La idea de ampliar el financiamiento en dólares a empresas no exportadoras tomó fuerza en la última semana luego de que el ministro de Economía, Luis Caputo, planteara ante inversores que se está analizando dada la liquidez de divisas a partir del blanqueo. La normativa que restringe el crédito en moneda extranjera tiene como antecedente la crisis del 2001.
En principio, se busca que la apertura sea para compañías medianas y grandes, que sólo se otorgue una parte de la capacidad prestable y se haga una exhaustiva evaluación por parte de los bancos.
Las entidades privadas de capital nacional, nucleadas en ADEBA, apoyan la medida, mientras que los bancos extranjeros (ABA) y estatales (Abappra) manifestaron su rechazo por la posibilidad latente que se produzca un descalce de monedas (una diferencia entre la moneda del préstamo y la de los ingresos del deudor que puede volver incobrable un activo).
Experiencias no faltan, y no son tan lejanas. La explosión de la convertibilidad hizo que resultara enorme la cantidad de empresas y ahorristas que habían tomado créditos en dólares teniendo ingresos en pesos. Una vez abandonada la paridad cambiaria, las obligaciones contraídas se multiplicaron medidas en moneda local y muchos deudores perdieron capacidad de repago. En consecuencia, se desencadenó una serie de quiebras, un colapso del sistema bancario y una crisis fiscal. Y los ahorristas lo pagaron caro, cuando sus depósitos fueron confiscados.
A partir de ese momento se incorporaron normas macroprudenciales en la regulación bancaria, es decir políticas diseñadas para garantizar la estabilidad del sistema financiero en su conjunto, permitiendo que solo los generadores de dólares (exportadores) puedan pedir préstamos en esta moneda, con el objetivo de evitar riesgos.
Según señalan desde el sector, la normativa vigente incluye disposiciones sobre “gestión integral de riesgo” y “riesgo crediticio”, lo cual exige a los bancos analizar la solvencia de las empresas bajo distintos escenarios, incluso en caso de una devaluación abrupta.
Más en detalle, el economista Pablo Moldovan, de CP Consultora, explicó: “Hay que destacar que las principales regulaciones en relación al crédito en dólares aplican sobre las operaciones bancarias y no sobre aquellas que se tramitan a través del mercado de capitales. En parte por esto las emisiones de Obligaciones Negociables (ON) duplicaron el crecimiento de los préstamos en moneda extranjera entre agosto y diciembre”.
En lo que refiere al crédito bancario, hay dos tipos de regulaciones: por un lado, señaló el especialista, se encuentran las que limitan la creación de dinero bancario en dólares y por otro, las que buscan morigerar el riesgo de descalce de monedas de los deudores.
Entre las primeras, resalta la obligación de liquidar los préstamos en el mercado de cambios oficial, que cumple una función en el control de la multiplicación del dinero bancario en dólares, así como también en la administración del cepo. “Resulta no sólo difícil, sino en extremo riesgoso imaginar una flexibilización en el corto plazo. En especial, sin contar con un prestamista de última instancia o una mayor cantidad de reservas”, dijo Moldovan.
Las segundas son las que limitan el universo de posibles tomadores (y los montos) a quienes cuentan con ingresos en dólares. Estas pretenden evitar que una devaluación vuelva insolvente al deudor y ponga en crisis al sistema bancario.
En este contexto, el presidente de ABA, Claudio Cesario, enfatizó: “Evitemos que lo que aprendimos se nos olvide, para nosotros los dólares de la gente se tienen que utilizar para prestar a aquellos que producen dólares; por favor no estresemos al sistema, la confianza se construye todos los días”. En una línea similar se posicionó Abappra.
Por el contrario, el titular de ADEBA, Javier Bolzico, afirmó: “Los préstamos en dólares a empresas es un tema que se debe ser discutido en los próximos meses a fin de aumentar la competitividad de la economía; siempre teniendo en cuenta la estabilidad del sistema. Creemos que el enfoque debe ser la correcta gestión de riesgos de acuerdo a los estándares internacionales y no la prohibición”.
La opinión de los economistas
Mariano Flores Vidal, ex gerente el Banco Central, sostuvo: “No veo tanta necesidad de avanzar en los créditos en dólares, más allá que después del blanqueo los depósitos ascendieron a USD 30.000 millones. Son normas que vienen hace muchísimos años y esperaría que se avance primero en las flexibilizaciones cambiarias, en abrir la cuenta de capital y en una flotación administrada del tipo de cambio”.
Por su parte, Martín Redrado, ex presidente de la autoridad monetaria, opinó en su cuenta de X: “Atenti con la idea de dar créditos en dólares a empresas e individuos que tienen ingresos en pesos. Si bien es cierto que aún restan USD 5.100 millones en efectivo en bancos, producto del blanqueo, no hay que tentarse con atajos que pueden ser muy costosos en el futuro”.
En tanto, el economista Jorge Carrera recordó: “Las lecciones de la explosión de la convertibilidad donde el Estado debió realizar un masivo y costosísimo salvataje a los bancos argentinos llevó a la regulación macroprudencial. La idea era no repetir nunca más esa crisis. Argentina pasó en las últimas dos décadas por varias crisis cambiarias y económicas pero el sector financiero nunca tuvo ningún problema serio. Evitar la tremenda combinación de crisis cambiaria y bancaria es un logro de esta regulación”.