Por qué los inversores ven un dólar más débil, cualquiera sea el resultado de las elecciones en Estados Unidos

Tanto Donald Trump como Kamala Harris presentaron programas que seguirán aumentando el déficit fiscal y la colocación de deuda. Una moneda débil podría beneficiar a países como la Argentina porque aumenta el valor de las materias primas

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Barras de chocolate con las
Barras de chocolate con las caras de los candidatos se ofrecen en un comercio del aeropuerto John F. Kennedy en Nueva York. REUTERS/Eloisa Lopez/File Photo

El Bitcoin y el oro llegaron casi al mismo tiempo a nuevos valores récord. Claramente se trata de dos activos que no tienen nada que ver uno con otro. ¿Es una casualidad que hayan tocado la semana pasada máximos históricos de sus cotizaciones? La respuesta es no.

Detrás de estas fuertes subas de los precios hay otro fenómeno: se trata de activos elegidos por los inversores para protegerse de la debilidad que presenta el dólar. Por eso no paran de subir al menos en relación a la cotización de la divisa norteamericana.

Algo parecido ocurre con activos financieros y los precios de las propiedades. Todas siguen aumentando, pero también es posible leerlo como la debilidad del dólar, cuyo poder adquisitivo sigue cayendo sin pausa.

Estos procesos se han acelerado con la cercanía de las elecciones en Estados Unidos. Y el resultado parece importar poco para entender este fenómeno. Tanto Donald Trump como Kamala Harris tienen planes de seguir aumentando el gasto y el rojo de las cuentas públicas. La manera de hacer frente a ese gigantesco déficit son las dos formas conocidas: mayor emisión de moneda o más deuda.

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Una de las consecuencias de la eventual debilidad del dólar es que los precios de las materias primas tenderían a aumentar, como sucede con otros activos (Foto: Shutterstock)

Ambas opciones tienen en definitiva resultados parecidos, que es un mayor debilitamiento del dólar. La forma de protegerse que hoy están eligiendo los inversores es con diferentes tipos de activos, desde criptomonedas hasta metales, pasando por departamentos o acciones en Wall Street.

Este fenómeno obviamente también tiene implicancias para los mercados emergentes, inclusive la Argentina. Una de las consecuencias de la eventual debilidad del dólar es que los precios de las materias primas tenderían a aumentar, como sucede con otros activos. Por su condición de país exportador agrícola, esto último resulta un dato favorable. El impacto en los precios de la energía es más difícil de predecir, ya que depende también de factores geopolíticos, entre ellos la guerra entre Rusia y Ucrania o la escalada del conflicto en Medio Oriente.

Con un tipo de cambio mucho más estable como tiene hoy la economía argentina, la debilidad del dólar a nivel internacional tiende a ser una noticia positiva.

Más allá de las elecciones, los inversores también estarán pendientes del resultado de la próxima reunión de la Reserva Federal, que el miércoles debería decidir una nueva reducción de la tasa de interés

La contrapartida de esto es lo sucedido en la década de 1990, en plena convertibilidad. En aquel momento el gobierno de Bill Clinton consiguió superávit fiscal (al revés que ahora), lo que llevó a una fuerte revaluación del dólar a nivel internacional. La contrapartida fue una caída sustancial en el precio de las materias primas incluyendo la soja, que tocó un mínimo de USD 150 la tonelada, agravando los problemas que ya arrastraba el “1 a 1″.

El índice dólar, que mide la cotización contra una canasta de monedas, había tocado su mínimo anual en octubre, aunque en las últimas dos semanas se recuperó parcialmente, a partir de la suba de las tasas largas en Estados Unidos.

Más allá de las elecciones, los inversores también estarán pendientes del resultado de la próxima reunión de la Reserva Federal, que el miércoles debería decidir una nueva reducción de la tasa de interés, tras haber reducido en 50 puntos básicos hace seis semanas.

Las apuestas mayoritarias indican que habrá una nueva reducción pero solo de 25 puntos básicos. La pregunta es hasta dónde podrá continuar con la tendencia bajista, teniendo en cuenta que el futuro gobierno precisará emitir más deuda justamente para salir a financiar el aumento del déficit fiscal que se avecina.

La tasa de corto plazo de 5,25% pasó a 4,75% anual y se apuesta a que seguirán cayendo pero no más allá de niveles de 3,50% anual para mediados del año próximo. A su vez, esto indicaría que la baja de la tasa de inflación norteamericana a solo 2% anual no será fácil de lograr y sobre todo de mantener en el corto plazo.

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