El mega entusiasmo que existe en el mercado con los activos argentinos puso en suspenso la obsesión de los inversores por la acumulación de reservas netas ya que asumen que, precisamente dada la mejora en los diferentes indicadores que ellos mismos impulsan, los dólares terminarán llegando de una manera u otra.
De hecho, en los últimos meses la mejora de las reservas netas fue marginal, a pesar del alto volumen de compras de las últimas semanas que llevaron el saldo positivo del Banco Central en el mercado de cambios por encima de los USD 1.000 millones desde que arrancó el mes. De acuerdo a estimaciones privadas, las reservas netas se ubican en USD 6.800 millones en terreno negativo, computando los el pago de los vencimientos de BOPREAL en los próximos 12 meses y descontando unos USD 600 millones de depósitos públicos. Sin incluir ambos conceptos en la cuenta -un ejercicio meramente teórico-, las netas mejorarían hasta los USD 4.500 millones, siempre negativos.
Esto a pesar de que la demanda privada en el mercado cambiario se mantuvo acotada y, como se mencionó, permitió al Central alzarse con buena parte del ingreso de divisas. “Luego de 10 ruedas en el mes de noviembre, el BCRA continúa las compras en un contexto donde la demanda privada aún se encuentra retraída. Así las cosas, lleva comprados USD 1.086 millones al viernes último, cifra que asciende a USD 1.421 millones al computar las compras de la última jornada”, destacó el informe diario de la consultora Outlier que también hizo foco en la particular dinámica con la que cerró el mercado la semana pasada, lo que podría ser una señal de lo que se espera en los próximos días. En ese sentido, si bien la semana había arrancado muy tibia por el feriado en Estados Unidos, la dinámica se aceleró progresivamente en las siguientes ruedas, no sólo con un promedio diario de compra de unos USD 150 millones, sino también con una clara mejora de las reservas brutas, que ya se ubican por encima de USD 30.000 millones. “Probablemente sigan subiendo estas próximas jornadas”, anticipó el informe.
Esos cálculos, de todos modos, hubieran encendido todas las alarmas en otro contexto sin un aumento claro de las reservas netas. Pero ahora parecen importar poco. Todo el foco del mercado está puesto en los próximos drivers (fundamentos) para que bonos y acciones sigan subiendo: el acuerdo con el FMI, con fondos frescos propios, de otros organismos y también de privados podría ser un motivo inmejorable.
Por lo pronto, asegurado el pago de la deuda para el próximo vencimiento de Bonares y Globales -de hecho, la variable que incide en el bajo nivel de acumulación ya que se giraron USD 1500 millones al exterior y el Tesoro realizó al menos una compra de otros USD 600 millones-, todo gira en torno a las negociaciones que lleve adelante el ministro de Economía, Luis Caputo, tanto con el Fondo Monetario como con bancos privados por el REPO. Esas últimas tratativas se estiran en la medida que sigue bajando el riesgo país de la Argentina, lo que contribuye en una mejora de las condiciones del préstamo a cerrar. Sin ir más lejos, cuando se anunció en julio, el REPO era prácticamente inviable con una tasa de riesgo por encima de los 1100 puntos básicos. Con un riesgo país bajando de los 800 y buscando un nuevo equilibrio por debajo de los 700, el escenario de la negociación es diametralmente opuesto.
La frutilla del postre o, mejor dicho, el ingrediente indispensable que hará todo posible es, se sabe, la firma del acuerdo con el Fondo Monetario que ahora se presume mucho más inminente y que, se anticipa también, incluirá algún desembolso. En cualquier caso, las declaraciones que posteó en su red social X la titular del FMI, Kristalina Georgieva, son determinantes: ahora, dijo, el organismo “está listo” para apoyar todos los progresos que ya ha hecho la Argentina.