Algunos de los próximos días de diciembre pueden quedar escritos en los libros de historia contemporánea argentina como el momento en el cual el dólar libre cotizó igual, o menos, que el dólar oficial. En el mundo del automóvil, tanto del lado de la industria que abastece el mercado doméstico y exporta vehículos argentinos como desde el enfoque de los importadores, las cuentas están “patas para arriba”, según dijeron desde una terminal.
Las pautas son dos: el dólar sigue bajando, pero los autos cuestan cada vez más caros. Dicho de otro modo, los autos que se venden en pesos aumentan, por lo tanto, hacen falta más dólares para poder comprarlos en relación a lo que costaban seis meses atrás.
Un vehículo de gama media promedio del mercado argentino costaba en julio unos $30.000.000,unos USD 21.500 de entonces. Hoy son USD 28.500, pero como el precio en pesos aumentó a $35 millones, ahora son USD 33.000, un aumento superior al 43% en dólares
“Hay una confusión dialéctica”, describieron desde una terminal automotriz. “No es cierto que los autos cuestan más dólares, sino que hay que cambiar más dólares para comprar los que se venden en pesos porque se apreció el peso. De hecho, en las listas de precios, los que se venden en dólares siguen costando lo mismo. Lo que cambió es la cantidad de dólares que hacían falta en julio para comprar un auto que costaba $30.000.000 y la cantidad de dólares que hacen falta ahora para comprar ese mismo auto que ahora cuesta $35.000.000 a causa de la inflación”, explicó.
“Un vehículo de gama media promedio del mercado argentino costaba en julio unos $30.000.000 eran USD 21.500. Hoy son USD 28.500, un 32,5% más en dólares. Pero como el auto aumentó por inflación y crawling peg, y ahora ya no cuesta 30 millones, sino 35 millones. Tampoco son USD 28.500, sino que son USD 33.000″, concluyó.
Para los que importan y venden autos cambiaron los parámetros, aunque más para unos que para otros. Una cosa es importar en dólares oficiales y vender en pesos, otra es comprar en dólares oficiales y vender en dólar billete, y otra distinta es comprar en dólares financieros y venderlos en dólar billete. Con la brecha alta ganaban los primeros, empataban los del medio y perdían los últimos. Con la brecha actual casi inexistente, ganan más quienes importan por fuera del MULC (CCL) y venden en dólares. Pero eso es del lado de los empresarios.
Para la gente, en cambio, hay sólo dos situaciones que han quedado muy diferenciadas una de la otra. Quién tenía dólares y compraba su auto en dólares no tendrá diferencia, y si tiene que comprar la divisa, puede acceder a hacerlo un 30% más barato que en julio pasado, cuando la cotización libre estaba en torno a los 1.400 dólares.
En cambio, quién tenía pesos resguardados con alguna herramienta financiera, como un Fondo Común de Inversión, un plazo fijo u otras de mayor rendimiento y riesgo, tendrá que gastar menos pesos para comprar los dólares que necesita para acceder a un 0 km.
En billete
Al que no le conviene la cuenta con el dólar más barato es a quien tenía dólares y se quiere comprar un auto en pesos, porque efectivamente tiene que cambiar más dólares que en julio. Y es ahí donde aparece el nuevo negocio que se puede hacer para no perder más dólares, que es comprar un auto importado que se paga en dólar billete y que no cambió su precio en seis meses.
Algunos ejemplos
Un Honda CR-V EX, importado de Estados Unidos que se vende en dólares, tanto en julio como en diciembre mantuvo el mismo precio de USD 60.000. Un eventual rival como podría ser un Ford Kuga híbrido, mismo segmento y país de origen, pero que se vende en pesos en Argentina, en julio tenía un precio de $67.000.000 que eran USD 47.000, sin embargo ahora cuesta $73.000.000 que equivalen a 69.000 dólares.
Un BAIC X55II, que tanto en julio como ahora se vende en USD 40.000, podría compararse con un Volkswagen Taos, fabricado en Argentina con tres versiones. La versión Highline que en julio tenía un precio de $43.227.000 equivalentes a USD 30.800, ahora cuesta $49.500.000, que representan 47.000 dólares.
Sin embargo, hay un tercer ejemplo que tal vez podría tomarse como “caso testigo”. Lo aplicó una marca casi como una excepción y está en el segmento de los autos 100% eléctricos, que es cierto, es un mercado muy chico, casi de nicho.
Se trata del Renault Mégane E-Tech, importado por Renault Argentina desde mayo, que entró al mercado local con un precio de $71.000.000 que en julio eran USD 50.700. Sin embargo, a medida que bajaba el precio del dólar libre, Renault decidió bajar su precio también, y hoy, seis meses después, se vende en $53.910.000, lo que mantiene su precio en dólares en 51.300 dólares.
Para entender esa política, nada mejor que otra comparación. Volvo acaba de presentar en Argentina el B-SUV EX30, 100% eléctrico, que vale USD 49.900. Se trata de un precio muy competitivo que probablemente ponga ese exitoso modelo fabricado en China entre los más accesibles dentro de los eléctricos puros.
Hay otros ejemplos de autos importados en dólares que mantienen su precio y son muy competitivos en relación con modelos similares que se venden en el mercado argentino. KIA lanzó recientemente la nueva generación de su B-SUV Seltos con un precio de USD 36.000. Entre los posibles competidores se podrían encontrar los nuevos Peugeot 2008, que tiene una versión intermedia en $35.170.000 o USD 33.000, y el Renault Kardian, que tiene su versión de media gama en $31.660.000 o 30.150 dólares.
Otro caso se da con Hyundai, que presentó en septiembre su renovado C-SUV Tucson con un precio de USD 53.900 para la versión 2WD y de USD 65.900 para la 4WD. Por segmento, ese vehículo podría competir con un Volkswagen Tiguan, que en julio costaba $67.272.000 o USD 48.000, y que en diciembre tiene un precio de $74.764.000, equivalentes a 71.000 dólares.
En ningún caso se hace valoración de si un auto es mejor o peor que otro, pero lo que sí sucede es que modelos que estaban fuera del alcance de algunos compradores, hoy entran en la cuenta para más usuarios.
Visto de este modo, casi podría decirse que sin sacar el arancel de importación del 35% que rige para los autos importados desde otros continentes o Estados Unidos, y sin sacar el impuesto al lujo que los alcanza con un 25% a casi todos estos modelos, y con un 53% a los de gama más alta, hay una mejor competitividad de los importados en relación a los autos nacionales. Son pocos ejemplos, pero también son pocos los importadores que están apostando fuerte en este momento con precios agresivos, así como son pocos, casi ninguno en realidad, los fabricantes argentinos que bajaron los precios de sus autos importados en dólares para mantenerlos más competitivos.
“El día que se normalicen los plazos de pago que hoy ya son buenos, pero que todavía tienen que llegar a que se pueda pagar los autos al momento del embarque y no a 30 días como ocurre hoy, entonces las terminales argentinas no tendrán más remedio que bajar más los precios. Hoy todavía se cubren porque ellos venden los autos en pesos y los pagan a 30 días en dólares. Esa cobertura tiene un costo que es altísimo. Pero cuando se levante el cepo y se pueda pagar adelantado o al embarque, también sus costos van a bajar”, explicó un importador a Infobae.