La última foto del año en términos de indicadores sociales muestra que el impacto de la devaluación, el pico inflacionario y la recesión fue inmediato en la pobreza y tuvo algún rezago en los índices laborales. La secuencia fue de una mejora en el segundo semestre por la baja de la inflación y una canasta alimentaria que aumentó menos que el IPC. En términos de empleo la economía todavía no recuperaron todos los puestos de trabajo perdidos en el proceso.
La pobreza tuvo un último dato “oficial” antes de fin de año, por fuera de los informes semestrales del Indec. Pero la actualización más reciente de la incidencia de la pobreza se dio a conocer en septiembre. La pobreza avanzó hasta 52,9% en el primer semestre del año y así alcanzaba a 24,9 millones de personas en todo el país.
Implicó una suba de 11,2 puntos porcentuales respecto al cierre del año pasado, que había sido de 41,7% en el momento del cambio de Gobierno y de 12,8 puntos en comparación con un año atrás, cuando había sido de 40,1 por ciento.
Los datos oficiales difundidos por el organismo estadístico mostraban a esa altura del año un empeoramiento en la tasa de indigencia. El 18,1% de la población del país no lograba cubrir las necesidades alimentarias básicas, lo que equivale a 8,5 millones de personas. Este porcentaje representó un incremento respecto a los índices anteriores: seis meses atrás era del 12% y hace un año, del 9,3 por ciento.
El primer semestre del año estuvo marcado por una aceleración inicial de la inflación, que alcanzó un ritmo de aumento de precios cercano al 4% mensual desde mayo y que se fue desacelerando luego hasta el 2,4% en noviembre. En este contexto, el poder adquisitivo de los salarios sufrió una caída significativa, pero empezó a recuperar terreno conforme la inflación desaceleró, aunque sin compensar del todo las pérdidas acumuladas en el último año.
En marzo se conocerá el indicador de fines de este año. Por lo pronto, un informe nuevo hecho por el Ministerio de Capital Humano señaló que, en el tercer trimestre del año, la pobreza disminuyó al 38,9%, atribuyó esta baja a la desaceleración de la inflación y al refuerzo de programas sociales como la Asignación Universal por Hijo (AUH). El cálculo fue realizado por el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, dependiente de la cartera encabezada por Sandra Pettovello y se basó en los datos trimestrales publicados por el Indec.
“Gracias a la implementación de políticas económicas que han contribuido a reducir la inflación y estabilizar la economía, la pobreza continúa descendiendo en el año, tras haber pasado del 54,8% en el primer trimestre al 51% en el segundo, con una proyección del 38,9% para el tercero. Asimismo, el CNCPS estima que la indigencia se ubicó en 8,6% durante este período, luego de registrar 20,2% en el primer trimestre y 16% en el segundo”, según un comunicado oficial. El Gobierno adelantó así que la última parte del año tendrá un índice de pobreza mucho menor al de la peor parte de 2024.
Con los mismos datos en al mano, un informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) analizó los mismos microdatos del Indec y llegó a conclusiones similares. “La población en situación de pobreza se encuentra en valores similares al tercer trimestre de 2023 (38,6% en 2023 y 38,9% en 2024)”, señaló Agustín Salvia, director del observatorio. “Esta drástica disminución responde, principalmente, a la desaceleración del aumento de precios y al incremento relativo de la capacidad de compra de los ingresos laborales de los sectores medios”, explicó el sociólogo.
La ministra Pettovello anticipó en los últimos días, además, que su cartera prepara un índice nuevo, complementario al del Indec, para ser publicado con cierta periodicidad y que tome en consideración otros elementos además de los ingresos monetarios de los hogares. Ante una consulta de Infobae, desde Capital Humano no dieron precisiones sobre qué alcance tendrá el indicador en cuestión, pero en rigor ya existe un índice alternativo que elabora ese Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales.
Se trata de una medición iniciada y luego discontinuada durante el gobierno de Alberto Fernández y que se denomina índice de pobreza multidimensional (IPM). Toma como criterios el acceso a vivienda, hábitat y servicios básicos, educación, empleo y protección social y salud. Tiene como foco una perspectiva de derechos más que de ingresos económicos mensuales de un hogar. Es, para resumirlo de otra forma, una medición de pobreza estructural más allá del costo de la canasta básica.
“Se inscribe en la necesidad que varios países expresan de complementar la medición de la pobreza desde el ingreso como único componente o dimensión y dar cuenta de la diversidad de situaciones que la misma asume”, definió el Consejo que realizó la medición en el último informe elaborado y publicado, con cifras hasta el segundo semestre de 2023. “El IPM permite realizar un análisis basado en múltiples dimensiones dando cuenta de una realidad social compleja. Esta perspectiva permite sintetizar las características de las condiciones de vida de las personas y familias vulneradas en sus derechos y así incidir de una manera más apropiada en la toma de decisiones sobre políticas públicas”, definieron.
Lo que intenta dilucidar la pobreza multidimensional es cómo es la situación en las familias respecto a “precariedad de los materiales de la vivienda, hacinamiento, tenencia insegura de la vivienda, condiciones sanitarias deficientes, ubicación de la vivienda en zona vulnerable, inasistencia a un establecimiento educativo en las edades obligatorias, rezago escolar de los asistentes, logro educativo insuficiente, dificultades para acceder al empleo remunerado, precariedad laboral de los trabajadores, déficit de cobertura previsional de los adultos mayores y ausencia de doble cobertura de salud (obra social o prepaga)”, enumeraron.
Los últimos números muestran que la pobreza multidimensional excluyendo el factor monetario alcanzaba en ese momento al 44,3% de la población. A través de un método integrado, Capital Humano midió cuál es la pobreza total entre la monetaria y la multidimensional, de manera combinada, y en ese caso el porcentaje sube a 55,4 por ciento. Dicho de otra forma, esa proporción de la población tuvo problemas de acceso a algunas de las dimensiones analizadas o bien a ingresos suficientes para adquirir una canasta básica. En enero podría tener lugar una actualización hacia el primer semestre de 2024, aseguraron fuentes oficiales a Infobae.
El informe fue iniciado durante el gobierno del Frente de Todos y tuvo una última actualización en el primer semestre de 2021, cuando arrojó una cifra a nivel nacional de 44,6 por ciento. Desde el organismo aseguraron en ese momento que dejó de ser publicado porque su metodología fue puesta a revisión, ya que sus resultados “no se mueven significativamente” a lo largo de la medición.
En términos de desempleo, los últimos datos oficiales mostraron una realidad por la cual no hubo un incremento muy marcado en la tasa de desocupación, pero también que la economía está lejos de poder mostrar que recuperó todos los puestos de trabajo perdidos durante la parte más dura de la recesión.
“En el tercer trimestre de 2024 la desocupación (6,9%) dejó de subir en comparación con el trimestre anterior, pero fue más elevada que un año atrás (5,7%)”, explicó por su parte un informe de C-P Consultores.
En una radiografía del mercado laboral actual, esa consultora estimó que la interrupción del aumento del desempleo “se dio en el marco de un empeoramiento en la calidad en las ocupaciones”.
“En este sentido, durante el último año mientras cayó 1 punto porcentual la participación de los asalariados registrados en la tasa de empleo, creció 0,7 puntos la de los cuentapropistas”, consideraron.
También analizaron la última información disponible de la Secretaría de Empleo, que a través del informe SIPA da cuenta de la cantidad de puestos de trabajo registrados existentes. “En los últimos meses el trabajo registrado rompió la tendencia decreciente, particularmente dentro de los asalariados privados (que venían cayendo desde agosto del 2023)”, aseguraron. “Sin embargo, esta mejora se encuentra muy lejos de recuperar lo perdido: de los 178.000 puestos que cayeron entre agosto del 2023 y julio del 2024, estos dos meses tan solo se recuperaron 13.000″, midieron en base a esos datos oficiales.
Y específicamente los correspondientes al sector privado, los especialistas midieron que crecieron por segundo mes consecutivo, y sumaron casi 10.000 trabajadores, (4.600 correspondieron a comercio). “A pesar de esta mejora, la comparación interanual en septiembre muestra 150.000 puestos de trabajo menos - más de la mitad explicados por la construcción-”, concluyeron.