Los edificios icónicos de Buenos Aires, como el Palacio de los Patos, el Kavanagh, el Estrugamou, La Colorada o el Palacio de los Gansos, entre otros, son más que simples propiedades inmobiliarias. Representan hitos de la arquitectura y la historia urbana, donde habitar no solo implica contar con una vivienda, sino también formar parte de un legado cultural.
Estas características los convierten en piezas únicas dentro del mercado inmobiliario porteño, con valores de alquiler que reflejan su exclusividad sólo para bolsillos de inquilinos con buen poder adquisitivo.
Martín Pinus, director de Martín Pinus Real Estate, dijo a Infobae que los precios pueden superar en un 30% los de inmuebles similares en la misma zona, debido al prestigio asociado a estas construcciones.
“Vivir en estos edificios no es una experiencia habitual, es ser parte de la tradición de la ciudad. No hablamos solo de metros cuadrados, sino de la posibilidad de habitar un lugar que marcó una época. Eso tiene un precio, y la oferta, que ya de por sí es limitada, lo vuelve más exclusivo”, explicó Pinus.
Los valores de alquiler oscilan entre USD 1.500 y USD 10.000 mensuales, dependen de la superficie, cantidad de ambientes, estado de conservación y elementos distintivos como terrazas, patios internos o vistas privilegiadas.
Actualmente, el Kavanagh cuenta con unas 12 propiedades de entre 3 y 5 ambientes, con más de 100 m2 entre cubiertos y descubiertos. Las más cotizadas alcanzan los USD 3.300 por mes, y, tras el DNU que derogó la Ley de Alquileres, los contratos pueden establecerse por plazos de entre un mes y dos años.
En el Palacio de los Patos, ubicado en Ugarteche al 3000, hay unas cinco propiedades en alquiler, con valores que para unidades de hasta 5 ambientes llegan a USD 3.500 mensuales.
Por su parte, en el Palacio de los Gansos (sobre la Avenida Las Heras y cerca de los Patos) hay dos inmuebles disponibles, con superficies promedio de 115 m2 y precios que oscilan entre USD 2.000 y USD 3.200 mensuales.
En el Estrugamou, con unidades de hasta 6 ambientes y más de 150 m2, algunas viviendas alcanzan los USD 10.000 por mes, en especial las que se renovaron con materiales modernos tanto en baños como cocinas.
Según Iuri Izrastzoff, de Izrastzoff Inmobiliaria, esta escasez se explica en parte por la tradición de las familias propietarias, varias de las cuales habitaron estos inmuebles durante generaciones. “En la mayoría de los casos, los herederos continúan viviendo allí o mantienen las unidades como parte de su patrimonio, lo que limita la rotación. Cuando alguna propiedad sale al mercado, suele ser absorbida rápidamente por personas que están dispuestas a esperar años por la oportunidad de alquilar”, destacó.
Además, los edificios históricos suelen mantener reglamentos de convivencia antiguos y estrictos, que filtran el perfil de los inquilinos y refuerzan la exclusividad del entorno
Los contratos de alquiler en estos edificios se pactan mayoritariamente en dólares. “Los propietarios buscan proteger el valor de sus ingresos y también cubrir los costos asociados al mantenimiento, que suelen ser elevados”, explicó Pinus.
A su vez, la moneda estadounidense no representa un obstáculo para los inquilinos, que pertenecen a un segmento socioeconómico alto compuesto por empresarios, diplomáticos, extranjeros y artistas.
Y aunque las elevadas expensas asociadas (más de $250.000 al mes) al mantenimiento de estos edificios históricos, la demanda supera a la oferta.
Quienes buscan los inmuebles
Quienes buscan alquilar en edificios icónicos valoran estilos específicos como el francés, modernista o Art Nouveau. Estos inmuebles, destacan por su exclusividad, conexión con el pasado clásico de la Belle Époque que coincidió con el despegue de familias de la aristocracia que hicieron fortuna entre fines del siglo XIX y el inicio del XX, y una comunidad de perfil bajo que aprecia su historia y singularidad.
La arquitecta Inés Firpo, de Leticia Firpo Propiedades, añadió: “Estos inquilinos valoran tanto la historia como la arquitectura de estos edificios y están dispuestos a pagar un precio alto, incluso sacrifican comodidades modernas”.
La diferencia con los inmuebles de alta gama construidos en las últimas décadas radica en la esencia misma de los edificios icónicos. Estas propiedades no ofrecen amenities como piscinas o gimnasios, pero compensan con características que no se encuentran en otros desarrollos.
Firpo subrayó que muchos de estos edificios cuentan con elementos únicos, como recepciones monumentales, patios internos de gran tamaño y ornamentos traídos de Europa, que reflejan la opulencia de principios del siglo XX. “Son piezas de colección. Cada edificio tiene su propia personalidad y un valor arquitectónico que trasciende las tendencias del mercado actual”, enfatizó.
El Kavanagh, por ejemplo, es un ícono del Art Deco con detalles de diseño que lo distinguen tanto dentro como fuera de Argentina. El Palacio Estrugamou (ambos ubicados en Retiro), con su estilo neoclásico francés, atrae a amantes de la arquitectura que encuentran en sus espacios un rincón de Europa en CABA.
El Palacio de los Patos, con sus patios internos y estilo palaciego, es muy valorado por quienes buscan una experiencia única. “No es lo mismo vivir en un edificio moderno que en uno con historia; estos lugares tienen alma”, señaló Firpo.
Simbólicos
Estos inmuebles son un símbolo de la Belle Époque porteña, con una arquitectura y un valor cultural únicos que los convierten en piezas irrepetibles dentro del mercado inmobiliario. El lujo de estos edificios se refleja en la exigencia de unidades en perfecto estado, remodeladas para adaptarse al presente, pero con detalles originales que preservan su historia.
Pinus amplió: “El estado de conservación y las características de cada unidad determinan el valor del alquiler, que suele rondar el 5,3% del precio de venta del inmueble”.
Ubicados en Palermo, Belgrano, Retiro o Recoleta, estos departamentos destacan por sus materiales de lujo y detalles únicos. Mármol, pisos de madera ultraresistentes y aberturas importadas de Francia o Inglaterra reflejan su opulencia. Los espacios comunes, con recepciones imponentes y patios internos, completan la experiencia de vivir en propiedades de diseño europeo.
Estos edificios son altamente valorados tanto por argentinos como por extranjeros que priorizan la calidad y el prestigio que ofrecen.
“Son propiedades casi inaccesibles en muchos países, lo que realza su atractivo para los extranjeros. Estos inmuebles, con su singularidad y herencia arquitectónica, consolidan su lugar como tesoros de la ciudad”, concluyó Izrastzoff.