En la última semana el dólar se revalorizó en el mundo y este giro presionó a una suba de los dólares libres en el mercado doméstico.
No obstante, el “peso fuerte” de 2024 resistió cerca de su nivel más alto en seis años a pesar de ese condicionante externo.
En términos reales, el dólar en Argentina tocó el 6 de diciembre un piso de precios en términos reales que no se daba desde 2018, por efecto de una inflación arrolladora -pico de 289,4% anual en abril, y de 166% anual en noviembre- y una devaluación moderada -un 2% mensual- bajo control del Banco Central.
Los dólares alternativos se “despertaron” desde un valor mínimo nominal desde mayo. El dólar libre llegó a acumular un alza de $155 o 14,8% en ocho ruedas consecutivas de suba, desde $1.050 del viernes 6 a $1.205 el miércoles 18, mientras que el “contado con liqui” trepó 11 por ciento.
El cierre de la última semana trajo un contracción de las cotizaciones, que quedaron con una suba superior a la inflación de diciembre -prevista debajo del 3%- pero aún muy lejos del récord del 12 de julio de este año, con un dólar libre a 1.160 pesos y un “contado con liqui” también en torno al nivel del “blue”.
¿Por qué subió el dólar?
Los analistas identificaron tres motivos básicos en el repunte del dólar libre y de las paridades bursátiles.
- Demanda de fin de año. Dado un piso real de las cotizaciones, vistas como “baratas” respecto del desempeño general de precios, la demanda se incrementó en los últimos días con el cobre del medio aguinaldo, la habitual suba estacional del verano -ahorristas que compran dólares ante la previsión de un viaje al exterior- y también por el cierre de posiciones inversoras de fin de año, luego de acaparar amplias ganancias en pesos con acciones y bonos.
- Devaluación del real. La crisis fiscal que atraviesa Brasil no pasa inadvertida en el mercado local. El dólar en el país vecino tocó un máximo histórico en los 6,30 reales, pese a la suba de la tasa Selic y las monumentales subastas de reservas en efectivo que efectuó el Banco Central brasileño. Un déficit de las cuentas públicas que estaría próximo al 10% del PBI mantiene depreciado al real y por la relación comercial estrecha, también influye en el nivel del dólar en Argentina.
- Tasas de la Fed. La Reserva Federal de los EEUU efectuó un recorte de un cuarto de punto sobre las tasas de referencia, ahora en un máximo de 4,5% anual, pero su presidente, Jerome Powell, adelantó que en 2025 el ritmo de los recortes previstos podría reducirse de cuatro a dos. Esta moderación en el endurecimiento monetario de EEUU -que hace proyectar un dólar más fuerte que lo previsto para el año próximo- asestó un golpe bajista para las materias primas -la soja, en USD 350 la tonelada cayó a un mínimo desde 2020-, las monedas y, sobre todo, para los precios de acciones y bonos a escala global.
¿Y por qué se atenuó el alza?
El contexto internacional se volvió más negativo para Argentina, pero el “peso fuerte” ofreció resistencia ante la debacle general. Esto abre las puertas a considerar que la tendencia alcista para el dólar en la plaza local podría ser pasajera.
También tres factores contribuyeron a atenuar el repunte de la divisa.
- Intervención oficial. Cuando los dólares bursátiles se disparaban 3% al promediar la rueda del jueves 18, la operatoria oficial a través de bonos en esos segmentos contuvo la suba del “contado con liquidación” -tocó un máximo de $1.185- para regresar a la zona de los $1.160, un nivel que parecería cómodo para el Gobierno y su horizonte de brecha cambiaria próxima a 10%. Esta señal también impactó en el mercado “blue”, donde el dólar libre se asentó también a $1.160, luego de haber cruzado la barrera de los 1.200 pesos.
- Superávit fiscal. Las cuentas públicas hilvanaron en noviembre el onceavo mes de saldo primario positivo y el décimo saldo financiero positivo de 2024. De esta manera, “en los primeros once meses del año el Sector Público Nacional acumula un superávit primario y financiero en torno a 2,1%, y 0,6% del Producto Bruto Interno (PBI) en cada caso”, estimó Puente. Es un indicador de solvencia que garantiza el pago de la deuda soberana y también dispersa las expectativas devaluatorias.
- Superávit comercial. El ingreso de divisas a la economía sigue muy firme y este flujo es decisivo para demarcar el previo del dólar en el nivel presente. En noviembre se registró un nuevo saldo positivo de USD 1.234 millones, cifra que marcó una serie de doce meses consecutivos de superávit y que superó las expectativas. En lo que va del año, el saldo positivo asciende a USD 17.198 millones.
Proyecciones de los analistas
Yanina Skiba, economista Jefe de MM Investments, contó que “aunque el escenario actual muestra un incremento en las cotizaciones del tipo de cambio, las perspectivas a futuro sugieren que este fenómeno será transitorio. De acuerdo con las expectativas económicas, el tipo de cambio real debería seguir apreciándose, respaldado por diversos factores”.
La tendencia de apreciación del tipo de cambio paralelo que comenzó en julio parece haberse ralentizado (Max Capital)
“En primer lugar, el Gobierno tiene previsto reducir el ritmo del crawling peg, pasando del actual 2% al rango de 1,5%-1% mensual, lo que implicaría una menor presión sobre el tipo de cambio. Además, se espera que los flujos de dólares provenientes de sectores estratégicos como el gas y petróleo, así como la minería, sigan alimentando las reservas del BCRA. La posibilidad de un nuevo acuerdo con el FMI también podría contribuir a mejorar la situación cambiaria en el mediano plazo”, contó Skiba.
“Con un diciembre que volvería a ser superavitario es esperable que el año 2024 cierre con un superávit comercial en torno a los USD 19.000 millones. En tanto que para 2025 la expectativa es que las exportaciones sigan creciendo a buen ritmo, pero inferior al de las importaciones que podrían moverse a un ritmo del 15% (piso) en un contexto de una actividad económica en franca recuperación -creciendo al 4% o 5%-, mayor apertura económica y un tipo de cambio más apreciado en términos reales. Así, el superávit comercial se reduciría a valores en torno a los USD 13.000 a 14.000 millones el año próximo”, evaluaron analistas de la consultora Abeceb.
La posibilidad de un nuevo acuerdo con el FMI también podría contribuir a mejorar la situación cambiaria en el mediano plazo (Skiba)
“El Banco Central habría intervenido en el mercado paralelo: la tendencia de apreciación del tipo de cambio paralelo que comenzó en julio parece haberse ralentizado, en un contexto global desafiante con un dólar más fuerte, un real particularmente débil y precios de la soja más bajos. Tras alcanzar un mínimo de $1.065 el 11 de diciembre, el tipo de cambio paralelo subió a alrededor de $1.150 el miércoles, con una brecha cambiaria del 12%. El Gobierno parece estar intentando contener la presión sobre la moneda mediante intervenciones, en un contexto de menores exportaciones bajo el esquema blend y presión de importaciones y pagos de servicios en dólares”, observaron analistas de Max Capital.
“Un real más débil y precios más bajos de la soja deberían trasladarse a una moneda más débil, pero el blend ha suprimido esas presiones hasta ahora, acercando al contado con liquidación con el tipo de cambio oficial. La supuesta intervención del Gobierno sugiere que las autoridades intentarán limitar la volatilidad, buscando una convergencia cambiaria hacia el tipo oficial con un camino que desatienda las presiones globales, confiando en que los fundamentos locales prevalecerán”, continuaron desde Max Capital.
“Tendremos una sana competencia de monedas en el mercado interno, en donde el más perjudicado será el dólar, que es abundante en la mano de los argentinos que, en los años anteriores, buscaban protección en esta moneda”, aseguró el analista Salvador Di Stefano.
“Los pesos serán una moneda escasa y, por ende, ganarán reputación”, estimó, y puntualizó que “el acuerdo con el FMI está más cerca de lo que se piensa y la salida del cepo podría ocurrir en el otoño del año 2025, antes de las elecciones legislativas”.