Una compañía con permiso de cotización en la bolsa, sin ningún activo, que sólo pagaba el sueldo de una secretaria. Eso era Inversiones y Representaciones Sociedad Anónima, IRSA, en los ‘80, cuando Eduardo Elsztain ingresó como director independiente invitado.
Hoy IRSA es la mayor inversora en bienes raíces del país y la única empresa inmobiliaria argentina que cotiza sus acciones en la Bolsa local y en el New York Stock Exchange (NYSE) de Nueva York. Tiene un valor de mercado, según el precio de esas acciones, de más de USD 1.200 millones. Allí viajará hoy Elsztain con el top management de la compañía: el lunes tocará la campanita que dará inicio a la ronda de cotizaciones del día en el mítico recinto bursátil de las calles Wall Street y Broad, en el sur Manhattan. Con esa emblemática ceremonia celebrará los 30 años ininterrumpidos de cotización en EEUU.
A sus 64 años, Elsztain luce emocionado y no lo disimula. Disfruta del momento que atraviesa el país, su empresa y también su familia. En los últimos meses, fue tres veces abuelo –un nieto por cada uno de sus tres hijos varones– y el fin de semana pasado se casó su única hija.
“Es un momento de mucha emoción y de mucho agradecimiento a Dios. Yo disfruto de lo que hago y tengo un gran equipo que me acompaña. Vamos a festejar 30 años de cotización de IRSA en la Bolsa de Nueva York. Pero para mí, que la empresa cotice hace 75 años en Buenos Aires es tanto o más importante”, asegura en un diálogo con Infobae y otros dos medios en la sala de reuniones de su despacho en La Rural, donde es socio en el gerenciamiento del negocio del tradicional predio palermitano.
“Es una bendición que después de 40 años de desierto económico, haya llegado un economista que entiende”
Egresado del Nacional Buenos Aires y con estudios en Economía y Medicina que no terminó, su historia en el mundo de los negocios comenzó seguramente con las enseñanzas de su abuelo paterno, que llegó de Polonia a principios de siglo, y fue dueño de un almacén de ramos generales en Las Lomitas, Formosa. Su otro abuelo, León, le inculcó las tradiciones y los preceptos del judaísmo.
Elsztain mira por el ventanal del predio de La Rural y asegura que es más que optimista con el gobierno de Javier Milei. Ante una pregunta de Infobae, sin embargo, relativiza su vínculo personal con el Presidente, aunque se los vio muy cerca en la campaña del año pasado y visitaron juntos “El Ohel”, la tumba del rabino Menachem Mendel Schneerson, conocido como “el rebe de Jabad Lubavitch”. Justamente a esa autoridad religiosa consultó Elsztain en Nueva York, a fines de los 80, sobre sus proyectos financieros. El Rebe le dio un consejo que cambió su rumbo para siempre: invertir en ladrillos, en proyectos que pudieran disfrutar las personas. Antes, Elsztain había convencido al magnate George Soros para que invirtiera USD 10 millones en activos financieros de una Argentina que prometía crecimiento y despegue. El volantazo que recomendó el Rebe mantuvo a salvo esos activos.
“El presidente Milei es un fenómeno joven y de cambio que interpretó y trajo una propuesta que no tenían los partidos tradicionales. Y con mucha sencillez la está implementando. Es una bendición que, después de 40 años de desierto económico, llegue un economista que entienda de economía. Argentina eligió una propuesta distinta y creo que le hará mucho bien. Lo que más me impacta es lo que está generando, de a poquito, en los que tienen que hacer la economía, los emprendedores, los empresarios, los privados, el que se muda, el que decora, el que hace un nuevo negocio, el que exporta”, destacó el empresario.
A lo largo de la charla, el también dueño de Cresud –una de las grandes empresas del agro con unas 865.000 hectáreas en Argentina, Brasil y Paraguay y que cotiza en el Nasdaq–, de 15 shoppings en todo el país y socio del Estado en el Banco Hipotecario, entre otros negocios, insistió con el rol de los empresarios, “los que hacen están por encima de la política”– y los beneficios de la estrategia fiscal que sigue el actual Gobierno.
— ¿Cómo ve la economía?
— Estoy sorprendido de cómo en estos primeros 11 meses hubo un eje muy fuerte en el equilibrio fiscal, algo que es muy difícil mantener, sobre todo cuando hubo muchos años de laxitud monetaria y fiscal. En la compañía veo el impacto fuerte de cuando el Gobierno se corre de absorber el crédito. Cuando la sociedad pasa de endeudarse a 12 meses para comprar un artefacto a tener acceso a financiación para poder comprar la vivienda hasta 30 años, se entra en un mercado totalmente distinto. Muy positivo.
— ¿Cómo se imagina que seguirá ese contexto?
— No me gustaría repetir un ciclo donde tengamos esa nostalgia de decir tenemos todo, pero nada podemos hacer. Es muy triste. La inversión extranjera directa bajó del 15 o 20% a menos del 5 por ciento. Ahora, con una situación macro ordenada, fiscal y financieramente, vamos a poder empezar a desarrollar los sectores que demanda el mundo. En un mundo con cierto nivel de conflictividad, estar aislados nos dio un valor. Si tenemos una década de estabilidad, todos esos sectores que no están desarrollados van a crecer. Es un ciclo, pero estoy sorprendido con este año. Soy optimista. Lo mejor que nos puede pasar es que hagan las cosas bien, que la parte de seguridad, educación y salud esté bien servida, y que el resto que lo hagan quienes brinden los servicios más baratos y eficientes.
— ¿Cómo ve el consumo y el negocio de los shoppings?
— Es un momento muy interesante. Hace un año, había mucha plata en la calle, pero ahora tenemos la misma cantidad de gente. Se vio una baja en las ventas, pero yo creo que se va a empezar a ver una recuperación a partir de diciembre. Hay poca morosidad en los locales: se sintió la crisis, pero no hay devolución de locales. Tenemos 100% de ocupación. Venimos de dos décadas de grandes marcas que se fueron del país. Ahora habrá marcas internacionales que van a volver.
Los desarrollos que vienen
La historia del empresario e IRSA se remonta a los ‘80, cuando, como se dijo, se convirtió en director independiente, invitado por Peter Gruber, a quien describe como uno de sus mentores. Quien fue manager del fondo Templeton era accionista de esa empresa sin actividad. Gruber le vendió sus acciones de IRSA a su entonces socio, Abraham Perelman, y Elsztain dejó de ser director. Desde entonces estuvo años intentando comprar la compañía.
“Ahora, con una situación macro ordenada, fiscal y financieramente, vamos a poder empezar a desarrollar los sectores que demanda el mundo”
“Fueron negociaciones muy intensas y, al final, me la quedé por unos USD 120.000, en 1991. En una de esas ofertas que Perelman no aceptaba fui con un maletín lleno de billetes de 1 dólar que me prestó un cambista”, recordó entre risas. En esos años fue socio de su amigo Marcelo Mindlin, hoy dueño de Pampa Energía. En 1994, ya en manos del empresario y creciendo en el sector, la firma fue listada en Wall Street.
“Ir a la Bolsa de Nueva York fue muy importante porque nos dio mucha liquidez y el doble mercado fue muy importante. Hacíamos road shows en Estados Unidos, Inglaterra, Escocia y hasta Dinamarca, pero siempre cerrábamos en la bolsa de Buenos Aires. Hoy somos una compañía que se dedica a muchísimos rubros, todos con visión de largo plazo”, destacó.
Una de las primeras obras de IRSA, en la que pusieron casi todo el capital, fueron los famosos lofts de los Silos de Dorrego, en 1991, cuando el barrio de Palermo tenía una configuración muy distinta a la actual. “El Dot fue otra de esas obras de muy largo plazo. Compré el lote en un remate, también en 1991. Era un lugar que veía como la aorta de la ciudad. Pero hasta que hicimos el desarrollo pasaron dos décadas. Se inauguró y luego seguimos con oficinas, las oficinas centrales de Mercado Libre, luego el coworking y ahora vendrán viviendas. El Dot es un caso emblemático de nuestro ADN: crear espacios nuevos en la ciudad”, describió Elsztain.
Luego llegaron otros edificios icónicos porteños, como el Palacio Chrysler, en la avenida Figueroa Alcorta, y el desarrollo de Puerto Madero, donde inauguraron la primera torre del proyecto, el Dock V.
“Después pasamos de los edificios a los centros comerciales y ese fue otro de mis sueños de juventud”, relató. Antes, se había tomado un año sabático en Nueva York. Cuando regresó, se asoció con el comprador de uno de sus terrenos en Salta y nació el primer shopping de la empresa. Alto NOA, en 1995.
Vinieron después los otros Altos –Palermo, Avellaneda, Rosario–, Abasto, Paseo Alcorta, la compra de Patio Bullrich, Arcos. Hoy son 15 los centros comerciales de la empresa en CABA y las principales ciudades del país. IRSA también levantó torres de oficinas, el hotel Intercontinental y se quedó con emblemático Llao Llao, en Bariloche, en sociedad con el Grupo Sutton Dabbah.
El próximo gran desafío de Elsztain está en marcha y es grande. Se trata de Ramblas del Plata, que se levantará en el sur de CABA, en lo que fue el proyecto de la Ciudad Deportiva de Boca; un mega emprendimiento al que no pocos definen como el “nuevo Puerto Madero”. Tendrá un gran parque, áreas comerciales y más de 10.000 viviendas premium, pero también orientadas a la clase media. Demandará una inversión total de más de USD 2.000 millones, de la que participarán más de una decena de desarrolladores inmobiliarios.
— ¿Es el proyecto más importante en la historia de IRSA?
— Lanzar Ramblas, un proyecto con el que trabajamos hace casi tres décadas, y que se demoró por razones de todo tipo, es algo de gran trascendencia. Son 71 hectáreas en la zona sur, pegado a la Reserva Ecológica. Sí, es el proyecto más importante de la compañía.
— ¿Cuándo lo comenzarán a vender los desarrolladores al público?
— No quiero pecar de optimista, pero me imagino que a partir de que la gente vuelva de estas vacaciones, en febrero o marzo, ya estaremos trabajando fuerte en infraestructura y el armado del parque y las calles. La venta será según los tiempos de los desarrolladores de cada parte del proyecto. Durante diez años tuvimos durmiendo otro ícono porteño: lo abrimos para Casa FOA hace una semana y ya se vendieron 80 unidades de los 700 que se harán. Hay mercado: hubo blanqueo y se invierte.
El empresario se refiere a lo que será la puesta en valor del tradicional Edificio Del Plata, frente al Obelisco, que pasará de ser una vieja mole de oficinas del gobierno de la ciudad a modernos departamentos, sobre todo de uno y dos ambientes, en un proyecto que promete revitalizar esa zona del centro porteño. Ahora será Mercado del Plata.
En paralelo, IRSA está ampliando Alto Avellaneda, lanzará en breve el nuevo Distrito Diagonal, en La Plata, y anunciará, la semana que viene, la compra de un nuevo terreno en CABA.
— Dijo que es optimista con el Gobierno. ¿Cómo imagina los próximos años?
— Insisto con esta idea: los que hacen que la economía crezca son las empresas y los individuos que viven en un país. Todos hablan de las tasas y la macro, pero nos pasamos los últimos 100 años hablando de riquezas que no explotamos. Tenemos muchos productores de dólares –el campo, el litio, Vaca Muerta, la minería–, pero cuando hay orden macro son más los que entran a jugar. Si los que hacen están quietos y resguardados, tendremos una economía en depresión, sin crecimiento, qué es lo que vimos en la mayoría de estos últimos años. Ahora, cuando el Gobierno se corre, muchos empresarios generan en otros el fenómeno de hacer, como un contagio. La sociedad argentina tiene mucho ahorro y muy poco crédito. Y está traumada. Si sigue este rumbo fiscal y no se imprime más dinero, que es el mayor elemento que marca la inflación, vamos a ver mucha más gente haciendo cosas en el país. Con este modelo, habrá impacto de crecimiento y expansión del crédito.