Aunque la Bolsa porteña marcó ayer un nuevo récord y los beneficios del blanqueo que se extendió hasta el viernes todavía se hacen sentir en el mercado, una tensión diferente se impondrá esta semana. El contexto internacional, caracterizado por la volatilidad que imprima el proceso electoral de los Estados Unidos, podría restarle potencia a la innegable ola de entusiasmo que contagia a los inversores sobre la Argentina. Por ahora, sin embargo, el ingreso de divisas provenientes del plan de regularización de activos blinda al mercado de esos efectos.
Pero otros dos elementos completan el panorama adverso: la Reserva Federal se reunirá este miércoles y jueves para decidir sobre el ritmo de baja de tasas, en el marco de la definición electoral que tiene un final abierto y que, en el mediano plazo, podría determinar también la flexibilidad de la política monetaria. Un escenario de tasas a la baja es el que más favorece a los mercados emergentes y, en el particular momento de los activos locales, especialmente a la Argentina.
“Es probable que, ante un triunfo de Trump, la Reserva Federal se anticipe a mayores presiones de su parte y decida un sendero de tasas más altas en relación a lo que podría hacer en el caso de que triunfe Kamala” (Javier Timerman)
El segundo factor asociado es regional: la moneda brasileña sufre presiones devaluatorias, con un dólar que se acerca a los 6 reales por unidad, lo que suma complejidad al esquema cambiario argentino. Nada hace prever, sin embargo, que la devaluación de la moneda brasileña -al menos por ahora- sea un factor que determine un giro en la política monetaria y cambiaria que implementan el ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili.
“El mercado se prepara para una semana con alta volatilidad. En efecto, el índice de volatilidad en el mercado de renta variable, VIX, se sitúa por encima de los 20 puntos. La inquietud del mercado no se debe únicamente a las implicancias de las elecciones. Pues un día después de ellas comenzará la reunión de política monetaria de la Reserva Federal, que culminará el jueves con su decisión final. Tras el informe laboral del viernes pasado, prácticamente no hay dudas: el mercado descuenta un recorte de 25 pbs que llevaría la tasa a la zona de 4,5% - 4,75%”, apuntó la consultora financiera PPI.
Ese movimiento se dará independientemente del resultado electoral, sobre el que existen dudas si estará disponible para esa fecha. Hacia adelante, sin embargo, los analistas financieros anticipan que el ritmo de esa baja de la tasa de interés puede resultar diferente según gane Donald Trump -el escenario que mayoritariamente descuenta el mercado- o su rival, Kamala Harris.
“Es probable que, ante un triunfo de Trump, la Reserva Federal se anticipe a mayores presiones de su parte y decida un sendero de tasas más altas en relación a lo que podría hacer en el caso de que triunfe Kamala”, opinó Javier Timerman, fundador de AdCap con larga trayectoria en Wall Street. La lectura del mercado, explicó, es lineal: con un mensaje mucho más proteccionista en términos comerciales, Trump es sinónimo de dólar fuerte y mayores rendimientos a raíz de presiones inflacionarias más fuertes. Por el contrario, se percibe que un dólar más débil sería la marca de la gestión económica de Harris.
“El Trump trade era simple: long dólar. Si los republicanos logran acceder a la Casa Blanca e implementar tarifas agresivas sobre las importaciones, además de recortes impositivos a nivel interno, la principal divisa del mundo podría fortalecerse. Se anticipan mayores rendimientos derivados de presiones inflacionarias y un incremento en el endeudamiento, lo que atraería flujos que apreciarían la moneda. Por esta razón, ante la creciente probabilidad de que gane Harris, el DXY cae 0,6% y el rendimiento del bono a 10 años recorta casi 10 puntos básicos”, coincidieron en PPI. El índice DXY mide la fortaleza del dólar con respecto a una canasta de monedas.
Desde la perspectiva de la Argentina, esos escenarios encierran una contradicción respecto de qué es lo más conveniente. La relación entre Trump y el presidente argentino, Javier Milei, puede contribuir a destrabar la negociación con el Fondo Monetario en el corto plazo pero su política económica es poco favorable para los países emergentes. En contrapartida, es incierto cómo se desarrollaría el vínculo entre Kamala Harris y Milei, aun cuando en el mediano plazo, el esquema demócrata podría hacer la recuperación de la economía argentina algo más sencilla.