Si el crecimiento de la economía tuviese la velocidad que espera el Gobierno y que proyectó en el Presupuesto 2025 -que no tuvo todavía tratamiento en el Congreso- el Poder Ejecutivo podría conseguir algo más de 1 punto del PBI de recaudación tributaria adicional que le dé margen fiscal suficiente para concretar alguna baja de impuestos a lo largo de 2025.
Forma parte de estimaciones preliminares con las que trabaja el equipo económico. El 2024 terminaría con un resultado fiscal más amplio del esperado, lo que le dará al año próximo un punto de partida más favorable. El Gobierno necesitará en 2025 sostener el ritmo de ajuste del gasto público. La mayor parte de esa poda tuvo lugar en los primeros meses de mandato y desde la segunda mitad del año, se mantuvo estable.
En los primeros once meses del año, de manera acumulado, las erogaciones tuvieron un recorte de 24% en comparación con ese lapso de 2023. Según PxQ, los gastos de capital (-76%), las transferencias a provincias (-68%), transferencias a universidades (-27%) fueron las partidas con podas más pronunciadas. Otra forma de verlo es el peso que tuvo cada rubro en el ajuste total: entre enero y noviembre jubilaciones y pensiones representó un 21% del total mientras que la inversión real directa, un 15% y prestaciones sociales un 12%, según Iaraf. Entre los tres explican prácticamente la mitad del total.
Hacia 2025, en el Palacio de Hacienda un cálculo que circuló, por el momento de manera informal, indica que una recuperación de 5% en el Producto Bruto -es el escenario que espera el Gobierno, mientras que el consenso de mercado apunta más hacia un 4% según el REM- aportará un recaudación tributaria “adicional” de hasta 1,2 puntos del PBI. Con ese margen excedente fiscal, el Poder Ejecutivo ganaría espacio para ejecutar bajas de impuestos, aunque la secuencia que elegirá el equipo económico para hacerlo todavía no fue determinada.
Hacia 2025, un cálculo que circuló en el Palacio de Hacienda, por el momento de manera informal, indica que una recuperación de 5% en el Producto Bruto aportará un recaudación tributaria “adicional” de hasta 1,2 puntos del PBI
El presidente Javier Milei y el ministro de Economía Luis Caputo mencionaron en los últimos meses que los derechos de exportaciones serían el primer tributo en la mira, para luego pasar al impuesto al cheque. La profundidad y el alcance de un recorte impositivo de esa naturaleza todavía no fue determinado.
De acuerdo al Palacio de Hacienda, este año el sector público terminará con un superávit fiscal de 0,3% del PBI y, de manera primaria sin contar el pago de intereses de deuda, de 1,9% del Producto Bruto. El Presupuesto 2025, que no tiene perspectivas de ser tratado en la prórroga parlamentaria, indicaba que el superávit primario necesario para que las cuentas públicas terminen en equilibrio equivale al 1,3% del PBI.
Un análisis de Portfolio Personal Inversiones (PPI) consideró que la proyección oficial de diciembre deja implícito que el último mes del año tendrá un déficit primario de 0,2% y uno financiero de 0,3 por ciento. “Si bien sería el primer resultado primario negativo en el año, es un dato muy alentador teniendo en cuenta la alta estacionalidad del gasto en diciembre”, indicaron. “A modo de referencia, en diciembre 2023, el déficit primario había sido de 0,7% del PBI, más del doble de lo estimado para este año. Más allá de esto, sería la primera vez desde 2010 que se finalizaría el año con superávit primario y financiero y se obtendría el más alto desde 2008″, concluyeron.
Desde LCG, en tanto, señalaron que en 2025 se espera que haya un impacto en la recaudación por el fin de la vigencia del impuesto PAIS (que representó un 1,3% del PBI en 2025), junto con la reducción de Bienes Personales -que tuvo un plan de pago anticipado aprobado en la Ley de Bases-. “En el proyecto de Presupuesto 2025 el Gobierno esperaba compensarlo con la restitución de Ganancias a la cuarta categoría y una mejora significativa en la recaudación de Combustibles (por la actualización del impuesto) y Derechos de Exportación”, dijo esa consultora.
Milei y Luis Caputo mencionaron en los últimos meses que los derechos de exportaciones serían el primer tributo en la mira, para luego pasar al impuesto al cheque. La profundidad y el alcance de un recorte impositivo de esa naturaleza todavía no fue determinado
De todas formas, las perspectivas para sostener el equilibrio fiscal son favorables. “Aun cuando nos encaminamos a comenzar un nuevo año sin Presupuesto, el compromiso en materia fiscal del Gobierno (cualquier disminución de los ingresos será compensada con una baja equivalente del gasto) hacen pensar que las cuentas fiscales seguirán equilibradas el año próximo aun cuando esto implique imponer una nueva ola de ajustes. Proyectamos un resultado primario de 1,8% del PBI para 2025″, cerraron.
Caputo confirmó recientemente que el Ministerio de Economía trabaja en un proyecto de reforma tributaria amplia que será enviado al Congreso en 2025. “Estamos trabajando desde el día uno en diferentes reformas. Para que pasen se necesita un mayor volumen político. Estamos trabajando para tenerla lista para cuando la política decida que es el mejor momento para plantearla. La queremos tener lista lo antes posible, pero los tiempos de la política pueden ser otros”, afirmó sin brindar mayores detalles.
Desde la cartera económica destacaron que el trabajo sigue en desarrollo -hay incluso participación de estudios especializados en cuestiones tributarias, a manera de asesoría externa- y que el principal objetivo será eliminar impuestos con menor impacto en la recaudación. Esta iniciativa fue presentada por el secretario de Hacienda, Carlos Guberman, durante la discusión del proyecto de Presupuesto 2025 ante un grupo de diputados, señalando que la meta será extender a toda la economía los beneficios tributarios actualmente disponibles para empresas que ingresen al RIGI.
La secuencia para la reducción de impuestos aún no está definida. Sin embargo, desde el Gobierno anticiparon que esta dependerá de la continuidad del superávit fiscal y de un período sostenido de crecimiento económico que impulse la recaudación. “Apuntamos a una reforma tributaria donde no haya más de seis impuestos a nivel nacional y que se genere competencia entre las provincias, lo que promoverá una baja adicional derivada de esa competencia. Cada empresa podrá decidir dónde instalarse según lo que le resulte más conveniente”, concluyó el ministro.