Cuatro economistas marcaron que más allá del optimismo y las perspectivas favorables en general para la economía, todavía existen riesgos de mediano plazo, como la inercia inflacionaria, el déficit de las cuentas externas, las dificultades para acumular reservas y la salida del cepo cambiario. “Un gobernante no puede comprarse la euforia del mercado como un dato permanente”, dijo Hernán Lacunza, uno de los cuatro que expuso en un panel en la Conferencia Anual de la Fundación FIEL.
Junto con el economista jefe de esa institución Daniel Artana, el titular de la consultora Econviews Miguel Kiguel y el ex director del Banco Central Enrique Szewach, el último ministro de Economía del gobierno de Cambiemos -entre agosto y diciembre de 2019- planteó que el ancla fiscal que implementó el gobierno de Javier Milei es sólido y que eso evita “tormentas” en los próximos meses, pero también remarcó una serie de advertencias sobre el plan económico.
Sobre la última foto de las condiciones financieras, Lacunza planteó que “hay que analizar bien” el último proceso de compra de reservas que registró el Banco Central en medio del crecimiento de los depósitos en dólares por el blanqueo de capitales. “Hay que entender bien esos comportamientos porque son temporales. Un gobernante no puede comprarse la euforia del mercado como un dato permanente, los mercados son consistentemente miopes”, dijo el ex titular del Palacio de Hacienda. “Si no somos capaces de recuperar reservas, ´todavía no has ganado nada’”, dijo al parafrasear al ex futbolista José Luis Chilavert.
Lacunza consideró que “el ancla nominal fue muy eficaz” pero que “las vulnerabilidades suelen ser (para este tipo de planes de estabilización) fiscal y externa. Todavía me hace un poco de ruido por insuficiente, no por cantidad sino porque la cuenta de intereses estamos subregistrándola, es 1,5% del PBI, nada grave. No alcanzó para ganar competitividad por baja de impuestos, no estamos al borde de eso, sería una imprudencia hacerlo”, dijo.
Según las proyecciones de Empiria, la consultora que fundó, Lacunza ve para 2025 tres escenarios distintos para la economía argentina. Una que denominó “Caribeño”, con “sol todo el año”, un crecimiento de 5%, un consumo que también se expande en esa proporción, y una inflación y tipo de cambio que avanzan 18%, es decir, el escenario previsto en el presupuesto. Pero también contrapuso dos alternativas: el “Templado”, con cepo y con “lloviznas aisladas”, en términos de vulnerabilidades externas, con una caída de 2% del PBI y del consumo y una suba del desempleo, una inflación de 30% y brecha de 27 por ciento. Una tercera opción es “Tropical”: con salida del cepo, crecimiento de la economía de 4,1%, caída del desempleo, pero con mayor inflación (40%) y suba del tipo de cambio de 60 por ciento.
Además, en ese sentido afirmó que “con el ancla fiscal, no se ve una tormenta”, en los próximos meses. “El trabajo fiscal es tan importante y tan bien hecho que no hay que ponerlo en riesgo por alguna inconsistencia”, consideró, pero también aseguró que el Gobierno no tiene que dar por hecho el apoyo social permanente al plan económico: “Que nos haya bancado 11 meses la calle no significa que nos van a bancar 22. No sé si la gente va a discernir tan fácil, ojalá que sí”.
Y sobre el déficit de la cuenta corriente, es decir el balance externo de divisas de la economía, un punto que fue remarcado por los cuatro expositores en el evento en la Bolsa de Comercio, Lacunza dijo que si bien el déficit actual “no es imposible de financiar”, también “hay que agarrar el déficit de cuenta corriente a tiempo, porque lo que pensamos que es transitorio después es permanente”. “Entiendo el dilema de levantar o no el cepo, ya que tiene riesgos inmediatos y beneficios mediatos”, concluyó.
Qué pasará con la inflación
Por su parte, el economista jefe de FIEL Daniel Artana mencionó que en su escenario de base la economía seguirá en recuperación y la inflación seguirá a la baja en los próximos meses. “La pregunta es si la inflación se va a ir al (ritmo del) crawling peg, yo creo que va a estar un tiempo por arriba”, arriesgó. Artana dijo que hay “dos cosas que meten ruido” en el sendero de desinflación: la corrección de tarifas que todavía falta y la suba de impuesto a los combustibles en 2025 para compensar la eliminación del impuestos PAIS.
También agregó otro factor de presión sobre la inflación que es el salarial: “Si los salarios recuperan parte del terreno perdido, es un elemento que se mete en los costos de los transables y pone presión para que la inflación no converja al 2% del crawling peg”, dijo Artana y anticipó que “independientemente de la discusión sobre atraso cambiario, el Gobierno va a reducir el crawling y en algun momento del año que viene va a ser menor que el 2%”, aseguró el economista de FIEL.
También planteó que hay otro tipo de riesgos, entre ellos unos político, sobre cuántos votos consigue el oficialismo en las elecciones legislativas y, en paralelo, cómo le va a Cristina Kirchner en la Provincia de Buenos Aires en caso de que se presente como candidata. También aseveró que el clima puede ser un condicionante aunque “nos ha sonreido bastante después de que se piense que podía haber sequía” y como tercer punto marcó eventos que hagan mella en la confianza y que haga perder financiamiento al gobierno o al sector privado. Tampoco observó Artana riesgos por el lado monetario ya que hay “un nivel de monetización todavía bajo”.
Sobre los riesgos de mediano plazo, Artana apuntó al “paso de una economía sobrerregulada a una de mercado”: “Las reglas cambiaron en un plazo muy corto. Eso requiere poder reducir los costos; con un tipo de cambio alto, esa transición es más fácil pero ahora tenemos una carrera entre una desregulación que nos permita bajar costos y la apreciación que seguramente va a continuar. Si esa carrera la perdemos, se genera tensiones que se reflejan en una menor creación de empleo”, alertó.
Por último, dijo que otro desafío es el de administrar la bonanza ya que “Argentina ha cometido horrores de decisión” en momentos de crecimiento. En ese sentido, dijo que un regreso de la idea de dolarización sería “una mala idea”. “La segunda cuestión es que tenemos una gran fragilidad que son las reservas netas negativas. Si a Argentina le va a bien va a recuperar reservas, pero ahí no termina el camino para un país que depende de commodities con precios que fluctúan”, planteó y para eso pidió “crear fondos anticíclicos que se vuelven más necesarios”. Son, de todas formas, riesgos que Artana cree que el Gobierno “va a sortear con éxito”.
Miguel Kiguel (Econviews), definió al programa económico como sui generis, lo que denominó como el Plan Peluca, con un ancla nominal del tipo de cambio oficial. “Eso es lo que ha venido guiando, yo era escéptico pero funcionó. La inflación hoy mira la tasa de devaluación, que probablemente baje un poco más”, dijo el economista.
Sobre la política monetaria, dijo que “algunos economistas que apoyan el plan dicen que es un plan de política económica dura y que no hay emisión. Pero cuando uno mira los números no ve que haya efectivamente un control de la cantidad de dinero. Se habló de emisión cero pero está creciendo al 8%, no es una crítica, pero no pareciera ser el centro del plan, es una política de dinero pasivo”, definió.
Kiguel consideró que en términos de resultados “venimos bien”, pero que la inflación bajó de una manera menos drástica que en otras experiencias de planes de estabilización como el plan Austral o la Convertibilidad. “No ha sido tan espectacular (como en esos dos planes) pero funcionó bien”, dijo el ex secretario de Finanzas.
“No sabemos cómo va a seguir el plan, pero hay que enfatizar en la inercia, que estuvo en casi todos los planes, y si uno insiste mucho con el (ancla del) tipo de cambio, deja de ser eficiente porque hay factores que mantienen viva a la inflación y a la larga genera problemas en el tipo de cambio real”, advirtió Kiguel. “Hay una história de un diplomático chino, que cuando le preguntaron hace pocos años su opinión sobre el imapacto de la Revolución Francesa dijo que ‘es demasiado pronto para decirlo’. A los planes hay que evaluarlos con tiempo, estamos demasiado cerca”, dijo.
¿Fin del cepo?
Hacia adelante, Kiguel dijo que “falta definir el régimen cambiario” que siga al fin del cepo. “Mi sensación es que un tipo de cambio flotante en un economía dolarizada es peligroso, tiene que haber algún tipo de intervención tipo flotación sucia. Hoy la brecha es chica, es una oportunidad de oro para pensar seriamente en eliminar el cepo. Con cepo se puede crecer y que entren capitales, pero menos que sin cepo”, mencionó. “Hay motivos para el optimismo pero hay que evaluar riesgos y ver cómo terminaron otros programas, no hay que dormirse en los laureles y actuar a tiempo cuando se necesite un cambio en la política económica”, concluyó.
Por último, Szewach planteó que “en un contexto de baja de la tasa de inflación y menor remuneración de la deuda pública, el sistema financiero necesita ampliar su base de negocios con el sector privado. Estamos en un cambio en el sistema financiero que no es menor para la estabilidad macro. El blanqueo hizo crecer el sistema financiero en dólares, pero para crecer en crédito tiene límites por el riesgo de descalce de monedas”, dijo.
Y planteó que con cepo el sistema financiero “es un coto de caza en un sistema muy chiquito, y sin cepo te la tenés que arreglar”. “El superávit fiscal es el gran logro de 2024 pero todavía no se puede cantar victoria dado el año electoral y la necesidad de renovar la deuda en pesos. Hay que acumular reservas. Hacerlo sin presiones inflacionarias depende del ritmo endógeno del aumento del crédito al sector privado. Hay cierto trade off (disyuntiva) entre nivel de actividad y tasa de inflación”, y concluyó: “Algunos funcionarios confunden advertencias con insultos, espero que esta vez no sea lo mismo”.