Cuál fue la región del país que tuvo deflación en alimentos y bebidas, el rubro que menos subió en el índice de precios

En octubre, el Índice de Precios al Consumidor reveló variaciones inesperadas en algunos productos

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Una clienta paga su compra
Una clienta paga su compra en una verdulería en Buenos Aires. REUTERS/Agustin Marcarian

El informe de inflación de octubre trajo consigo varias sorpresas. Era quizás esperable que el IPC general perforara la barrera del 3%, como lo habían anticipado los expertos consultados por el Banco Central, pero pocos analistas consideraban la posibilidad de que el rubro de alimentos y bebidas fuera el de menor incremento en el mes.

Según el informe publicado esta tarde por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), la categoría donde están comprendidos todos los productos del rubro alimenticio tuvo un incremento del 1,2% en el décimo mes del año. Sólo el rubro “transporte” tuvo un comportamiento similar (1,2% de variación); el resto presentó incrementos por encima de ese valor.

El ítem de mayor aumento en el mes fue el de “vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles” (5,4%), donde están comprendidas las tarifas de los servicios públicos. Le siguieron en orden descendente “prendas de vestir y calzado” (4,4%), “restaurantes y hoteles” (4,3%), salud (3,6%) y educación (3,5%), entre otros.

Ahora bien, lo interesante, más allá del lugar que ocupó el rubro de “alimentos y bebidas” en el IPC general, es que hubo una región del país con deflación en ese ítem. Se trata de Cuyo, la zona geográfica compuesta por Mendoza, San Juan y San Luis. De acuerdo a la medición del Indec, los productos alimenticios bajaron 0,4% en el conjunto de las tres provincias. Si bien se trata de una variación mínima a la baja, es un resultado que pone fin a un largo período de tiempo sin deflación en ese rubro.

¿Qué precios bajaron? De acuerdo a los valores publicados por el organismo, la baja más pronunciada en esa región se produjo en la papa, que tuvo una deflación del 4,4%. Al ser un producto comprendido dentro del rubro de “frutas y verduras”, se debe considerar que es común ver grandes variaciones de precios al alza y a la baja en cortos períodos de tiempo por cuestiones estacionales y de mercado.

Sin embargo, hubo otros productos fuera del rubro de “frutas y verduras” que también tuvieron una retracción de precios. Es el caso del azúcar, cuyo valor por kilo descendió de $1.033,54 a $1.071,24 en Cuyo (-1%). También se abarató la carne picada común, que pasó de $4.781,09 a $4.748,25. y la leche fresca entera en sachet de un litro, que se retrajo de $1.474,51 a $1.466,52 (-0,5%).

Bajaron además la harina de trigo común (-0,4%) y el arroz blanco simple (-0,1%), siempre hablando de Cuyo y de la variación entre septiembre y octubre de este año.

Qué pasó en las demás regiones

Por ahora, Cuyo es la única región del país que muestra deflación en algún rubro del Índice de Precios al Consumidor. Según el Indec, el ítem de “alimentos y bebidas no alcohólicas” presentó una variación de 1,2% en el Gran Buenos Aires, de 1,5% en la región Pampeana, de 1,1% en el Noreste, de 0,8% en el Noroeste y de 1,7% en la Patagonia.

Si se analiza cómo están conformados estos índices, se encuentra por qué hubo una diferencia tan grande con Cuyo. Tomando como ejemplo la región del Gran Buenos Aires, se observa que, la papa, por ejemplo, no sólo no retrocedió, sino que aumentó un 5%. También subieron la leche (2%) y el arroz blanco simple (1%).

La buena noticia para los habitantes del GBA, es que sí bajaron el azúcar (-2%), la harina de trigo común (-2%), los fideos secos tipo guisero (-1%) y el pollo entero (-1%). Asimismo, se pueden encontrar ejemplos de subas y bajas de precios en todas las regiones del país, aunque la única con promedio general de retracción fue Cuyo.

Por qué bajan los precios

Según el economista José Vargas, director de la consultora Evaluecon, las bajas de algunos insumos alimenticios se atribuyen en gran medida a un reacomodamiento de precios que se da luego de remarcaciones exageradas por parte de algunas empresas. “El rubro de alimentos y bebidas fue uno de los que aumentó de más durante el verano pasado, tras la devaluación de diciembre. Además, la fuerte caída de la actividad económica cambió considerablemente los patrones de consumo de miles de familias, que pasaron de las primeras a las segundas y terceras marcas”, explicó el economista.

“A eso se suma que, a partir de marzo, con el ingreso de productos importados, se generó una competencia adicional en ese rubro en particular. Todo eso llevó a que los precios empezaran a buscar un equilibrio bastante más abajo”, indicó.

En lo que respecta a la situación particular de Cuyo, Vargas recordó que el año pasado esa región estaba “inundada” de chilenos que viajaban a comprar de forma masiva gracias a la ventaja competitiva. Hoy, la situación es otra y los niveles de demanda son mucho más bajos. “Compraban mucho en mayoristas y minoristas. Con la devaluación de diciembre ese escenario cambió y el consumo bajó de una manera importante”, sostuvo el experto, dando a entender que, a menor demanda, los precios tienden a bajar.

De cara al futuro, Vargas no considera que la baja de precios se pueda convertir en una tendencia, al menos en el corto plazo. “Se seguirán reacomodando las tarifas de servicios. Además, hay aumentos pendientes en el rubro de combustibles y hay algunos insumos que se van ajustando al tipo de cambio oficial, con al menos del 2% de devaluación”, justificó.

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