El reclamo con tono futbolero se volvió generalizado entre los empresarios, sobre todo los industriales. La Unión Industrial Argentina (UIA), gigantes como Techint, los grandes textiles y también otros sectores nucleados en el Grupo de los 6, por nombrar solo algunos casos, exigen enfáticamente que les “nivelen la cancha”, para poder competir y hacer negocios.
Hasta el propio Gobierno de Javier Milei se apoderó del concepto; seguramente en parte para calmar las aguas de tanto reclamo… o para confrontarlos. Todo mientras prometen una inminente apertura total de la economía, cuyos tiempos concretos no terminan de quedar claros.
“Vamos a quemar por completo el código aduanero”, le dijo a Infobae una alta fuente del Gobierno como una metáfora que detalla el nivel de apertura que pretenden para que “entre al país todo lo que tenga que entrar”. Nada nuevo desde la impronta libertaria, pero encaminada la macroeconomía, el tema adquiere cada vez mayor relevancia y crece la tensión, en medio de los reclamos. El ministro Luis “Toto” Caputo, en tanto, sigue sin recibir a la UIA, a pesar de las promesas. Más que nivelarla, el Gobierno parece trabajar para marcarles la cancha a los empresarios, para seguir con las metáforas tribuneras.
Contrapunto
Semanas atrás, José Luis Espert, diputado oficialista, comentó un texto sobre reclamos de los industriales con el siguiente posteo en X: “Caraduras. Siempre lo mismo. Siempre les falta algo para competir. Pero cara de piedra para vendernos cosas caras y de mala calidad durante décadas y décadas de miseria espantosa, les sobra. Váyanse a cagar”. Otro clásico de las últimas décadas: funcionarios acusando a los empresarios de “llorones” y de no invertir lo suficiente.
El pedido de los empresarios llega en medio de un contexto general que se destaca por las cotizaciones de dólar con fuertes bajas, la inflación y el riesgo país en franca caída y por promesas de bajar del ritmo de devaluación mensual y de salir del cepo. Como sea, los hombres de negocios huelen el aluvión externo y exigen reglas equitativas.
Quizás quien mejor plasmó este contexto fue Paolo Rocca, la cabeza Techint, el holding industrial más grande del país, quien la semana pasada habló en su tradicional evento ProPymes. En diálogo con el flamante secretario coordinador de Producción, Pablo Lavigne, destacó el equilibrio fiscal, la baja de la inflación, la reducción del peso del Estado en la economía, el sinceramiento de precios relativos y la desregulación. “Vemos un progreso extraordinario”, dijo y remarcó que el “gran desafío” es recuperar competitividad.
“La cancha tiene que estar nivelada. Hoy podemos competir con Brasil, Norteamérica, Europa, pero no podemos competir con China porque juega otro partido, con una intervención del Estado en la economía enorme”, expresó. Rocca viene, desde hace meses, encabezando su propia “batalla cultural” y de concientización contra una realidad incontrastable que podría agravarse: mucha mayor presencia global de acero chino que impacta de lleno en el core de su negocio. Lo hace con seminarios que buscan explicar en detalle este fenómeno y con declaraciones personales, públicas y puntuales al respecto. No parece una preocupación menor: China pasó de tener el 10% del mercado global del acero a más del 50%, en medio de un combo de caída de consumo interno y alta producción. El gigante asiático no se pone colorado al inundar al mundo con acero barato y subsidiado. Y reglas propias.
Hoy podemos competir con Brasil, Norteamérica, Europa, pero no podemos competir con China porque juega otro partido, con una intervención del Estado en la economía enorme (Paolo Rocca)
Hubo contrapunto con Lavigne. El funcionario dijo que la economía cerrada termina perjudicando al consumidor: “Vinimos a bajar el gasto y luego los impuestos”, priorizó. Y Rocca bromeó con el “no hay plata” que es símbolo de la era Milei, mientras no dejó de recordar los beneficios a los que sí acceden empresas como la suya en Europa. Tensión y sonrisas.
“Hay sectores en los que la idea de igualar la cancha no existe: es una gran mentira, una frase linda para mantener la protección que tienen desde hace décadas. En otros rubros, si se abre la importación muy rápido puede verse muy afectados. Los responsables de ese contexto fueron los gobiernos que cerraron todo y no los dejaron innovar. Con esos rubros estamos trabajando para que tengan herramientas y equilibrio regulatorio y financiero. Por eso no se levantó todo, algo que quizás nos convenía hacer y evitamos. Se va a abrir todo, pero por partes. Vamos a quemar por completo el código aduanero”, dijeron desde Casa Rosada. O sea, la promesa es de apertura controlada. ¿Será?
La cancha
El principal abanderado del estandarte de la cancha nivelada es Daniel Funes de Rioja, titular de la UIA, quien en la 30 Conferencia Industrial de fines de noviembre, la misma que vació el Gobierno –no fueron ni Milei, ni Caputo, que figuraron en la agenda “a confirmar” hasta último momento–, aseguró que no buscan privilegios ni concesiones, sino que se corrijan las distorsiones.
“Queremos y podemos competir, pero en igualdad de condiciones”, dijo Funes en medio de las fuertes tensiones del Gobierno. El vice de la entidad, y seguramente su futuro presidente, el bonaerense Martín Rappallini, fue más duro: “No queremos protección, queremos que nos respeten”.
Ese mismo día, Caputo –que ya había hablado usado el concepto de “nivelar la cancha” para los industriales– prometió una reunión que todavía no tuvo lugar. La semana pasada sí estuvo en la UIA Federico Sturzenegger, ministro desregulador.
“Hay muchos empresarios que son momias que están en la misma de siempre. ¿Se van a aggiornar o sólo quieren mantener privilegios? Javier fue a la UIA, los puteó a todos y aplaudieron de pie”, detalla el funcionario consultado por este medio que pidió off the record. La referencia directa fue al festejo del Día de la Industria, a comienzos de septiembre, cuando el mandatario dijo que “para proteger a la industria se le robó al campo. Y esa protección lo único que generó es un sector industrial adicto al Estado”.
Condiciones competitivas
“Nivelar la cancha es igual a recuperar condiciones competitivas. Argentina tiene una economía extremadamente cerrada, la más cerrada de Latinoamérica. Tenemos un ratio comercio internacional-PBI, sumando exportaciones e importaciones, que es el más bajo de toda la región y uno de los tres más bajos del mundo. El país tiene que exportar e importar más. Es inexorable”, expresó Marcelo Elizondo, presidente del comité argentino de la International Chamber of Commerce (ICC). El especialista mencionó que esa relación importaciones-PBI local es del 14%, mientras que el promedio de la región es del 27% y el del mundo, del 30%.
La Argentina tiene una economía extremadamente cerrada, la más cerrada de Latinoamérica (Marcelo Elizondo)
“Las empresas tienen que ser más competitivas e invertir; y el Gobierno y las provincias deben reducir la presión impositiva y seguir sacando regulaciones burocráticas”, resumió Elizondo.
El gráfico que acompaña esta nota (abajo), realizado por el Centro de Estudios de la UIA hace un par de meses (y que puede haber tenido cambios en variables como inflación y riesgo país), muestra el desnivel entre los datos del país y los promedios de las principales variables económicas de otras economías del mundo. “La industria argentina tiene una productividad que se encuentra por encima del promedio de América Latina, pero en términos de competitividad, el país ocupa el puesto 66 de 67 países”, destacó la entidad fabril.
Un muy destacado dirigente empresarial que también pidió reserva de su nombre, explicó que si las reformas del Gobierno avanzan, los reclamos del sector industrial van a dejar de tener peso. “Es verdad que son el llanto permanente. Muchos de esos empresarios están acostumbrados a vivir en el proteccionismo, la prebenda, el subsidio y el lobby para conseguir un crédito blando, la importación de tal producto y la eliminación de cargas. Esa fue la lógica de la economía argentina durante mucho tiempo, y funcionó. Viven y hacen negocios en una economía siempre desordenada en la que es muy difícil competir. Si todo se resuelve, a los privados sólo les quedará empezar a invertir y a producir más”, dijo el dirigente.
Dante Sica, exministro de Producción de Mauricio Macri y titular de la consultora Abeceb, coincidió en que, en las últimas décadas, Argentina sustenta buena parte de su esquema productivo en una economía muy cerrada que genera mercados chicos, de poca profundidad, con baja competencia y jugadores concentrados y muy protegidos.
Nivelar también es mirar a donde se puede ir a vender, y analizar todo sector por sector. Muchos rubros industriales deben aggiornarse y eso va a generar algunos dolores (Dante Sica)
“Nivelar la cancha es hablar de estructuras de competencia. El tema es que ahora no estamos en un proceso de apertura, están tratando de normalizar el comercio exterior y las trabas micro que impedían un flujo de comercio normal, tanto para consumidores como para industriales. Los miedos, por el momento, son infundados: no se abrió nada, se está normalizando. Nivelar también es mirar a donde se puede ir a vender, y analizar todo sector por sector. Muchos rubros industriales deben aggiornarse y eso va a generar algunos dolores. Otro desafío es que somos poco competitivos en el sector de no transables, como turismo y salud. Se necesita crédito, reformas laborales y también inversiones y privados mucho más competitivos. Con inflación a la baja se ve que no son todos iguales: un mal gerente de compras ya no puede cargar su falencia a los precios”, aseguró Sica.
El martes pasado, en la visita de Sturzenegger a la UIA, hubo pedido de menos impuestos y más equilibrados. “Eso es tema de Toto”, esquivó el ex titular del BCRA.
Los empresarios están sentados, esperando la reunión con el ministro de Economía. ¿A pesar de la tensión se podrá hacer en los próximos días? Hay puentes tendidos en ese sentido, pero en Economía parecen no querer saber nada con ese encuentro.
“Se quejan de que Toto no los recibe. ¿Pero para qué los va a atender, para perder tiempo?”, cerraron desde la Rosada.