El último informe de la Consultora 1816 destacó que los activos argentinos, tanto en renta variable como en bonos soberanos, mantuvieron un fuerte rally en los últimos días. Según el análisis, el índice Merval alcanzó máximos históricos en dólares corrientes, mientras que los bonos Globales registraron un incremento del 94% en lo que va del año. En paralelo, el peso mostró un fortalecimiento sostenido, al punto de que el dólar MEP equiparó su valor al tipo de cambio importador.
El informe remarcó que, en los últimos 30 años, hubo cuatro momentos en los que el tipo de cambio real estuvo tan bajo como el actual: al cierre de la Convertibilidad, al final del mandato de Cristina Fernández de Kirchner, en 2017 durante el gobierno de Mauricio Macri, y en los últimos meses de la gestión de Alberto Fernández. “En cada uno de esos episodios, el tipo de cambio oficial sufrió grandes devaluaciones”, señaló el texto.
Sin embargo, el análisis subrayó diferencias significativas en el presente contexto. Argentina ahora cuenta con un superávit fiscal primario sostenido, algo que no se registró en las cuatro oportunidades anteriores. Según el documento, el país acumula 10 meses consecutivos de superávit fiscal. Además, el potencial de Vaca Muerta en el mediano plazo, con exportaciones proyectadas en más de USD 15.000 millones anuales, y la implementación de un blanqueo fiscal en 2025, posicionan a la economía con una capacidad inédita para sostener un peso fuerte.
A pesar de este panorama alentador, la consultora advirtió sobre tres problemas asociados a una moneda apreciada. El primero se relaciona con la falta de reservas netas del Banco Central. “Si el contexto internacional se complica o surge un susto político, el potencial de caída del peso es muy alto”, mencionó el informe. Además, destacó que las reservas del Banco Central siguen en terreno negativo, lo cual limita la capacidad de reacción ante un posible deterioro en la demanda de pesos.
El segundo problema identificado se vincula con los elevados niveles de liquidez en pesos medidos al tipo de cambio financiero. Según el análisis, los stocks de pesos privados al tipo de cambio financiero superaron los USD 100.000 millones en 2024, duplicando los niveles de enero. Esta situación aumenta la presión sobre el tipo de cambio, especialmente si se registra una disminución en la demanda de activos denominados en pesos.
El tercer riesgo se centra en los sectores económicos menos competitivos que enfrentan dificultades con un dólar barato. “A este tipo de cambio, el turismo, algunas economías regionales y ciertas industrias pueden perder competitividad”, afirmó el informe. La prolongación de este escenario podría generar destrucción de empleo en sectores específicos, sin garantías de que otros segmentos económicos absorban a los trabajadores afectados.
Los 3 problemas del super peso
- Falta de reservas del Banco Central: Si el contexto internacional se deteriora o hay incertidumbre política, el peso podría sufrir una fuerte caída. La capacidad del Banco Central para intervenir es limitada, ya que sus reservas netas continúan en terreno negativo.
- Exceso de pesos en el sistema financiero: A este tipo de cambio financiero (CCL), los stocks de pesos en manos privadas superan los USD 100.000 millones, un aumento significativo desde los USD 50.000 millones registrados en enero. Esto genera vulnerabilidades si la demanda por activos en pesos disminuye.
- Sectores económicos no competitivos: Con un tipo de cambio bajo, sectores como el turismo, algunas economías regionales y ciertas industrias enfrentan dificultades para sostenerse. Este escenario podría provocar destrucción de empleos, sin que haya garantías de que sectores más dinámicos absorban la mano de obra afectada.
El reporte también analizó las posibles consecuencias de un equilibrio prolongado con una moneda fuerte. En este escenario, Argentina podría experimentar lo que los economistas denominan “enfermedad holandesa”, un fenómeno que beneficia a sectores competitivos como la energía y servicios, mientras perjudica a otros orientados al mercado interno o menos dinámicos. No obstante, el texto aclaró que la administración de estos desequilibrios dependerá de la capacidad del gobierno para aplicar políticas económicas que compensen a los sectores perdedores.
Por otro lado, la consultora hizo énfasis en que la estabilidad del tipo de cambio está directamente ligada al resultado de las elecciones de 2025. “La incertidumbre política sigue siendo el principal riesgo idiosincrático”, resaltó el informe, indicando que estas elecciones actuarán como un referéndum tanto sobre la gestión del actual gobierno como sobre su capacidad de consolidar mayorías legislativas.
El análisis concluyó destacando que el Banco Central se mantuvo comprador en el mercado cambiario oficial durante noviembre, acumulando USD 1.270 millones gracias a préstamos en dólares impulsados por el blanqueo fiscal. Estos resultados respaldaron la tendencia actual, aunque el informe subrayó la importancia de monitorear las condiciones internacionales y políticas para evaluar la sostenibilidad de este equilibrio.