercado interno”, aunque, al mismo tiempo, afirma que el mismo “está en un techo de consumo con 47 kilos por habitante por año, uno de los consumos más altos del mundo, pero que tampoco podemos pensar que el argentino te va a comer 52 o 55 kilos. Si vamos a crecer en consumo, lo vamos a algo de 500 gramos por año”.
Respecto a los precios, indicó que el mercado local “está estabilizado, con algunas subas o bajas, en este caso acompañando la baja del maíz y la soja. Pero tenemos un techo que es el bolsillo de la gente. O sea, si produjera un 25% menos no se vendería más caro porque la gente no tiene plata para comprarlo” y en este punto detalló la diferencia en los valores que mantiene el pollo con la carne vacuna: “con lo que se compra un kilo de asado, se compran dos kilos de suprema, o 3 kilos de pollo, o 4 kilos de pata y muslo o 5 o 6 kilos de alitas. Tomamos desde el que no tiene más que para comprar un producto de 150 pesos el kilo hasta el que va a 400 pesos por kilo”.
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