La baja del riesgo país y el esperado regreso de la Argentina a los mercados tendrán que superar un escollo no menor: la continuidad de las tasas altas en Estados Unidos, ante el temor de los inversores de un mayor déficit fiscal y de las consiguientes dificultades para que se siga bajando la inflación en ese país.
Si a lo largo de 2025 este escenario persiste, será más difícil que los bonos argentinos mantengan su racha alcista y que el riesgo país tenga una baja significativa. Ambos fenómenos están entrelazados y deberían darse para que Argentina pueda recuperar el acceso al financiamiento voluntario de los mercados internacionales.
La Reserva Federal norteamericana bajó ya un punto entero las tasas de corto plazo, que quedaron en el rango de 4,25%-4,50% anual. Sin embargo, el rendimiento de los bonos norteamericanos se mantiene por encima de la zona de 4,50%, lo que sigue representando un rendimiento relativamente alto. El mensaje de los inversores es que no esperan que el proceso desinflación se dé con la velocidad esperada una vez que asuma Donald Trump, dentro de apenas 20 días.
Por ahora el escenario es incierto. El futuro presidente de Estados Unidos había prometido un aumento de los aranceles a productos importados (especialmente de China), lo que para algunos provocará un salto de una vez en la inflación.
Por otra parte, también hizo campaña hablando de rebaja de impuestos, algo que redundaría en un mayor déficit fiscal que ya está en niveles muy elevados. Esto también podría generar una mayor presión sobre los precios.
Para la Argentina, el escenario de tasas más altas que lo esperado en Estados Unidos representa un riesgo. Por un lado, porque los inversores le escapan a activos de riesgo, como es el caso de los bonos de países emergentes.
Pero al mismo tiempo, el Gobierno tiene la intención de colocar deuda en el transcurso del próximo semestre y, frente a este panorama norteamericano, sería un poco más difícil lograr el objetivo. El riesgo país, que actualmente se ubica en niveles de 635 puntos básicos, debería caer mucho más para que la Argentina pueda lograr financiamiento en el exterior a tasas razonables.
Con tasas que en el exterior se mantienen arriba del 4%, el Gobierno precisaría emitir bonos a un riesgo país no mayor a 400 ó 450 puntos básicos. Se trata de un objetivo factible, pero que al mismo tiempo demandará mucho trabajo adicional para convencer a los inversores.
La fase 3 del plan de Milei
La fase 3 del plan económico, que según el Banco Central comenzará dentro de muy poco tiempo, tiene dentro de sus objetivos la posibilidad de reabrir los mercados financieros para la colocación de deuda. Esta emisión de bonos permitiría hacer frente a los vencimientos previstos en julio, en torno a USD 4.500 millones.
La posibilidad de colocar deuda no es la única fuente de financiamiento en la que está pensando el equipo económico. También avanzan las negociaciones con el FMI y se espera que en el primer trimestre llegue el acuerdo. Lo que todavía no está claro es cuál será el desembolso de parte del organismo, teniendo en cuenta que el Gobierno siempre habló de una cifra no inferior a los USD 10.000 millones, que aún está en duda.
Otra de las opciones es acceder a un préstamo de bancos internacionales bajo el mecanismo de “repo”, es decir, entregando bonos como garantía hasta la devolución de capital.
Estas últimas opciones cobran mayor relevancia en la medida que al Gobierno le cueste recuperar el acceso a los mercados voluntarios de deuda. Si las tasas en Estados Unidos permanecen más altas que lo esperado por algún tiempo, entonces esta opción podría quedar demorada hasta que vuelvan a soplar los vientos de cola que tanto precisan los países emergentes, incluyendo ahora a la Argentina.