El Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) publicó su informe sobre “condiciones de vida de los hogares” correspondiente al primer semestre de este año, ofreciendo un panorama de cómo impactaron las primeras decisiones económicas del gobierno de Javier Milei y los últimos meses de la gestión anterior. Si bien la mayoría de los indicadores son mayormente estructurales -lo que implica que no cambian sustancialmente en el corto plazo-, algunos muestran un dinamismo particular.
Los resultados son ambiguos, ya que, aunque se observan mejoras significativas en ciertos aspectos, también se registran retrocesos en otros. Un área evaluada por el informe es la calidad de los materiales de la vivienda. Según el estudio, 77,3% de los argentinos vive en hogares con materiales adecuados, mientras que 14,5% reside en viviendas con materiales parcialmente insuficientes y 8,2% en casas precarias.
En el semestre anterior -aún bajo la presidencia de Alberto Fernández- los porcentajes eran de 77,7%, 13,8% y 8,5%, respectivamente. Esto indica que, durante los primeros seis meses del gobierno de Javier Milei, 101.893 personas dejaron de vivir en viviendas con materiales insuficientes.
La proporción de personas en situación de hacinamiento crítico (más de tres personas por cuarto) se redujo de 4,1% a 3,7%, lo que equivale a una mejora para 178.162 habitantes
Asimismo, la proporción de personas en situación de hacinamiento crítico (más de tres personas por cuarto) se redujo de 4,1% a 3,7%, lo que equivale a una mejora para 178.162 habitantes.
Sin embargo, hubo un retroceso en otros aspectos. Durante el primer semestre del actual gobierno, 8,7% de la población vivía en viviendas sin baño con descarga de agua (4.066.422 personas), en comparación con 8,2% (3.537.976 habitantes) registrado en el semestre previo. De ahí surge que 228.445 personas experimentaron un deterioro en sus condiciones de vida.
Acceso a los servicios públicos
El informe del Indec también detalla cuántas personas y hogares tienen acceso a los servicios de agua, cloaca y gas por red.
En este caso, los números indican que durante los primeros seis meses de Javier Milei al frente del gobierno unas 843.046 personas pasaron de no tener agua a vivir en viviendas con conexión a la red pública.
También creció de 69,3% a 71,5% el número de personas que habitan en hogares con desagüe de inodoro a la red pública (incluyó a 1.194.916 personas).
En tanto, se redujo considerablemente el número de habitantes con acceso de la red de gas. En total, se pasó de 28,9 a 28,6 millones de personas.
Un dato negativo, es que se mantuvo sin cambios la cantidad de personas viviendo cerca de basurales (5,6%) y creció un punto porcentual la población que vive en zonas inundables (9,1%). Esto último representa un aumento de 490.955 personas.
El primer semestre del gobierno anterior
Se pueden analizar muchos otros puntos en lo que respecta a las condiciones de vida, pero resulta interesante observar con detenimiento qué ocurrió en los primeros seis meses de la gestión de Alberto Fernández, para entender si la dinámica observada en la primera mitad de 2024 respondió a una cuestión puntual o si es un patrón que tiende a repetirse en cada comienzo de gobierno.
Según el relevamiento del Indec de Condiciones de Vida de la población en el primer semestre de 2020, en ese período también hubo una mejora sustancial en la calidad de los materiales de la vivienda. En ese caso, la cantidad de personas viviendo en hogares con materiales insuficientes bajó de 9,1% a 8,4% de la población urbana.
En el primer semestre del Gobierno de Alberto Fernández hubo una mejora sustancial en la calidad de los materiales de la vivienda
También mejoró levemente el porcentaje de población en condiciones de hacinamiento (0,3 puntos porcentuales) y el número de personas en hogares con baño con descarga de agua (subió de 91,9% a 92,3 por ciento).
Sin embargo, en ese período se redujeron los hogares con disponibilidad de agua corriente de la red pública (0,5 puntos porcentuales) y los que tienen acceso al gas de red (2,5 pp).
Por el contrario, se redujo la cantidad de personas viviendo cerca de basurales (0,9 pp), pero creció 0,1 pp la población en zonas inundables.
A qué se deben los cambios
Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica (ODSA-UCA), dijo a Infobae que hay dos puntos principales a tener en cuenta: “Por un lado, es factible ver cambios a nivel infraestructura por obras encaradas directamente desde la parte privada. A veces se da que una vivienda tiene drenaje, pero no la conexión a la red pública, por ejemplo. Al realizarse la obra, la situación cambia para todas las personas que viven en el hogar”.
Ese tipo de obras de mejora tienden a verse en los primeros trimestres, de parte de familias que eligen no irse de vacaciones y tienen algún ahorro a disposición, para volcarlo a la mejora del hogar.
En los primeros seis meses de un nuevo gobierno se ven los resultados de las gestiones realizadas por la administración anterior en el marco de las elecciones previas (Salvia)
El segundo punto, es el “efecto elecciones”. Salvia explicó que en los primeros seis meses de un nuevo gobierno se ven los resultados de las gestiones realizadas por la administración anterior en el marco de las elecciones. “En este caso, casi todos los cambios que vemos a nivel de infraestructura fueron desarrollados durante el final de la gestión de Alberto Fernández. Es común que en períodos electorales los gobiernos fomenten las inversiones o intercedan directamente con mejoras para la población”, comentó el director del ODSA.
“Se puede mencionar como ejemplo el caso del agua en Tigre. En la zona norte del distrito se tendió cloaca y agua como parte de la campaña política”, recordó el experto. “Los mismo ocurrió en la época de Macri, cuando se vio mucha inversión en infraestructura en el contexto electoral”, agregó Salvia.
“Cada Gobierno acuerda la línea de inversión, para que cada territorio vaya ganando protagonismo. En este caso, el gobierno de Javier Milei suspendió la obra pública por lo que los gobernadores van a tener pocos recursos para sus campañas de cara a las próximas elecciones legislativas”, estimó Salvia.
Jorge Colina, economista y director de Idesa, coincidió en que las elecciones conducen a la mejora de algunos parámetros a nivel condiciones de vida, pero consideró que en el último cambio de gobierno se dio una situación diferente.
Durante el gobierno anterior hubo una crisis muy grande. Se empezaron obras, pero quedaron en su mayoría inconclusas. Las dejaron sin terminar porque se desmadró la situación (Colina)
“Durante el gobierno anterior hubo una crisis muy grande. Se empezaron obras, pero quedaron en su mayoría inconclusas. Las dejaron sin terminar porque se desmadró la situación. Además, para la gestión anterior era más rentable el ‘plan platita’ que ponerles piso a las casas. Ese el problema estructural del cortoplacismo”, contó a este medio Colina.
La pobreza estructural
Más allá de los cambios registrados en los últimos períodos, la encuesta de Condiciones de Vida de la población del Indec da cuenta de una situación delicada para un importante número de la población. Hay 3,8 millones de personas viviendo en hogares con calidad de materiales insuficiente, 1,7 millones están en hacinamiento crítico, más de 7 millones tienen saneamiento inadecuado y más de 18,3 millones de personas no tienen acceso a gas de red, sólo por citar algunos ejemplos.
Agustín Salvia, destacó que la mayoría de los problemas estructurales vienen mejorando en los últimos 20 años, pero lo hacen a un ritmo muy lento. La reproducción demográfica va a un ritmo mayor y eso genera que se sigan generando nuevos pobres estructurales. Se mantiene la pobreza por más que exista un proceso de mejora en los indicadores”, comentó.
La mayoría de los problemas estructurales vienen mejorando en los últimos 20 años, pero lo hacen a un ritmo muy lento. La reproducción demográfica va a un ritmo mayor (Salvia)
“Las mejoras están asociadas a ciclos políticos de fuerte inversión pública, que está asociada muchas veces a procesos electorales”, insistió el economista.
Jorge Colina, por su parte, dijo a Infobae que la pobreza estructural es más profunda en las provincias del norte, pese a que tienen mayor cantidad de ingresos de coparticipación per cápita.
A modo de ejemplo, Colina mencionó que en el NEA apenas el 5% de los hogares tiene gas de red o electricidad para cocinar, mientras que en el NOA el número llega al 40%, según un informe de Idesa en base a datos del Indec.
En otras zonas como en CABA, la proporción es sustancialmente mayor (94%). Sin embargo, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el ingreso de la coparticipación per cápita alcanza los $45.327, mientras que en el NOA y el NEA supera los 200.000 pesos.
Por su parte, el economista Sebastián Laza, explicó a Infobae que hay dos tipos de pobreza: la de ingresos -o coyuntural- y la estructural. Respecto a la primera, afirmó que mucha gente tiene formación cultural de clase media, casa de clase media, auto de clase media, pero por pico inflacionario, sus salarios quedan temporalmente atrasados y caen debajo de la línea de la pobreza. “Es pobreza coyuntural, pero culturalmente son de clase media”, observó.
La pobreza estructural, en cambio, es persistente a través de los años. Se trata de gente que vive con hacinamiento, en lugares con servicios básicos inferiores o les falta algún servicio (Laza)
“La pobreza estructural, en cambio, es persistente a través de los años. Se trata de gente que vive con hacinamiento, en lugares con servicios básicos inferiores o les falta algún servicio. Esa pobreza extrema es lo que se tiende a asociar con la indigencia. Para sacarlos no solo se debe mejorar los ingresos, sino también mejoras de infraestructura”, opinó Laza.
El especialista considero que se necesita uno de dos escenarios: “Que el Estado de turno se enfoque en políticas de mejoramiento de infraestructura (ya sea con obra pública o créditos accesibles) o bien que se produzcan muchos años de crecimiento económico consecutivos”.
“También se debe mejorar el sistema educativo, para que los hijos de los pobres estructurales puedan terminar el colegio”, resaltó Sebastián Laza.