El grado de confianza de los consumidores es tan fluctuante como el ciclo de los negocios en general y la situación macroeconómica en particular, al punto que en la serie que regularmente publica el Centro de Investigación en Finanzas (CIF) de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) que se inicia en forma extendida a nivel país en marzo 2001, registra para las últimas 272 comparaciones mes a mes con el año previo subas en 124, bajas en 136 y apenas 12 con virtual estancamiento.
Semejante volatilidad se detecta también en el cotejo de los niveles de los índices mes a mes. “Según los datos recolectados entre el 2 y 15 de octubre, las variaciones mensuales positivas se observaron en todos los subíndices: Bienes Durables e Inmuebles muestra un incremento del 14,66%, seguido por la Situación Personal, que sube 8,10%, y la Situación Macroeconómica, que aumenta 6,47%”, destacó Sebastián Auguste, director del Centro de Investigación en Finanzas de la UTDT.
El ICC que para el CIF de la UTDT elabora Poliarquía Consultores, a partir del sondeo de opinión en 40 aglomerados urbanos de todo el país -Capital Federal, Gran Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Mendoza, Tucumán, La Plata, Mar del plata, Salta, Santa Fe, San Juan, Resistencia, Corrientes, Jujuy, Paraná, Neuquén, Formosa, San Luis, La Rioja, Comodoro Rivadavia, San Nicolás, San Rafael, Villa Mercedes, Olavarría, Río Gallegos, Goya, El Dorado, Viedma, Concepción, Río Tercero, Pehuajó, Termas de Río Hondo, Rivadavia, Castelli, Crespo, Profesor Mazza, Montecarlo, Catriel, Villa Aberastain y Recreo-, recuperó con creces en octubre la caída de 5,9% que acusó en septiembre, cuando parecía que el Gobierno había encontrado un techo a la desinflación, la actividad se estancaba, y volvían las dudas sobre la posibilidad de sostener el crawling peg al 2% porque afecta la competitividad de la producción nacional.
Si bien cada individuo y familia conoce más su situación económica personal que el estado de las finanzas públicas, suele considerar que la macroeconomía está mejor
Y si bien cada individuo y familia conoce más su situación económica personal que el estado de las finanzas públicas, suele considerar que la macroeconomía está mejor, dado que lo refleja en un índice persistentemente más alto, aunque mes a mes recibe un dato claro que suele considerar que subestima la realidad, como es el de la tasa de inflación -en particular en los años como el actual en que el gobierno avanza en la desregulación de la economía, busca eliminar el retraso tarifario y libera los precios regulados-.
No obstante, pese a los logros del gobierno de Javier Milei en su política para erradicar el déficit fiscal, desinflar violentamente el ritmo de inflación y desregular la actividad económica, en la percepción de los consumidores a octubre último la situación macroeconómica se ubicaba poco más de 10 puntos porcentuales por debajo del nivel que heredó de la presidencia de Alberto Fernández, aunque con un valor de 53,28 puntos.
Por el contrario, en el caso de la situación personal, el índice de octubre, con un aumento de 8,1% en el mes, y un valor de 45,85 unidades, no solo resultó el más alto del año, sino que con semejante salto quedó a menos de un punto porcentual del registro de noviembre 2023, y con perspectiva de superarlo en la próxima medición, luego de que se afirmaran las previsiones de aumento de los salarios por sobre la tasa de inflación.
El índice de situación personal subió en octubre 2024 a 45,85 unidades, y el de situación macroeconómica bajó a 53,28 puntos
Sin embargo, el cuadro cambia notablemente cuando se observan los niveles de los subíndices de confianza del consumidor: se mantiene más alto el caso de su consideración de la macroeconomía que el correspondiente al de las finanzas individuales.
Por nivel educativo -el CIF lo toma como una aproximación al nivel de ingresos del individuo- el comportamiento, la serie histórica arroja una mínima brecha en el índice de confianza a favor de los sectores más acomodados respecto de los más rezagados, entre 3% y 7% en la previa y año siguiente de los últimos tres gobiernos; aun cuando en el cotejo intermensual en octubre se observó que mientras el ICC de los hogares de altos recursos acusó un incremento de 5,1%, el de los bajos ingresos aumentó 15,3%. En términos interanuales, ambos niveles registraron sendas caídas de 4,4 y 6,3%, en cada caso, respectivamente.
Una de las razones que se esgrimen para explicar la brecha de las variaciones mensuales de la confianza de los consumidores por nivel de ingreso es el diferente impacto de la variación de los cuadros tarifarios, más alto para los extractos medios y superiores, porque fueron perdiendo los subsidios que recibían, y menores para quienes los conservaron.
Otra de las razones es que la notable desinflación registrada desde el inicio de 2024 favoreció más a los tramos de menores recursos, porque no sólo son los más intensivos en el consumo de alimentos, que han comenzado a acusar subas de precios menores al promedio general, sino porque en gran parte dependen de aumentos ligados a la movilidad previsional: tanto jubilados y pensionados, como perceptores de programas asistenciales y subsidios familiares, los cuales desde abril se incrementan por arriba de la inflación del mes en cuales gastan el nuevo ingreso.
CABA, GBA e Interior
La serie del Índice de Confianza del Consumidor que para el Centro de Investigación en Finanzas de la Universidad Torcuato Di Tella elabora Poliarquía Consultores arroja una notable paridad para las tres grandes subdivisiones geográficas: CABA, GBA e Interior, y por tanto con el promedio nacional.
Sin embargo, frente a cada cambio de gobierno desde la crisis de 2001 se advierte la ruptura de esa característica, con la alternancia del mejor humor entre CABA, el Interior del país y GBA, en el momento previo y, en general, tiende a nivelarse el año siguiente.
El sondeo de opinión en octubre 2023 arrojó valores similares y en torno al promedio de la serie, pero se desalinearon 12 meses después: aumentó 7,9% en el Interior, en línea con la recuperación de las cosechas y el esperado impulso de las inversiones mineras e hidrocarburíferas con la reglamentación del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), mientras que, cayó 10,6% en CABA y 12,4% en GBA, que se corresponde con la contracción de la actividad industrial y el consumo privado en ese período.