La economía argentina atravesó un 2024 particular, con rápida transición de un país que estaba “barato” en dólares o otro que se encareció debido al “súper peso”, que se devaluó a una tasa claramente inferior a la de la inflación. En el mismo sentido, un dólar que en todas las franjas de mercado no subió más de 30% anual, sufrió una dramática pérdida de capacidad de compra en la economía doméstica.
El tipo de cambio oficial, en 1.031 pesos, aumenta en 2024 unos $222,55 o 27,5% desde los $808,45 de fin del año pasado, contra una inflación de 120 por ciento. Esto significa que la inflación en dólares fue de 72,5% o, lo que es lo mismo, la pérdida de poder adquisitivo del dólar fue de 42% en el año.
Respecto del dólar libre, la tendencia fue aún más pronunciada. A 1.215 pesos, exhibe una suba de 175 pesos o solo 18,5%: la pérdida de poder de compra del billete atesorado fue de 46,1%, con una inflación en dólar “blue” de 85,8% a lo largo de 2024.
¿Será el 2025 un año de deflación en dólares?
Tras una histórica devaluación aplicada el 13 de diciembre de 2023, el gobierno de Javier Milei mantuvo al tipo de cambio regulado sin sobresaltos, en el sendero de crawling peg del 2% mensual, que en base a la desinflación, tasas reales positivas y también la intervención directa con venta de reservas contra bonos, fue acompañado por las cotizaciones alternativas. Para 2025 hay cuatro indicadores a seguir de cerca:
- Reacomodamiento de precios relativos. En este aspecto, es de esperar que una mayor apertura a importaciones, las compras online de productos extranjeros por courier e, incluso, un incremento del turismo de argentinos en el exterior, permita el ingreso de mercadería a precio más accesible que la que hoy hay en la economía doméstica. Con más competencia los precios de los bienes y servicios locales debería tender a caer en dólares y alinearse con los internacionales.
- Desinflación y baja de impuestos. La mejora de competitividad local con recorte de impuestos -la eliminación del impuesto PAIS este mes fue ejemplo de ello- en complemento con una inflación estabilizada permite suponer que muchos precios de la economía podrían fijarse en el nivel actual en pesos y en algunos casos reducirse. Eventualmente, cualquier evolución positiva para el tipo de cambio para el año próximo -se habla de un crawling peg del 1% mensual- representaría una “deflación en dólares”.
- Fortalecimiento global del dólar. La Fed (Reserva Federal de los EEUU) comunicó este mes que podría reducir el ritmo de recorte de tasa de interés previsto para 2025 -dos recortes en lugar de cuatro-, un cambio de estrategia que no había sido contemplado por los agentes del mercado, en coincidencia de lo que será el inicio de la nueva gestión presidencial del republicano Donald Trump -asumirá el 20 de enero-. Un dólar más fuerte influirá como presión bajista en los precios internacionales de las commodities que Argentina exporta -foco en agro y energía-. Desde esta perspectiva, podría darse en la economía doméstica una suba del tipo de cambio por encima de la tasa de inflación el año próximo.
- Devaluación del real. En relación a lo anterior, las economías emergentes vieron una reciente caída de la paridad de sus monedas respecto del dólar norteamericano. El caso de Brasil fue el más dramático, pues la presión bajista del real tiene origen en un monumental déficit fiscal del gobierno de Lula da Silva, del orden del 10% del PBI. En 2024 el dólar en Brasil se encareció 27%, a un récord de 6,15 reales. Dada una inflación en el país vecino de 4,6% anual, hubo una deflación en dólares de 22,4 por ciento. Como Brasil es el principal socio comercial de la Argentina, la devaluación del país vecino también condiciona el futuro de “apreciación” del peso, dada la estrecha interrelación entre ambas economías.
¿Qué opinan los analistas?
Un informe de GMA Capital consignó que “la depreciación de la moneda de nuestro principal socio comercial, sumado a la apreciación cambiaria local se conjugaron en un combo nocivo. Las condiciones externas que enfrentará Argentina en el próximo año podrían ser más ácidas que las que esperábamos hace unos meses, con un tipo de cambio real -proxy de la competitividad precio de la economía- en mínimos”. Con un eventual acuerdo con el FMI, la economía argentina debería “transitar un 2025 en el que podría haber menos dólares comerciales, pero más divisas por el canal financiero sin que esto implique una rápida salida del cepo ni regresar a los mercados voluntarios de deuda”.
“El mercado espera que Trump acelere la economía norteamericana, con lo que la baja de tasas que siguió sucediendo pasó a segundo plano, ahora el dólar se fortalece. Pero, además, no sólo recrudecieron los conflictos entre Rusia-Ucrania, Israel-Palestina, sino que se sumó Siria y ahora problemas políticos serios en Corea del Sur. Los capitales volaron a refugiarse en el dólar, y esto es negativo para los commodities”, comentó Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral. La tonelada de soja es operada debajo de USD 350 en el Mercado de Chicago, menos de la mitad de sus valores récord y en mínimos desde la pandemia de 2020.
“En la reunión del 18 de diciembre, el FOMC (sigla en inglés de Comité Federal de Mercado Abierto de la Fed) convalidó las expectativas del mercado en cuanto a reducir en 25 puntos básicos su tasa de política monetaria y en reducir la magnitud del recorte para el 2025 a sólo 50 puntos básicos, pero sorprendió con sus proyecciones para 2026 y 2027, enviando un mensaje hawkish (política monetaria agresiva) al mercado. No obstante, volvió a transmitir que se mantendrá un enfoque basado en los nuevos datos que se vayan publicando y que las decisiones se tomarán reunión por reunión, subrayaron desde el Grupo IEB (Invertir en Bolsa).
En cuanto a la visión local, los analistas de Portfolio Personal Inversiones observaron que el 9 de diciembre el “contado con liqui” en los $1.067 marcó un “mínimo real desde mediados de junio 2017, ajustado por Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral, o desde junio 2018 ajustado por Índice de Tipo de Cambio Real Bilateral con Estados Unidos”. A partir de entonces, los dólares bursátiles rebotaron un 10%.
“En consecuencia, la brecha cambiaria entre el ‘contado con liquidación’ y el oficial casi se triplicó desde el mínimo de la gestión Milei de 4,9% a 13,1% al cierre del viernes pasado. La brecha entre el dólar exportador y el oficial se amplió de 1,1% a 2,6%, lo que le devolvió atractivo en el margen al blend. En tanto, la brecha entre el dólar importador que contempla el costo de cobertura en ROFEX y el oficial aumentó de 2,4% a 2,7%”, a la vez que enl la plaza de bonos soberanos los “volúmenes sugieren que el BCRA habría vuelto a ‘marcar la cancha’, tras no intervenir en noviembre y en los primeros diez días de diciembre”, explicaron desde Portfolio Personal.