Las expectativas de inflación en la Argentina continúan mostrando señales de alivio, según el relevamiento mensual que realiza el Centro de Investigación en Finanzas (CIF) de la Universidad Di Tella. Los resultados indican una disminución generalizada en las percepciones inflacionarias tanto a nivel mensual como anual, un dato alentador que refuerza la idea de que las medidas económicas implementadas comienzan a tener efecto en la percepción de los ciudadanos.
De acuerdo con la encuesta, la inflación esperada para los próximos 30 días mostró una caída, con un promedio del 5,21%, en comparación con el 5,43% registrado en octubre. A nivel anual, las expectativas también retrocedieron. La inflación esperada para los próximos doce meses se ubicó en un promedio de 50,2%, una baja de más de tres puntos porcentuales respecto al 53,8% del mes anterior.
El análisis destaca que, en un entorno de incertidumbre económica, los encuestados encuentran más fácil proyectar la inflación mensual en lugar de hacer estimaciones a más largo plazo. Esto podría explicar la mayor precisión y tasa de respuesta en las preguntas relacionadas con el corto plazo.
Por otra parte, el informe destaca que la caída en las expectativas de inflación fue uniforme en todas las regiones analizadas, aunque con diferencias en los niveles de descenso.
- Ciudad de Buenos Aires (CABA): las expectativas anuales se redujeron de 61% en octubre a 53,8% en noviembre, lo que representa una caída significativa de 7,2 puntos porcentuales.
- Conurbano Bonaerense (GBA): en esta región, las expectativas bajaron de 57,7% a 55,4%, una reducción más moderada de 2,3 puntos porcentuales.
- Interior del país: se registraron las expectativas más bajas, con una inflación proyectada de 46,8%, cinco puntos porcentuales por debajo del 51,8% observado en octubre.
A pesar de esta mejora, el informe también señala la persistencia de desviaciones estándar elevadas en las tres regiones, un indicativo de que las percepciones inflacionarias entre los ciudadanos siguen siendo heterogéneas.
Expectativas, según nivel socioeconómico
Un aspecto destacado del relevamiento es la reducción de las diferencias en las expectativas de inflación entre los hogares de distintos niveles socioeconómicos, medidos según su nivel educativo.
En noviembre, la brecha entre las percepciones inflacionarias de los hogares con mayores y menores ingresos se redujo a 1,3 puntos porcentuales, una caída notable frente a los 6,7 puntos registrados en septiembre y los 3 puntos de octubre.
- Hogares de menores ingresos: la expectativa anual de inflación bajó de 52,6% en octubre a 49,3% en noviembre.
- Hogares de mayores ingresos: rn este grupo, la proyección pasó de 55,6% a 50,6%.
Aunque los hogares de mayores ingresos continúan proyectando una inflación levemente superior, el acercamiento en las percepciones sugiere una mayor uniformidad en las expectativas económicas.
Aunque el informe es estrictamente cuantitativo, el descenso en las expectativas inflacionarias que refleja la encuesta puede atribuirse a varios factores. En primer lugar, las políticas monetarias y fiscales adoptadas por el Gobierno en los últimos meses parecen estar surtiendo efecto, especialmente en la percepción de los ciudadanos. Medidas como el control del gasto público, la reducción del déficit fiscal y la estabilidad del tipo de cambio oficial contribuyeron a generar un panorama más previsible. Y las expectativas hacia adelante también tienen que ver con lo que estuvo pasando en los últimos meses, donde se reflejó una sustancial baja de la inflación. El dato de octubre fue de 2,7%, el número más bajo de los últimos tres años.
Por otro lado, el mercado también mostró señales positivas. La estabilidad en los precios de los bonos argentinos y la baja del riesgo país dieron mayor confianza a los inversores, lo que podría estar influyendo indirectamente en las percepciones de la población.
Perspectivas futuras
Aunque los resultados son alentadores, aún queda un largo camino por recorrer. Las altas desviaciones estándar y la heterogeneidad en las respuestas reflejan que muchos ciudadanos siguen siendo escépticos respecto a la evolución de los precios. Además, muchos analistas advierten los riesgos de la actual política cambiaria sin reservas y la posibilidad de que la inflación pueda volver a subir si el Gobierno tiene que devaluar en algún momento. Por otra parte, aún resta actualizar los precios de los servicios públicos, lo que le podría volver a poner presión al Indice de Precios al Consumidor (IPC).