Son cada vez más los sectores que advierten por el impacto negativo que tiene la apreciación del peso que se vivió este año para el turismo en la Argentina. El Gobierno mantiene el debate con algunos economistas que se preguntan si el dólar barato llegó para quedarse, ante una oleada de argentinos que eligen vacacionar en el exterior.
“La crisis económica de Argentina impulsó un auge turístico el año pasado, a medida que los precios baratos de la carne, el vino y las compras atraían a los extranjeros, pero la rápida apreciación del peso bajo el gobierno del presidente libertario Javier Milei ahora está disuadiendo a algunos visitantes y enviando incluso a los locales a buscar ofertas en el exterior”, señaló el medio británico Financial Times en un artículo reciente.
Según datos del Indec que se publicaron la semana pasada, el número de turistas que pasan al menos una noche en el país cayó un 20,2% en los seis meses hasta noviembre en comparación con el mismo período de 2023, mientras que el número de residentes argentinos que salen aumentó un 37,7%. El turismo, una de las industrias de más rápido crecimiento, representó el 8,8 por ciento del PIB en 2023.
El artículo de Financial Times resalta que el peso argentino se ha apreciado más del 40% frente a las monedas de sus socios comerciales este año en términos reales, ya que la inflación de tres dígitos del país elevó los precios en pesos y Milei mantuvo el tipo de cambio oficial prácticamente estable.
“Como resultado, Argentina se ha vuelto cada vez más cara para los visitantes, revirtiendo la situación del año pasado cuando las políticas del gobierno izquierdista anterior dieron como resultado una rápida depreciación del peso en el mercado negro, diezmando el poder adquisitivo de los argentinos pero creando ofertas baratas para los tenedores de moneda extranjera”, señaló el medio británico.
Amilcar Collante, profesor de economía de la Universidad Nacional de La Plata, explicó que esta volatilidad es característica de una economía que aún no ha alcanzado la estabilidad de sus países vecinos. “Un año estamos caros, otro año estamos baratos”, señaló, subrayando que el turismo es uno de los sectores más sensibles a estos cambios.
El impacto de la apreciación del peso ha sido especialmente evidente en los turistas provenientes de países latinoamericanos. Según Financial Times, las visitas de residentes de Uruguay, Bolivia y Chile disminuyeron un 50,9 %, 33,4% y 28,3 %, respectivamente, en noviembre de 2024 en comparación con el mismo mes del año anterior. Este descenso se atribuye, en parte, a la reducción de los viajes de un día realizados por ciudadanos de estos países para adquirir bienes como combustible y alimentos, que anteriormente eran más económicos en Argentina.
En contraste, el número de visitantes de Estados Unidos y Canadá cayó solo un 11,5% en noviembre, mientras que la llegada de europeos aumentó un 3,5 % en el mismo período. Esto sugiere que los turistas de regiones más distantes han sido menos sensibles al aumento de precios en comparación con los vecinos latinoamericanos.
Por otro lado, los argentinos han comenzado a buscar oportunidades en el extranjero. El número de excursiones de un día realizadas por residentes argentinos a países vecinos se duplicó en noviembre de 2024 respecto al mismo mes del año anterior. Además, los viajes a Brasil aumentaron un 19,4%, beneficiándose de la depreciación del real brasileño, que perdió más de una quinta parte de su valor frente al dólar durante el año.
La caída en el turismo también se refleja en la ocupación hotelera. Según los datos oficiales citados por Financial Times, la ocupación en los hoteles argentinos disminuyó un 16,2% en los seis meses previos a octubre de 2024 en comparación con el mismo período de 2023. En regiones como Cuyo, conocida por su producción vitivinícola, la ocupación cayó un 22,6% en octubre.
Brenda Buchanan, gerente general de la cadena de hoteles boutique Villa Vicuña, señaló que las reservas para enero en su sucursal de Cafayate, en el norte del país, apuntaban a una ocupación significativamente menor que el 8% registrado el año pasado. Sin embargo, expresó su esperanza de alcanzar entre un 65% y un 70% con reservas de último momento. Buchanan destacó que el objetivo a largo plazo es atraer turistas dispuestos a pagar precios que reflejen el verdadero valor de Argentina, en lugar de depender de una economía devaluada que ofrezca precios extremadamente bajos.
El déficit turístico, que mide la diferencia entre el gasto de los visitantes extranjeros en Argentina y el gasto de los argentinos en el exterior, también ha crecido considerablemente. Según el think tank Fundación Mediterránea, este déficit alcanzó los 3.000 millones de dólares en 2024, frente a los 1.800 millones de 2023, y se espera que aumente aún más en 2025.
A pesar de la caída en la demanda, Andrés Deyá, presidente de la Federación de Asociaciones de Agencias de Viajes de Argentina, indicó que esta tendencia ha comenzado a moderarse en los últimos meses. Esto se debe, en parte, a la desaceleración de la inflación mensual y a las estrategias de las empresas para incentivar el consumo, como la implementación de planes de cuotas.
Sin embargo, los economistas advierten que la disminución en las llegadas de turistas extranjeros, combinada con el aumento de los viajes al exterior por parte de los argentinos, podría ejercer una presión adicional sobre las ya limitadas reservas de divisas del banco central en los próximos meses.