A casi un año de la abrupta devaluación de diciembre de 2023, el panorama salarial en Argentina sigue generando preocupación. Si bien los salarios comenzaron a estabilizarse en la segunda mitad de 2024, los analistas advierten que la recuperación ha sido desigual y que el poder adquisitivo de los trabajadores aún se mantiene por debajo de los niveles alcanzados en años anteriores.
Esto no solo refleja el impacto de las políticas económicas recientes, sino también una tendencia estructural que afecta los ingresos desde hace casi una década.
Con diferencias marcadas entre sectores, la actividad privada formal es la que mejor se ha recuperado, con sueldos que prácticamente se ubican en los niveles de noviembre del año pasado. Sin embargo, los salarios públicos se encuentran rezagados y los informales son los más afectados, según datos aún incompletos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH).
Desigualdad por tipo de contratación
A nueve meses de la devaluación, el salario real aún no ha recuperado su nivel anterior.
Según Nadin Argañaraz, director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), “el salario del sector privado registrado alcanzó 98,5% del nivel de noviembre de 2023, mientras que el sector público se quedó en un preocupante 84%. Aunque en septiembre los salarios crecieron por encima de la inflación mensual del 3,5%, las diferencias interanuales son significativas, con una caída acumulada del 19,2% para los empleados públicos”.
Joan Manuel Vezzato, del área de Trabajo e Ingresos de Fundar, destacó que la caída del salario real en diciembre del año pasado fue una de las más pronunciadas desde la salida de la convertibilidad en 2002.
“Tras varios meses de alta inflación, el sector privado formal comenzó a mostrar una leve mejoría en marzo de 2024, cuando la desaceleración inflacionaria permitió una recuperación parcial del poder adquisitivo”, explicó.
“En julio, los salarios registrados del sector privado retornaron en promedio al nivel de noviembre de 2023″, explicó Vezzato, quien agregó que en los meses siguientes esa recuperación se desaceleró debido a una moderación en los acuerdos paritarios, y para septiembre, los salarios volvieron a estancarse.
Comparación con años de bonanza
Por su parte, Jorge Colina, de Idesa, contó a Infobae que en septiembre la mediana (nivel de remuneración que está justo en el medio de la distribución de los datos) del salario formal se situó en $1 millón, cifra similar a la del promedio del año anterior. No obstante, esta mediana es 24% inferior al salario de 2017, que a valores actuales alcanzaba $1.240.000, y un 30% menor respecto a 2013, el último año de bonanza.
Aunque el nivel actual del salario real es 65% superior al de la crisis de 2001-2002, el crecimiento de empleos formales sigue rezagado (Colina)
Colina también comparó con la crisis de 2001-2002, cuando el salario real ajustado rondaba entre $600.000 y $700.000, destacando que, aunque el nivel actual es 65% superior a ese período, el crecimiento de empleos formales sigue rezagado.
En el caso de los empleos formales de las empresas privadas no crecieron tanto. “De la población en edad de trabajar, solamente el 40% se empleó en puestos registrados; el resto lo hizo en la informalidad o bien no se empleó. Por eso es que aun cuando el salario real crece, la pobreza también creció, porque menos de la mitad de la gente consiguió insertarse en un empleo formal”, analizó el director de Idesa.
Matías Maito, director del CETyD, de la Universidad Nacional de San Martín, dijo a Infobae que aunque el sector formal ha logrado cierta recuperación, persisten disparidades internas.
“Algunos gremios han superado la inflación y recuperado parte del poder adquisitivo, mientras que otros continúan rezagados”, precisó el economista.
Esta heterogeneidad se refleja en los acuerdos salariales recientes, donde algunos gremios lograron pactar incrementos que les permiten proyectar estabilidad hacia fin de año, mientras que otros enfrentan dificultades para compensar las pérdidas acumuladas.
Maito destacó que “la moderación de la inflación ha permitido que las negociaciones se tornen más predecibles, con acuerdos que proyectan incrementos para diciembre y enero, lo que da un respiro a los trabajadores”.
Sin embargo, esta recuperación no es suficiente para alcanzar los niveles previos a la crisis. Maito destacó que, en promedio, los salarios están todavía un 20% por debajo del pico de poder adquisitivo alcanzado en 2015-2017.
Sector público e informal: los más golpeados
El panorama para los empleados públicos es aún más crítico. Nadin Argañaraz resaltó que, en septiembre de 2024, el salario real de los trabajadores del sector público fue un 16% inferior al de noviembre de 2023, con una caída interanual del 23,1 por ciento.
Según Maito, “los trabajadores de la administración pública y de universidades son los más rezagados, reflejando tanto una política de contención del gasto estatal como la falta de mecanismos ágiles para ajustar los salarios”.
“Esta situación no solo refleja una política de contención del gasto por parte del Estado, sino también la falta de herramientas para ajustar los salarios al ritmo necesario para proteger el poder adquisitivo”, resaltó el analista.
En septiembre de 2024, el salario real de los trabajadores del sector público fue 16% inferior al de noviembre de 2023, con una caída interanual del 23,1 por ciento (Argañaraz)
Por otro lado, los trabajadores informales enfrentan una situación aún más precaria. Vezzato observó que los salarios no registrados cayeron en promedio 19% durante el primer semestre de 2024. A junio de este año, los ingresos de los informales estaban un 13% por debajo del nivel del tercer trimestre de 2023.
Argañaraz destacó que, en términos interanuales, los ingresos de los trabajadores no registrados cayeron un 30%, lo que refleja su vulnerabilidad en un contexto de alta inflación y escasa protección social. “El sector informal es el más afectado, ya que no cuenta con los mecanismos de ajuste que tienen los sectores formales a través de paritarias”, agregó. Esta situación ha contribuido al aumento de la pobreza y la indigencia en los últimos meses.
Empleo y perspectivas hacia fin de año
De cara al cierre de 2024, los analistas son cautelosos respecto a la sostenibilidad de la recuperación.
Matías Maito dijo que, “tras 11 meses consecutivos de caída del empleo, en agosto se registró una leve creación de 4.000 nuevos puestos, aunque esto es mínimo frente a la pérdida de 177.000 empleos desde mediados de 2023. La estabilización reciente en los salarios y el empleo es apenas un respiro, pero aún estamos lejos de los niveles de 2015″.
En síntesis, aunque la desaceleración de la inflación y algunos acuerdos paritarios han dado un alivio parcial, la recuperación salarial sigue siendo dispar y frágil.
Las expectativas para 2025 aún están llenas de incertidumbre, con un horizonte que depende en gran parte de la estabilidad macroeconómica y de las políticas que se implementen para impulsar la inversión y el empleo formal.