Los beneficios para el Banco Central, que acumula en compras de divisas en noviembre un monto mayor del que sumaba a esta altura del mes en octubre, resultaron fundamentales no sólo para la entidad sino también para el sector privado. Las empresas lograron una ventana única para obtener financiamiento a tasas bajas o, al menos, mucho más bajas que las que podría por el momento lograr el propio Gobierno. A tal punto que el volumen de colocaciones ya supera el récord de los últimos 10 años, anotado en 2017 bajo la gestión económica de Mauricio Macri y su entonces ministro de Finanzas, Luis Caputo.
Ese año, el volumen total de Obligaciones Negociables colocadas (ON), alcanzó los USD 5.900 millones, una cifra que hasta agosto era la más alta desde 2015. Con el salto de liquidez en dólares una vez abierto el blanqueo de capitales, el número se disparó casi 30% al alcanzar los USD 7.500 millones antes de terminar el año.
Hasta septiembre, el sector privado había colocado según los registros oficiales unos USD 5.000 millones, cifra que creció en más de la mitad a partir del impacto del blanqueo.
Ese flujo hizo suponer, en las etapas iniciales del plan, que el Gobierno aprovecharía para capturar al menos una parte. Sin embargo, el economista Ramiro Tosi, destacó que “son las empresas las que están aprovechando esos dólares en el mercado de capitales, es decir, se financiaron más usando bonos que los propios préstamos del sector financiero”, dijo.
En esa línea, fue el propio Caputo quien rechazó la posibilidad de financiar al Estado. A principios del mes pasado aseguró que si bien “mucha gente (está) recomendando que el Gobierno salga a capturar con deuda dólares del blanqueo. Nosotros no queremos hacerlo, porque buscamos que esos dólares vayan a financiar al sector privado”, afirmó.
En las semanas previas a esa definición, el presidente Javier Milei había firmado el decreto de necesidad y urgencia para modificar la ley de administración financiera y habilitar a Economía a avanzar en canjes de deuda aun cuando no pueda garantizar una mejora de dos de las tres condiciones esenciales (monto de capital adeudado, tasa de interés y plazos). Esa norma corre peligro de ser rechazada en las próximas horas en el Congreso, lo que cerraría la puerta a una de las alternativas in pectore del ministro para postergar los vencimientos de deuda en dólares de los próximos años.
Con el riesgo país a la baja y acercándose a los 850 puntos básicos, esa estrategia queda mucho más cerca de su implementación, a menos que resulte bloqueada por los legisladores. En ese caso, el interrogante que vuelve a instalarse es si Caputo optará por cambiar los planes y, eventualmente, recurrir a los dólares todavía disponibles del blanqueo, por el que ingresaron USD 20.000 millones en efectivo, para financiar también al sector público.
Por lo pronto, esas divisas contribuyen a un último trimestre del año inédito para el Banco Central en materia cambiaria. “El blanqueo fue un game changer. Le permitió al BCRA comprar dólares en el mercado oficial en una época que suele ser vendedor neto al ser el período de baja estacionalidad de la liquidación del agro. Incluso, gracias al boom de préstamos en dólares, alteró la estacionalidad del sector. En vez de desacelerarse, la liquidación del agro se mantuvo en niveles elevados debido a los préstamos para prefinanciar exportaciones (se adelantó liquidación de la próxima campaña)”, apuntó la consultora PPI. Así, apuntó la firma, el BCRA compró en 36 de las últimas 38 ruedas un acumulado de USD 2.571 millones en el mercado oficial, la mayor marca desde fines de junio.