La reciente devaluación de la moneda brasileña representa un desafío para la industria automotriz argentina, ya que se trata de un cambio de posición de su principal socio comercial para la importación y exportación de automóviles.
En teoría, la depreciación del valor del real, que se aceleró entre octubre y comienzos de este mes pero que acumula un 19% en el año (hoy el dólar cuesta 5,78 reales) implicará que los autos argentinos sean más costosos, lo que debería impactar directamente en las exportaciones de las terminales argentinas. En contrapartida, la importación de autos desde Brasil se verá beneficiada, ya que bajará su precio para las terminales e importadoras. Se trata de un equilibrio que siempre se ve sometido a variaciones, y que tendrá mayor impacto si se mantiene en la misma situación por varios meses.
“En este momento, para las empresas con balanza comercial positiva, es decir las que exportan más autos de los que importan, esta es una mala noticia. Para las que están en la situación contraria, es decir, las que traen más autos de Brasil de los que le mandan para vender allá, habrá menos impacto o un beneficio comercial”, señaló a Infobae un alto ejecutivo de la industria local.
Esta situación coyuntural, paralelamente, acentuaría la tendencia que hay hoy en el mercado argentino, en el que la importación de automóviles está creciendo desde la asunción del gobierno de Javier Milei y su decisión de eliminar los permisos de importación (SIRA). Actualmente, sin intervención del Estado, es una decisión de cada terminal o empresa el volumen de unidades que quieran o puedan traer de acuerdo a su cuenta corriente o su deuda acumulada con casa matriz.
Entre enero y julio, las importaciones de autos provenientes de Brasil crecieron de un 22% a un 33% al sumar el primer semestre completo, pero desde julio a octubre se pasó del 33% al 36% en el acumulado de 10 meses. Sin embargo, la gráfica publicada en el informe de ventas de autos cero kilómetro de octubre que elabora el SIOMAA, el Sistema de Información Online del Mercado Automotor de Argentina, muestra que las líneas de autos nacionales y autos importados se han cruzado por primera vez desde junio de 2021, ya que en octubre fueron 51% importados y 49% nacionales.
Esto implica que incluso la tendencia ascendente de las importaciones medidas en diez meses cambiará sustancialmente entre octubre y diciembre y, tal como varios analistas de la industria suponen, podría acercarse al 60% a fin de año.
Impacto en los precios
Una devaluación del real permitirá a las terminales e importadores importar autos a menor costo desde Brasil, lo que podría cambiar el mix actual de productos nacionales e importados, e incluso con menor precio para los consumidores. En contrapartida, esa ecuación dejaría menos competitivos a los productos nacionales que compiten en sus mismos segmentos. En cualquier caso, los ejecutivos de las filiales argentinas de empresas automotrices, tendrán que equilibrar la balanza por lo cual probablemente busquen ganar con los autos importados lo que perderán con menos exportaciones. “Difícilmente se vea reflejado en el precio de los importados, al menos para las fábricas argentinas”, se animó a conjeturar un empresario del secto.
Luiz Fernando Pedrucci, CEO de Renault Latam habló de esta situación en el anuncio de la inversión que la marca hará en Planta Santa Isabel para producir la nueva pick-up que por ahora lleva el nombre de Niágara Concept.
“Latinoamérica es un sitio donde no se puede pensar mucho a corto plazo. Es una maratón, no es un Sprint. Lo que tenemos que hacer es trabajar con los países que tenemos para producir, México, Colombia, Brasil y Argentina, para crear un ecosistema que nos permita, de una forma u otra, balancear y reducir la volatilidad de las economías y las monedas. Tenemos que equilibrar constantemente. Si en Brasil hay una devaluación fuerte, voy a tener una situación más compleja en Brasil, pero los países que le compran a Brasil van a tener los vehículos más baratos. El resultado para la marca no va a ser malo a nivel regional”, dijo el ejecutivo brasileño.
Martín Zuppi, presidente de Stellantis Argentina, había hecho mención también al equilibrio entre las importaciones y exportaciones de la industria local y la brasileña ante una devaluación del real. Lo hizo durante el lanzamiento del Peugeot 2008, donde planteó que no le “preocupa tanto en el sentido de que si la empresa es menos competitiva para exportar va a ser más competitiva para importar”. “El problema es que no haya grandes diferencias, bruscas, de tipo de cambio. Ni en Brasil ni acá. Esas grandes diferencias bruscas te complican el día a día, porque lo que te afecta es la programación. Cuando el tipo de cambio se dispara en Brasil, tenés que ver cómo te repercute en el mercado local. Y eso no lo ves de un día para otro, lo ves al mes o a los dos meses. Si nuestros productos son más caros para ellos pero sus autos no, eso nos va a afectar”, agregó el empresario.
Sin embargo, Zuppi extendió el tema más allá de los autos que se importen o se exporten al hablar de otra problemática que también se ve alcanzada por las consecuencias de una devaluación de la moneda brasileña.
“La industria automotriz argentina tiene un alto porcentaje de piezas que son importadas. En el caso del Peugeot 2008, es un 60% y en el del 208, un 58% aproximadamente. Entonces ahí se compensan los números. Porque además, el 40% de piezas que fabricamos localmente tiene materias primas importadas también, que vamos a comprar más baratas si hay una devaluación del real”, explicó.
En efecto, los autos que se fabrican en Argentina tienen un alto porcentaje de componentes importados. Ese porcentaje varía de acuerdo a los proyectos industriales de las marcas e incluso de los modelos, y va desde un 50% en el menor de los casos hasta el 70% en los modelos con menos partes localizadas a nivel nacional.
Existe la Ley de desarrollo del Autopartismo, que establece un mínimo de un 30% de partes nacionales para tener los beneficios sobre la utilización de los créditos fiscales. A mayor contenido local, mayor es el reintegro.
“Si un auto vale 100, el 30% es valor agregado entre mano de obra, servicios, margen, es decir el costo de producirlo, y el 70% son piezas. De ese 70%, el 30% debe ser nacional, sea producido íntegramente en Argentina o producido en el país con insumos o componentes importados. De todos modos, hay costos de importaciones que no son en reales sino en dólares, como acero, pinturas, aluminio o plástico. Por esa razón, cada marca tendrá sus cuentas. Algunos podrán fabricar más barato, pero otros no tendrán tanto beneficio y en cambio sentirán una baja en sus exportaciones”, explicaron desde el sector.
Los autopartistas nacionales, que también importan insumos de Brasil, ven con preocupación la devaluación del real, porque aunque en ese rubro tendrían una mejora de condiciones, es mucho más perjudicial el encarecimiento de la autoparte para exportar al principal cliente que tienen.
“Esperemos que se pueda compensar al menos parcialmente con reducción de impuestos. Lo más urgente sería la totalidad de derechos de exportación, pero el diferencial es realmente importante. Redobla las necesidades de avanzar internamente en mejoras de competitividad desde todos los ángulos posibles”, dijo Juan Cantarella, Presidente de la Asociación de Fábricas de Componentes (AFAC), quien agregó que “en el corto plazo hay áreas de compras que podrían priorizar solo el precio de piezas, sin valuar otras ventajas de las piezas locales y a pesar de tener una muy baja incidencia en el precio del vehículo por el bajo contenido local. Ello podría afectar localizaciones”.