La informalidad laboral sigue siendo uno de los desafíos más críticos para el mercado de trabajo en Argentina, y los jóvenes son los más afectados. Según un informe de la Secretaría de Trabajo de la Nación, más del 50% de los trabajadores de entre 18 y 24 años se encuentran en condiciones de informalidad, es decir, sin acceso a derechos básicos como aportes jubilatorios, licencias pagas o cobertura de salud.
El dato más reciente, correspondiente al primer trimestre de 2024, revela que el 56,7% de los jóvenes trabajadores están en negro. El dato refleja una mejora marcada en relación a igual período del año anterior, cuando era de 63%, pero aún sigue siendo un nivel alarmante.
La diferencia con otros rangos etarios es significativa. La informalidad alcanza al 38,3% de quienes tienen entre 25 y 34 años, desciende al 30,1% en el grupo de 35 a 49 años y se ubica en 26,7% entre los de 50 a 59 años. Curiosamente, entre los mayores de 60 años, la tasa vuelve a subir al 36,7 por ciento.
Razones detrás del problema
La alta informalidad entre los jóvenes responde a factores tanto de oferta como de demanda en el mercado laboral. Juan Luis Bour, economista jefe y director de FIEL, dijo a Infobae que esta situación refleja un problema estructural: “El hecho de que haya muchos jóvenes informales llevará a que otros grupos etarios también tengan tasas más altas en el futuro”.
Bour considera que el estancamiento económico y laboral de la última década es clave: “Venimos de una economía que en los últimos 12 años prácticamente no creció, al igual que el empleo registrado. Si el número de asalariados formales es el mismo, entonces no es ningún milagro que muchos sean informales. Es lógico en ese contexto que sean los más jóvenes los más afectados, dado que son los más nuevos dentro de un mercado laboral que presenta pocas oportunidades”.
Si el número de asalariados formales es el mismo que 12 años antes, entonces no es ningún milagro que sean mucho más los informales (Bour)
El economista también destaca cómo las políticas gubernamentales han impactado negativamente en la formalización: ”La economía no crece y, por otro lado, la cantidad de gente que ingresa en el mercado crece todos los años; por eso es lógico que crezca el mercado informal. Además, en los últimos 15 años no hubo ningún incentivo para que crezca la formalidad. Por el contrario, cuando asumió Alberto Fernández lo primero que hizo fue prohibir los despidos. Con políticas de ese tipo, se desincentiva la registración”.
El costo laboral y la productividad
Uno de los principales obstáculos para la formalización es el costo para las empresas de contratar en blanco. Jorge Day, economista de Fundación Mediterránea, dijo a Infobae que “hay mucha diferencia entre lo que cobra un trabajador y lo que paga un empresario. Con la carga impositiva que demanda tener un trabajador en blanco, se paga hasta un 50% más del salario neto. Los costos son tan altos que incentivan a las empresas a no pagar los aportes previsionales y a la obra social”.
Esta brecha genera un círculo vicioso, especialmente en el caso de los jóvenes. “Los jóvenes, al principio, están dispuestos a trabajar en cualquier lugar. No tienen experiencia y tienen menos herramientas para exigir mejor remuneración y empleo en blanco”, explica Day.
Jorge Colina, presidente del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (Idesa), agrega que “la falta de experiencia y la baja productividad de los jóvenes los hacen económicamente inviables para ser contratados formalmente”.
“Los salarios de convenio son altos y hay que pagar 50% de impuestos por encima del salario. Además, los jóvenes cambian mucho de empleo y para muchas empresas no se justifica tenerlos en blanco”, contó Colina.
La falta de experiencia y la baja productividad de los jóvenes los hacen económicamente inviables para ser contratados formalmente (Colina)
Otro factor clave es el tipo de empresas que suelen contratar a trabajadores jóvenes. Según Colina, “los jóvenes tienden a encontrar trabajo en empresas más chicas. No califican muchas veces para las compañía grandes, que son más exigentes”. Esto se traduce en empleos más precarios y mayor exposición a la informalidad.
Por su parte, Nuria Susmel, economista de FIEL, destaca que la falta de experiencia y educación limita las posibilidades de los jóvenes en el mercado laboral: “El que contrata no sabe si el joven trabajador va a cubrir sus expectativas, y se suma el alto costo del despido. A eso hay que sumarle que, cuanto menor es la educación, mayor es la informalidad”.
Percepción de los afectados
Desde la perspectiva de los trabajadores, la formalización no siempre es prioritaria.
Según Susmel, “a muchos jóvenes no les importa estar en blanco. No valoran beneficios como aportes jubilatorios o la cobertura de salud, porque no los perciben como necesidades inmediatas”.
Colina refuerza esta idea: “Al joven no le interesa estar en blanco, lo que quiere es plata y luego tener la libertad de irse cuando quiera”.
Este enfoque genera una desconexión con los beneficios de la formalización, como el acceso a una obra social sindical o prepaga, y el registro previsional.
¿Qué debe cambiar?
Los especialistas coinciden en que la solución requiere reformas estructurales. Jorge Colina propone reducir los impuestos al trabajo, especialmente para los salarios más bajos, y descentralizar la negociación colectiva: “Los salarios de convenio son muy altos para las pymes y los jóvenes. Cada empresa debería poder establecer contratos según sus posibilidades”.
Jorge Day sostiene que “disminuir las cargas impositivas es fundamental, pero también será necesaria mayor educación y concientización sobre los beneficios de la formalización”.
Disminuir las cargas impositivas es fundamental, pero también será necesaria mayor educación y concientización sobre los beneficios de la formalización (Day)
Por su parte, Nuria Susmel enfatiza la necesidad de alinear los costos laborales con la productividad: “Si los jóvenes tienen poca experiencia y educación, los costos actuales no se ajustan a lo que pueden producir”.
Clima educativo
El nivel educativo del trabajador es un factor clave. Según la Secretaría de Trabajo, la informalidad es del 68,3% entre quienes no completaron la educación primaria. Este porcentaje disminuye al 52,3% para quienes tienen primario completo y al 37,6% para quienes concluyeron el nivel secundario. Entre quienes completaron estudios terciarios o universitarios, la tasa cae al 15 por ciento.
Por sectores, el servicio doméstico lidera en informalidad con 75,4%, seguido de la construcción 69,7% y hoteles y restaurantes 51,5 por ciento.
El que contrata no sabe si el joven trabajador va a cubrir sus expectativas, y se suma el alto costo del despido (Susmel)
El tamaño de la empresa también es determinante. Las microempresas de hasta cinco empleados registran 72,6% de informalidad, mientras que, en empresas de más de 40 trabajadores, el índice desciende al 11,3% de la nómina de asalariados.
La calificación laboral también influye en la falta de registración: los trabajadores sin especialización tienen 59,7% de informalidad, frente a 17,1% entre profesionales y técnicos.