El ex ministro de Economía, Domingo Cavallo, criticó con dureza el manejo del tipo de cambio en el contexto del actual programa económico, señalando que el Peso está “apreciado de manera exagerada” en aproximadamente un 20%. Esta situación, según el economista, recuerda los escenarios vividos en los años finales de la convertibilidad, marcados por una recesión profunda que derivó en una crisis económica e institucional.
En un análisis publicado en su blog personal, Cavallo vinculó esta apreciación del tipo de cambio real con el manejo por parte del Banco Central de los tipos de cambio oficiales y financieros, bajo un esquema de fuertes restricciones para el movimiento de capitales. Este proceso habría permitido una desinflación más rápida de lo esperado, pero a costa de afectar la competitividad de sectores productivos clave, como el agropecuario, el industrial y el exportador en general.
“La apreciación real del Peso crea preocupación entre productores agropecuarios, exportadores y empresas que compiten con importaciones”, afirmó Cavallo, destacando los efectos negativos que esta situación podría tener sobre la balanza comercial y las cuentas fiscales.
Comparación con la convertibilidad
Cavallo utilizó una serie de indicadores históricos para analizar el comportamiento actual del tipo de cambio real, destacando que a fines de diciembre de 2024 este indicador se ubicó en niveles similares a los registrados durante los primeros años del esquema de convertibilidad en los años 90. Sin embargo, advirtió que existen diferencias clave respecto a ese período, como el impacto de las retenciones a las exportaciones y los costos impositivos indirectos, que hoy son significativamente más altos.
Además, señaló que la reciente devaluación del real brasileño amplifica el problema. Según datos del economista Alberto Cavallo, Argentina es un 19% más cara que Brasil en dólares para una canasta de bienes similares, lo que pone en evidencia una pérdida de competitividad regional.
“Es razonable concluir que existe una apreciación real exagerada del Peso”, expresó Cavallo, comparando esta situación con la que existió en los últimos tres años de la convertibilidad. Esa apreciación, explicó, contribuyó a una deflación que transformó la recesión iniciada en 1998 en una depresión económica que debilitó el crédito internacional y estimuló la fuga de capitales.
Críticas a los argumentos oficiales
Cavallo desestimó la explicación del presidente Javier Milei, quien argumentó que el contexto actual es diferente porque no existe un déficit fiscal significativo que demande emisión de pesos o endeudamiento. Según el ex ministro, esta interpretación no tiene sustento en los datos históricos.
“El argumento de que la recesión del período 1999-2001 se debió a déficits fiscales no es válido. Hasta 1998 no existió déficit fiscal significativo, y hubo superávit fiscal primario en esos años”, afirmó Cavallo. Asimismo, recordó que el aumento del gasto público de las provincias a partir de 1997, financiado con deuda a altas tasas de interés, estuvo más relacionado con la pérdida de competitividad que con la evolución de las cuentas fiscales.
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El economista también destacó que en 2001, incluso incluyendo el incremento de los intereses de la deuda pública, el gasto público total representaba menos del 30% del PBI, mientras que hoy supera el 35%.
Consecuencias económicas y recomendaciones
Cavallo identificó tres efectos concretos derivados de la apreciación del Peso. Primero, un aumento de las importaciones de bienes finales, que afecta a la producción nacional. Segundo, un desincentivo a la producción de bienes exportables, tanto en el sector agropecuario como en la industria y los servicios. Tercero, un deterioro de la balanza de pagos, que complica al Tesoro en la adquisición de dólares para cumplir con los compromisos externos.
Ante este panorama, el ex ministro propuso la eliminación temprana de las restricciones cambiarias, comenzando con las financieras y avanzando hacia una reunificación cambiaria en no más de tres meses. Según Cavallo, esto permitiría fijar un tipo de cambio nominal que estimule el ingreso de capitales, necesarios para que el Banco Central pueda adquirir dólares y atender los pagos de intereses de la deuda.
“Un salto cambiario no tendría por qué interrumpir el proceso de desinflación”, aseguró Cavallo, aunque reconoció que el equipo económico parece haber optado por postergar esta medida hasta después de las negociaciones con el FMI y la obtención de fondos adicionales.
Paliativos temporales y contexto electoral
En caso de no avanzar con la eliminación de las restricciones, Cavallo sugirió algunas medidas paliativas para mitigar los efectos negativos de la apreciación cambiaria. Estas incluyen la reducción de las retenciones a las exportaciones, el aumento de los reembolsos impositivos a las exportaciones industriales y una reducción transitoria de los aportes patronales jubilatorios.
Cavallo destacó que estas políticas, si bien tendrían un costo fiscal inicial, generarían un efecto anti recesivo que compensaría el impacto. Sin embargo, advirtió que cualquier decisión económica estará condicionada por su impacto electoral de cara a las elecciones de octubre.
“Es natural que las decisiones se adopten considerando su efecto sobre el resultado electoral”, indicó Cavallo, remarcando la importancia del apoyo popular para consolidar las reformas económicas promovidas por el gobierno de Javier Milei.