Aunque el mercado se mantiene muy positivo respecto de la Argentina, a contramano de lo que ocurre en los países de la región que están afrontando una ola de presión sobre sus monedas y salidas de capitales, lo cierto es que el riesgo país dejó de bajar. Desde que a fines de la segunda semana de noviembre, perforó los 800 puntos básicos para tocar los 720, la tasa de riesgo se mantuvo en torno a los 750 puntos, tras una baja más que pronunciada desde los 1600 punto en los que se ubicaba a principios de agosto.
Pero el precio de los bonos ya parece haber alcanzado un techo por ahora. Mientras persista el clima tenso para los emergentes, los activos locales quedan pendientes de nuevos estímulos que los lleven a nuevas subas.
Uno de esos incentivos podría venir de la mano de un nuevo acuerdo con el FMI, cuyos tiempos no están claros, pero sobre el que tampoco hay dudas. Sin embargo, los detalles del entendimiento, particularmente el monto y timing de los desembolsos de fondos frescos que se negocian, podrían aportar una nueva inyección de optimismo (y dólares) al mercado.
Otro estímulo, opinan algunos analistas y también en el equipo económico, debería llegar a principios del mes próximo, tras el pago de capital e intereses de los Bonares y Globales que vencen el 9 de enero.
Más allá del impacto favorable de cumplir esas obligaciones con superávit fiscal, sin una operación de canje para postergar vencimientos ni ninguna otra ingeniería financiera compleja, existen razones objetivas para fundamentar la posibilidad de un nuevo rally. Básicamente, del monto que vence, que asciende a unos USD 4.200 millones, más de mitad se volcará a inversores que deberán disponer de ese flujo. El resto corresponde a deuda con el propio Estado, en manos de la Anses y del Banco Central, además de bancos públicos, lo que ayudará a amortiguar el impacto inicial de salida de reservas de la autoridad monetaria.
“Seguimos constructivos para la deuda soberana en moneda extranjera. El 9 de enero se pagarán al sector privado (sin contra deuda intra SPN) casi USD 2.300 millones de capital y casi USD 1.200 millones por intereses. Implicará que el Tesoro volcará al sector privado USD 3.500 millones, generando un exceso de oferta de divisas sin que aumente la oferta de bonos soberanos en dólares en el mercado”, detallaron en la consultora Aurum.
“En el contexto actual de expectativas fiscales y monetarias positivas, es muy probable que buena parte de esos fondos busquen volver a posicionarse en activos domésticos, por lo que esperamos se mantenga el impulso positivo en el comienzo de 2025″, agregó la consultora financiera. Es decir, la mayor liquidez de dólares que generará el pago en el mercado sin aumentar sin aumentar “la cantidad de activos”, terminaría por impulsar al alza el precio de los mismos, en un contexto favorable que se mantiene.
Eso, espera el propio ministro Luis Caputo, podría dar lugar a un nuevo rally de activos argentinos, tanto de los mismos títulos soberanos como acciones y, particularmente, orientar nuevo financiamiento para empresas. Cualquiera de las alternativas tiene un impacto positivo, similar aunque en escala mucho menor, al efecto que tuvo el ingreso de dólares del blanqueo. Claro que ahora ya no hace falta que el riesgo país caiga más de 800 puntos. Con que el indicador recorte unos 300 puntos básicos más, el Gobierno quedaría a las puertas de recuperar el acceso a los mercados internacionales.
Por lo pronto, el ministro y el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, anunciaron hace ya un mes la compra de los dólares al Banco Central por parte del Tesoro. “Son más de USD 4.000 millones que inversores recibirán y probablemente querrán reinvertir en riesgo argentino”, compartió Caputo en sus redes.