El superávit fiscal ya no se sustenta en el rigor del gasto que baja significativamente en valores reales, mientras los recursos aumentan, sino también en la eliminación del déficit de las empresas públicas, al punto que en octubre, en lugar de constituir una fuente de transferencias de la Administración Central, se transformó en ingresos primarios. La inflación mayorista y el costo de la construcción subieron apenas 1%. El intercambio comercial acrecentó el saldo superavitario con aumento de las cantidades exportadas y caída del volumen de importaciones -pese al supuesto atraso cambiario que inquieta a muchos economistas-. Y los indicadores de actividad productiva y comercial consolidan aumentos respecto al mes previo.
La relación pesos por dólar es una preocupación del pasado, según la óptica del equipo económico. La consigna parece ser: “hay que trabajar en bajar costos y aumentar productividad en el sector privado, en particular la industria manufacturera, y el gobierno en fortalecer las finanzas públicas para poder erradicar impuestos distorsivos, empezando por retenciones a las exportaciones y al Cheque”.
Con ese escenario, a días de cumplirse el primer año de gobierno de Javier Milei, Infobae entrevistó al economista Sebastián Galiani, exsecretario de Política Económica y viceministro de Hacienda entre enero de 2017 y junio de 2018. Actualmente profesor de Economía en la Universidad de Maryland, Galiani cuenta con un doctorado en Economía de la Universidad de Oxford, trabaja ampliamente en el campo de la Economía del Desarrollo, es miembro de la NBER y Bread, y editor asociado de Journal of Development Economics, Journal of Economic Behavior and Organization y Latin American Economic Review. Desde Estados Unidos, analiza la realidad argentina y sus expectativas para el año próximo.
— ¿Le sorprende que, en solo 11 meses de gestión, el Ministerio de Economía haya logrado consolidar 10 meses de superávit fiscal financiero, reducir la brecha cambiaria a los mínimos de los últimos cinco años y llevar la inflación a menos del 3% mensual?
— Sí, sin dudas. Es especialmente prodigioso lo rápido que se alcanzó el equilibrio fiscal. La voluntad política del presidente Milei para asegurar el equilibrio fiscal es admirable. También es correcto señalar que el PRO, en el Congreso de la Nación, ha ayudado al gobierno en este resultado, especialmente al respaldar el veto presidencial a la fórmula de ajuste previsional aprobada por el Poder Legislativo.
“La voluntad política del presidente Milei para asegurar el equilibrio fiscal es admirable. También es correcto señalar que el PRO, en el Congreso de la Nación, ha ayudado al gobierno en este resultado”
El achicamiento de la brecha cambiaria también es destacable, aunque este fenómeno dependa en parte de la situación de los mercados financieros internacionales. Está claro que hoy hay optimismo con los avances logrados y la posibilidad de que la transformación económica y política continúen luego de un eventual triunfo electoral del oficialismo el próximo año.
— Como ex viceministro de Hacienda y experto en finanzas públicas, ¿cuál considera que ha sido la clave del ministro Luis Caputo para transformar un déficit del 5% del PBI en un superávit del 0,5% desde el inicio de su gestión?
— La convicción del presidente Milei y del ministro Luis Caputo en alcanzar el equilibrio fiscal, como una condición sine qua non para una estabilización duradera, ha sido fundamental. Imagino que, en el gabinete del presidente Milei, está mal visto abogar por un aumento de los fondos presupuestarios, lo cual es un asunto clave en el manejo del gasto público.
Por otro lado, el firme compromiso del Presidente con el equilibrio fiscal, asumiendo cualquier costo político, ha pasado de las palabras a los hechos, como lo evidencian los vetos presidenciales. Esta postura ha servido para ganar credibilidad sobre la sostenibilidad futura del equilibrio fiscal, reflejada hoy en la significativa reducción del riesgo país durante los últimos dos meses.
— Algunos economistas sostienen que, en esta gestión, ha predominado más la “licuadora” que la “motosierra” en el ajuste fiscal. ¿Cómo evalúa usted esta percepción?
— Hasta ahora, el presidente Milei ha implementado la consolidación fiscal más agresiva registrada en un año en Argentina, evitando así el riesgo de hiperinflación heredado de la administración anterior. Un cuarto de los recortes ha afectado el gasto social, incluidas las pensiones. Otros dos cuartos han resultado de una casi total paralización en la inversión pública y las transferencias a los gobiernos provinciales. El resto se focalizó en el recorte del gasto gubernamental discrecional.
“El presidente Milei ha implementado la consolidación fiscal más agresiva registrada en un año en Argentina, evitando así el riesgo de hiperinflación heredado de la administración anterior”
La reducción del gasto social aprovechó el aumento de la inflación durante los primeros seis meses. En este período, la inflación alcanzó un acumulado del 116%, mientras que el gasto social solo creció 73%, ya que estaba vinculado a una fórmula de ajuste de inflación rezagada para pensiones y beneficios sociales.
Sin embargo, lo más importante es que el Gobierno revisó la fórmula de movilidad previsional, implementando una que se ajusta de manera contemporánea a la inflación, en lugar de hacerlo de manera retroactiva. Este cambio implica que la reducción real del gasto social se mantenga a lo largo del tiempo, incluso con la desaceleración inflacionaria.
— ¿Qué relevancia tiene el debate sobre la exclusión de intereses capitalizables en el resultado base caja de las cuentas fiscales?
— Los pagos de intereses que no se registran debido al financiamiento con Lecaps, un instrumento de descuento que no paga intereses, sino que abona el monto principal al vencimiento, se estiman en 1,2% del PBI para el año en curso y se espera que aumenten. Sin embargo, estos intereses son nominales, y desde el punto de vista económico, lo que realmente importa son los valores en términos reales, que son bastante menores. La reestructuración de la deuda de 2020 introdujo instrumentos con pagos de interés (y amortización) reducidos hasta 2025. Por lo tanto, los pagos de intereses están temporalmente por debajo del valor económico real de la factura de intereses sobre la deuda pública.
Dicho esto, si el Gobierno continúa con el programa de estabilización y las reformas estructurales, el índice de riesgo país podría caer significativamente, reduciendo así la factura de intereses sobre la deuda. Esto también podría ocurrir mediante el crecimiento sostenido, que, en tal caso, beneficiaría a la economía en su conjunto.
“Si el Gobierno continúa con el programa de estabilización y las reformas estructurales, el índice de riesgo país podría caer significativamente”
— Cuando lo entrevisté en febrero, mencionó que la adopción de una regla cambiaria ayudaría a reducir la inflación. Aunque se ha logrado, algunos economistas advierten que ha generado inflación en dólares. ¿Cuál es su evaluación al respecto y qué recomendaría?
— Sí, mi visión era que algún tipo de regla cambiaria ayudaría a reducir las expectativas inflacionarias de una manera que los anuncios fiscales no lograrían rápidamente. Por eso pensaba en un plan de estabilización que incluyera una regla cambiaria, tal como luego lo hizo el gobierno, pero que se abandonara una vez que la política fiscal y monetaria pudieran sostener la desinflación y, de esa forma, recuperar la flexibilidad cambiaria. Sin embargo, ha decidido mantener su regla cambiaria por un período más extenso del que yo tenía en mente.
Al final del día, si la inflación sigue bajando y la economía crece un 5% el próximo año, como se estima, el Gobierno hará una muy buena elección de medio término, lo cual ayudará a consolidar el proceso de reformas en marcha.
— A pesar del aumento en las reservas brutas debido al blanqueo y al mayor superávit comercial, las reservas netas del BCRA siguen en terreno negativo. ¿Cuánto podría demorar esta restricción en permitir la salida del cepo?
— La salida del cepo representa el mayor desafío económico de corto plazo que enfrenta el gobierno. No sé cuándo decidirá hacerlo, y podría ser de manera gradual: primero liberalizando las operaciones de la balanza comercial y luego las de la cuenta de capital. Está claro que cuanto antes se libere, mayor será el crecimiento económico, especialmente porque estas restricciones impactan negativamente en la inversión.
— Desde su perspectiva en Maryland, EE.UU., ¿cómo evalúa los recientes cambios en la política exterior argentina, así como las modificaciones en la Cancillería y en la Embajada en Washington?
— Las relaciones internacionales están actualmente muy tensionadas. Creo que uno de los temas cruciales de nuestra época es el ascenso de China como superpotencia, lo cual está cambiando los equilibrios geopolíticos y económicos globales. En este contexto, el presidente Javier Milei ha decidido formar una alianza explícita con Estados Unidos e Israel, defendiendo los valores que estos países representan: democracia liberal, orden internacional y capitalismo.
Sin embargo, este posicionamiento ocurre en un momento en el que el orden internacional está siendo redefinido, y donde el comercio con China, Brasil y otros países no alineados con Estados Unidos es crucial para Argentina. En este entorno, el presidente Milei debe equilibrar los intereses económicos del país con la defensa de los valores que ha adoptado y que comparto plenamente.
Creo que la forma en que Argentina ha votado en algunas ocasiones en las Naciones Unidas, contra la agenda 2030, y su actuación en el G20 esta semana, muestran a un presidente pragmático y bien asesorado. Donde el costo es bajo, prevalecerá la defensa de valores; donde el costo económico y geopolítico pueda ser alto, predominará el pragmatismo que todo estadista debe tener.
“Por primera vez en mi carrera académica, los alumnos me preguntan por Argentina, mostrando un gran interés en saber sobre el presidente Milei. Y eso que muchos de estos alumnos no saben quién es el presidente de Brasil”
— ¿Cómo percibe el ‘fenómeno Milei’, que parece estar ganando atención en Nueva York, Washington y otras partes del mundo?
— No solo en Estados Unidos, es un fenómeno mundial, especialmente entre los jóvenes. Por primera vez en mi carrera académica, los alumnos me preguntan por Argentina, mostrando un gran interés en saber sobre el presidente Milei. Y eso que muchos de estos alumnos no saben quién es el presidente de Brasil… Es que el presidente Milei, a través de las redes sociales, ha logrado que su mensaje de libertad trascienda, en un momento en que los jóvenes se han cansado de la excesiva corrección política y otras falsedades con las que han sido coaccionados durante mucho tiempo.
Si recuerdo bien, en el reportaje que usted me hizo en febrero, ya anticipaba esto al elogiar su discurso en Davos. Ese discurso tuvo un impacto mundial.
— ¿Qué efectos anticipa para Argentina ante el regreso de Donald Trump a la presidencia de EE.UU., más allá de su relación con Javier Milei y su posible influencia en un nuevo acuerdo con el FMI?
— Es difícil de predecir. El principal problema económico que enfrenta Estados Unidos es su alto déficit fiscal. Las políticas fiscales propuestas por el presidente Trump durante la campaña electoral no apuntaban a reducirlo, sino más bien a aumentarlo. Esto sería muy perjudicial para un país como Argentina, que necesita atraer inversión externa y que, por ahora, tiene su moneda atada al dólar.
Sin embargo, un actor que podría ser muy influyente en su gobierno, Elon Musk, ha comenzado a hablar de desregular la economía estadounidense y reducir su déficit fiscal. Esto sería muy beneficioso tanto para Estados Unidos como para los países emergentes.
— ¿Qué reflexión final le gustaría compartir sobre el contexto económico actual y las perspectivas para Argentina?
— Como ha señalado muchas veces el presidente Milei, el proceso de transformación de Argentina tomará décadas. El primer año ha mostrado logros significativos, pero aún queda mucho por hacer y riesgos por enfrentar. No debemos caer en un exitismo innecesario. Recordemos que el proceso de reformas llevado a cabo por el presidente Carlos Menem no solo fue revertido, sino que también desencadenó una era populista muy negativa desde los puntos de vista económico, político y social. Además, fue quien saboteó ese proceso buscando su segunda reelección.
“Los grandes cambios siempre generan tensiones políticas y sociales, ya que hay mucho conflicto distributivo y de valores detrás de ellos”
Los grandes cambios siempre generan tensiones políticas y sociales, ya que hay mucho conflicto distributivo y de valores detrás de ellos. No es necesario echar leña al fuego; aunque pueda tener beneficios a corto plazo, también acarrea costos a mediano plazo. Estas tensiones pueden afectar las formas, pero no la esencia.
El cambio debe también promover el avance de la libertad. El fortalecimiento de las instituciones republicanas es esencial para asegurar que este proceso sea beneficioso y sostenible para los argentinos en su conjunto a mediano plazo.