Las acciones y los bonos de Argentina finalizaron negociados con leve tendencia bajista este jueves, después de haber alcanzado al promediar la rueda sus precios máximos para 2024. Así, los activos domésticos quedaron desacoplados del impulso externo dada la tendencia positiva que tomaron los principales índices de Wall Street en el tramo final de los negocios.
Las acciones estadounidenses se mostraron oscilantes, mientras los inversores asimilaban el balance de Nvidia (+1,6%) y Alphabet caía cerca de 5%, en medio de una medida del Departamento de Justicia de los EEUU para dividir su “imperio”.
Nvidia superó las expectativas en cuanto a ganancias en el tercer trimestre, pero el fabricante de chips pronosticó su crecimiento de ingresos más lento en siete trimestres, ya que notó problemas en la cadena de suministro. Esas restricciones limitarán las entregas del nuevo chip insignia Blackwell, comunicó la compañía, pero también harán que la demanda supere la oferta en 2026.
La confianza inversora en el Gobierno ayudó a que la Bolsa y los bonos transitaran valores máximos históricos, aunque en el final de la operatoria se definió una toma de ganancias. El índice accionario S&P Merval de Buenos Aires perdió 0,3%, en los 2.140.096 puntos, un leve retroceso después de los abultados retornos brindados en las últimas semanas.
Los bonos soberanos en el MAE (Mercado Abierto Electrónico) promediaron una baja de 0,3% en pesos. Los bonos Globales restaron un 0,5% en promedio en Wall Street, mientras que el riesgo país elaborado por el banco estadounidense JP Morgan subió once enteros, a 734 puntos básicos, luego de anotar al mediodía un piso de 718 puntos básicos, mínimo desde el 28 de febrero de 2019.
El mercado de deuda “registra un nuevo máximo post reestructuración (2020). En un contexto de acentuado descenso del riesgo país, el tramo largo de la curva lidera las subas. Tomando mayor perspectiva, este comportamiento se replica en lo que va del mes. En concreto, los títulos de mayor duration exhiben retornos de entre 15% y 16% en noviembre”, sintetizó Portfolio Personal Inversiones.
El Gobierno debe encarar a fin de año el vencimiento de su acuerdo de facilidades extendidas con el FMI (Fondo Monetario Internacional) por un crédito de USD 44.000 millones, contraído por el entonces presidente Mauricio Macri en 2018, y para lo cual la actual administración confía en las negociaciones abiertas.
“Seguro que va a haber un nuevo acuerdo y entendemos que está el camino delineado y allanado para que eso ocurra lo más rápido posible. Las metas están cumplidas, las expectativas están cumplidas y la economía está funcionando”, expresó este jueves el vocero presidencial, Manuel Adorni, en conferencia de prensa.
Un informe de Max Capital definió que “una dinámica que podemos esperar para los próximos años: mayores importaciones, pero también mayores exportaciones de energía. La economía argentina se encamina hacia una balanza de cuenta corriente más débil, contrarrestada por un aumento en las exportaciones, principalmente de Vaca Muerta, a medida que las empresas incrementan su capacidad para despachar petróleo y gas. Una moneda más fuerte ejercerá presión sobre las importaciones y los servicios en el extranjero, especialmente el turismo”.
“Aunque algunas importaciones y gran parte del turismo actualmente se financian con ahorros internos en dólares, con el tiempo, la fortaleza del peso generará mayores salidas de estas fuentes, lo que ejercerá presión sobre la divisa o las reservas, presión que será compensada por el crecimiento de las exportaciones de energía provenientes de Vaca Muerta. El Gobierno parece confiar en que las exportaciones de energía prevalecerán, permitiéndole preservar una moneda fuerte y salarios domésticos elevados. No obstante, dichos salarios requerirán una reasignación de recursos hacia sectores competitivos como la agricultura, la energía o los servicios, alejándose de los sectores transables no competitivos. Este proceso, aunque necesario y eficiente, también será doloroso, ya que podría generar informalidad y desempleo, con costes políticos similares a los vividos en los años ‘90″, evaluaron los analistas de Max Capital.