Aunque aumentó la producción en octubre y el consumo marcó su nivel más bajo en 28 años, los precios de la carne comienzan a acelerarse luego de varios meses de estabilidad. Esto podría presionar el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de noviembre, dado el peso que tiene el rubro de alimentos en la canasta del Indec.
Luego de aumentar 0,4% en octubre, “las carnes anotaron una suba del 0,7% en la tercera semana del mes, traccionada principalmente por el aumento en el precio del cerdo (1,1%) y el pescado (1,2%). En el caso de la carne vacuna, que registró un incremento del 0,4%, tanto los cortes delanteros como traseros contribuyeron, con una suba del 0,6% y 0,1% respectivamente. El pollo, por su parte, anotó un aumento de 0,4% respecto a la semana previa”, señalaron desde EcoGo.
Por su parte, un informe de LCG indicó que el aumento de carnes por encima del promedio general explicó el 41% de la inflación semanal, al aumentar 0,8%. El nivel general presentó un avance de 0,7 puntos porcentuales.
El fenómeno ya es notorio en los grandes comercios y hablan de un posible quiebre. “El precio de la hacienda en el Mercado de Cañuelas se recuperó 10% en lo que va de esta semana. Entendemos que comienza un cambio de tendencia, provocando una recomposición en el precio de la hacienda”, dijo una fuente del mercado.
“Habrá que esperar para ver si es una tendencia que se confirma o si los precios se reacomodan hacia abajo. Durante 2024, el negocio ganadero corrió por detrás de la inflación, por lo que entendemos que el mapa de precios comenzó a reacomodarse”, agregó.
En carnicerías de CABA afirman que el aumento respecto al mes pasado fue de entre 5% y 10%, mientras que en una carnicería de una localidad bonaerense, aseguran que solo aumentaron los precios de todos sus cortes en $500. En ambos casos sostienen que este es el primer aumento después de varios meses sin actualizaciones.
Desde una importante cadena con presencia en toda la capital federal, precisaron cuáles son los precios por kilo que se están manejando en la actualidad:
- Lomo: $22.000
- Vacío: $14.000
- Entraña: $19.900
- Asado: $9.900
- Roast beef: $7.700
- Paleta: $8.990
- Nalga: $12.900
Con todo, la dispersión de precios sigue siendo enorme. En la provincia, los precios son bastante menores en algunos cortes. Por ejemplo, un kilo de lomo cuesta $11.500, la entraña $9.200, nalga $9.500 y vacío $9.200. En la Ciudad, se pueden conseguir precios más económicos en los supermercados. En una de las cadenas más grandes, el asado ronda los $6.000, el roast beef $6.400, vacío $11.400 y bola de lomo $8.150.
En este marco, Miguel Schiariti, presidente de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA), aseguró: “Yo creo que los aumentos son circunstanciales y no se van a mantener en el tiempo. Hay poca hacienda y entonces esta semana se ha pagado algo más en el mercado. Da toda la sensación que es una postura forzada por los matarifes que necesitan vender más caro porque aumentaron mucho los costos, sobre todo combustibles, salarios y energía eléctrica. Por este motivo, vienen trabajando prácticamente sin margen durante todo el año y no pueden trabajar gratis”.
No obstante, afirmó que los aumentos son mínimos ya que animal en pie aumentó entre 50 y 150 pesos en el último mes, lo cual si se divide por 300 kilos “es nada”. Pero los aumentos en las carnicerías suelen ser mayores y más teniendo en cuenta que se acercan las fiestas de fin de año.
Por otra parte, hay que destacar que el consumo per cápita de carne vacuna en Argentina llegó a 47,2 kilos por habitante por año, marcando el nivel más bajo en 28 años como resultado de la pérdida de poder adquisitivo. Los datos relevados por CICCRA indican que la recuperación en los ingresos de los consumidores, clave para reactivar el mercado interno, no se reflejaría hasta febrero o marzo del próximo año.
La Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) analizó: “Durante mucho tiempo, la demanda de carne bovina en Argentina se caracterizó por tener una baja elasticidad respecto del ingreso. Es decir, la población no variaba en gran cuantía su consumo de carne cuando sus ingresos se contraían. Así, a diferencia de otros consumos alimentarios como por ejemplo los lácteos, el consumo de carne bovina se independizaba del nivel de salarios medios. Sin embargo, en la última década se ha advertido un cambio en este sentido, y el consumo de carne bovina tiene una relación más estrecha con el salario”.
Y agregó: “El consumo de carne ha replicado las variaciones del salario real en la última década y, al igual que éste, ha mostrado una clara tendencia a la baja. En otras palabras, el consumo de carne cayó conforme caía el poder adquisitivo real de los salarios promedio en el país. De hecho, si se mide la correlación entre estas dos variables mediante una regresión se tiene que el 77% de la variación en el consumo de carne bovina desde el año 2010 se explica por las variaciones del salario real”.
Schiariti dijo que la carne vacuna ha sido reemplazada por otras opciones como el pollo y el cerdo, que son más económicos. De todas maneras, según datos del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), el precio de la carne vacuna subió un 33% entre enero y octubre de 2024, mientras que el pollo y el cerdo experimentaron aumentos de 176% y 173%, respectivamente.
Consultado si los aumentos de estas últimas semanas pueden llevar el consumo a un nivel más bajo, sostuvo: “La gente sabe que la carne está muy barata, que no aumentó lo que aumentaron el resto de los alimentos. Si está dispuesta a comprar carne va a comprar y si no seguirá comprando pollo y cerdo, porque con lo que cuesta un kilo de carne se compran 3 kilos de pollo y un kilo y medio de cerdo”.