Si bien Aerolíneas Argentinas acumuló durante los últimos años déficits operativos considerables, no deja de ser un activo importante para el Estado argentino y tiene un carácter estratégico, asegura un análisis privado. El reporte, que busca poner en números algunas alternativas sobre la mesa del Gobierno, llega a la conclusión de que un cierre a modo de quiebra tendría un costo muy relevante para el erario público.
Según consigna el estudio del think tank Fundar, desde su estatización y debido principalmente a sus rojos contables, la empresa requirió aportes de capital por un monto equivalente a USD 8.044 millones. Entre 2013 y 2023 se registró un resultado operativo promedio negativo del -22% sobre ingresos. Puntualmente, el año pasado tuvo un déficit de USD 342 millones y en 2024 se logró reducir a USD 83 millones.
Con negociaciones en marcha entre el Ejecutivo y los gremios por reclamos salariales y frente a la postura del presidente Javier Milei, Fundar señala que “una empresa pública es útil si cumple con los objetivos de política pública definidos por el Estado, y si lo hace con eficiencia y eficacia. En este tipo de empresas ser eficiente no significa necesariamente ser rentable: significa utilizar los recursos disponibles en forma óptima”.
En este marco, el trabajo que lleva la firma de Gonzalo Guilardes y Jimena Rubio sostiene que el anuncio del Gobierno sobre la privatización de Aerolíneas Argentinas es una mala idea ya que implica una caída en la venta de pasajes e incluso disminuye la viabilidad de que pase a manos privadas. A su vez, la quiebra tiene altos costos económicos y sociales en conectividad y turismo sobre todo de cara a una temporada de verano con un tipo de cambio apreciado donde se va a ver reducido el turismo receptivo.
En diálogo con la prensa, Guilardes aseguró: “Nos parece que la opción de privatización es la peor porque la situación de la empresa, cuando uno mira el resultado operativo en los últimos 10 años y el patrimonio neto que tiene, hacen que sea muy difícil imaginar que haya alguna otra compañía interesada en comprar Aerolíneas. Asimismo, la industria de aeronavegación se maneja con márgenes de rentabilidad muy pequeños. Entonces, plantear la privatización es plantear un objetivo de muy poca probabilidad de realización”.
En otro orden, la declaración de quiebra implicaría una pérdida de conectividad y tampoco sería gratis: los cálculos realizados por la empresa indican que el costo ascendería a unos USD 6.017 millones. Al mismo tiempo, se produciría la pérdida de los pasajes adquiridos, generaría un costo para el Banco Nación por unos USD 200 millones por créditos y avales otorgados debido a la compra de la flota de Embraer y redundaría en un pasivo laboral por indemnizaciones que ascendería a unos USD 900 millones (que en una quiebra podrían caer en un impago, pero son un costo contingente de todas formas). No hay que olvidar además los pasivos comerciales que incluyen a empresas como YPF, con importantes acreencias con la aerolínea por la venta de combustibles. En total, el trabajo estima un costo económico total de USD 7.614 millones.
De hecho, el CEO de Flybondi, Mauricio Sana, dijo recientemente: “La desaparición de la capacidad que maneja Aerolíneas Argentinas no le hace bien a nadie, no le hace bien al país, ni al Estado”.
En tanto, el estudio resalta que “el Estado nacional es dueño de la empresa de aeronavegación de bandera que tiene una participación en el mercado de cabotaje del 64% y vuela a 39 destinos nacionales, la mayoría de ellos con dos frecuencias diarias, y es la única empresa que opera en la mitad de ellos. Actualmente posee una planta de 11.920 trabajadores en relación de dependencia, en su mayoría altamente calificados, y tiene una flota de 81 aviones y una importante infraestructura de mantenimiento y capacitación. Deshacerse de estos activos tendría altos costos para el Estado, tanto por las obligaciones ya contraídas como por las inversiones realizadas”.
Lejos del credo del Presidente de la Nación, de acuerdo al think thank hay varias razones que justifican la existencia de empresas públicas:
- Fallas de mercado: por lo general, la existencia de empresas públicas se justifica como una forma de corregir fallas de mercado. Por ejemplo, en los casos en que el sector privado no tiene los incentivos suficientes para invertir en proyectos donde se requieren grandes inversiones, las ganancias son a largo plazo y hay una alta incertidumbre. Otro caso son los monopolios naturales, donde lo más eficiente es que un sólo proveedor ofrezca un bien o servicio, tal como las redes de distribución de agua potable o de distribución de energía
- Política industrial o de desarrollo en sectores estratégicos: las empresas públicas pueden jugar un papel clave en el desarrollo económico, al impulsar el crecimiento de nuevos sectores o actividades. Ejemplos de este rol son la empresa CODELCO de Chile, creada en 1976 en el sector de minería de cobre, o la empresa POSCO de Corea, fundada en 1968 para la producción de acero. En Argentina, tras su expropiación mayoritaria, el rol de YPF fue central para el desarrollo de la explotación de hidrocarburos en Vaca Muerta
- Equilibrio macroeconómico: las empresas públicas pueden cumplir con objetivos macroeconómicos. Por ejemplo, un banco público puede tener una política crediticia contracíclica o una empresa pública aumentar la inversión en un contexto de crisis. No reemplazan a las herramientas macroeconómicas pero las complementan
Fundar subrayó que en los últimos años aparecieron nuevas razones que justifican la existencia de empresas públicas. Entre ellas, figuran: 1) las empresas públicas suavizan el impacto de crisis, tales como la del 2008 o la pandemia; y 2) la tenencia accionaria pública en sectores estratégicos es observada como parte de una estrategia nacional de disminución de riesgos en un mundo de tensiones geopolíticas en aumento.
Por otro lado, hay características propias de Argentina que según Fundar hacen necesarias políticas públicas que incentiven y promuevan el desarrollo aerocomercial: es el octavo país en extensión territorial con amplios territorios de baja densidad poblacional y con la tercera parte de su población concentrada en el AMBA, está rodeado de océanos en una región austral del planeta alejada de las regiones de mayor intensidad de flujo mundial de pasajeros y comercio; y tiene una organización política federal que requiere conectividad.
Casos de empresas públicas en el mundo
En esta línea, Fundar afirmó que las empresas públicas tienen un rol clave en muchas economías del mundo. El informe menciona que Noruega, Finlandia y Corea desarrollaron sectores de punta con base en sus empresas públicas. En países del Sudeste Asiático como Tailandia e Indonesia, las empresas públicas están liderando la transición energética.
Consideraron que las compañías más importantes del mundo son públicas: Volkswagen, Equinor, COFCO, Airbus, Deutsche Telekom, Banco do Brasil, Petrobras, Telecom Italia, ICBC, NTT de Japón, Enel, Renault, Pemex, France Telecom, Engie, State Grid China, Peugeot, JBS, Saudi Arabian Oil Company, Gazprom, entre otras.
En las últimas dos décadas, su importancia en la economía global aumentó. Mientras que en 2000-2002 representaban el 5% del total de ingresos de las 2.000 empresas más grandes del mundo, esta participación aumentó a un 17% en 2016-2018. En este período, el total de activos de las empresas públicas alcanzó un equivalente al 50% del PBI mundial.
Qué se propone
En lo que refiere a sus propuestas, Fundar subrayó: “Se debe terminar con los aportes de capital destinados a financiar el déficit operativo e instrumentar nuevas formas de financiamiento público de los objetivos no comerciales de la empresa. Pero antes, es necesario definir con claridad cuáles son los objetivos comerciales de la empresa y cuáles los no comerciales”.
“Una nueva Aerolíneas Argentinas posiblemente requiera un rediseño en su esquema actual de gobernanza que aumente la profesionalización del directorio y establezca mecanismos claros en la relación con el accionista. Se debe terminar con las miradas ideológicas sobre la empresa y avanzar hacia una visión pragmática”, añadió.
Sobre el ingreso de capital privado a la empresa, consideraron: “Es un debate que debe ser planteado una vez que se haya logrado el equilibrio operativo. La decisión sobre si abrir o no el capital accionario de la empresa debe encararse con una empresa en equilibrio”.