Después de un primer cuatrimestre de la presidencia de la Nación de Javier Milei con muy malos indicadores socioeconómicos y macroeconómicos - especialmente en cuanto al ritmo de la inflación, la actividad productiva y comercial y el notable escepticismo de muchos analistas económicos respecto al nuevo rumbo hacia la consolidación del superávit fiscal y la virtual eliminación del déficit cuasi fiscal-, los índices parecen encaminarse hacia un sendero virtuoso que se traduce en la mejora de la confianza de los consumidores y en la gestión de gobierno.
Un fino seguidor de los indicadores de la economía real y actor en la actividad micro como operador de granos, como Salvador Vitelli, Jefe de Research de Romano Group, diplomado en Planificación Patrimonial, muy activo en las redes sociales, y consultado por las empresas y los medios locales e internacionales, dijo a Infobae: “Si bien se está realizando un fuerte trabajo desregulatorio, aún queda camino por transitar en materia de baja impositiva”, y resaltó la importancia de no caer en la tentación de devaluar, poque “lo que genera es una licuación de los componentes no transables de la economía, tales como salarios, impuestos, costos laborales, judiciales, etc.”.
— ¿A poco más de un mes del primer año del gobierno de Javier Milei qué balance hace entre sus expectativas iniciales, en diciembre 2023, y los resultados que observa en la economía en general hoy?
— Sin bien de por sí un cambio tan rotundo en filosofía política iba a conllevar grandes cambios en el sentido económico también, una de las grandes “novedades” en cuanto a expectativas fue el fuerte apoyo de la población con relación al ajuste. Una reducción del déficit, ya crónico, era algo esperable y deseable, pero además contó (y aún cuenta) con un apoyo popular inédito para el contexto de tamaño ajuste fiscal nacional.
“Si bien una reducción del déficit, ya crónico, era algo esperable y deseable, contó (y aún cuenta) con un apoyo popular inédito”
Además, mediante tan fuerte ancla fiscal es que con el correr del tiempo aquella transitoriedad que se marcaba del superávit a comienzos del año fue adquiriendo solidez, por lo que ahora el slogan “superávit fiscal innegociable” (o bien, el compromiso para con ello) terminó de penetrar incluso entre los más escépticos.
Sumado a ello, el ritmo descendente al cual se desarrolló la inflación fue algo incluso inesperado por la población, acostumbrada a precios ascendentes a mayor ritmo. Si bien encontró ciertas resistencias a la baja a partir de junio, las anclas fiscal y cambiaria surten efectos en perforar pisos inerciales (crawling al 2% tiene a anclar precios de bienes hacia ese ritmo).
Lógicamente, el ritmo de descenso de la inflación no es el mismo que a principios de año, aunque sí estamos convencidos en que aún el proceso desinflacionario continúa, con movimientos más “suaves”, claro.
Esperábamos a principio de año una caída del PBI para 2024 en torno a 3,8%, y mantenemos esa proyección, junto con una recuperación que dista de ser en “V”, sino más lento, con realidades heterogéneas dentro de cada sector de la economía.
También, si bien hubo resignaciones por parte del oficialismo y también demoras, el Gobierno pudo impulsar proyectos que luego se convirtieron en ley (Bases - paquete fiscal), que permitieron transitar de manera más estable el año, principalmente el segundo semestre.
— ¿En el caso específico de la macroeconomía qué le sorprendió más y en qué no cubrió sus expectativas?
— Macroeconómicamente hablando, y en sintonía con lo anterior, sorprendió para bien la reducción en la tasa de inflación, junto también con una baja de las tasas de interés (quizás algo exagerada en la última semana de mnayo donde colisionó el esquema de crawling-tasa). Además de ello, el apoyo popular que es fundamental para la programación económica.
“Poco de lo que hoy se está viendo en materia inflacionaria y fiscal podría haberse dado si no se conseguía el apoyo social”
Poco de lo que hoy se está viendo en materia inflacionaria y fiscal podría haberse dado si no se conseguía este apoyo para con el gobierno, así como un mercado que poco a poco fue incorporando en precios el nuevo rumbo económico, con una brecha comprimiendo fuertemente comparado con la gestión anterior.
La brecha cambiaria usualmente sirve como termómetro de cómo el mercado piensa que se encuentra la situación económica.
También se ha logrado un avance interesante en materia de precios relativos. Aún queda trabajo por hacer, pero los niveles distorsivos anteriores generaban desfases en la economía pasada donde sectores quizás hasta ineficientes obtenían fuertes márgenes de ganancias, mientras que aquellos eficientes no lo hacían.
El tipo de cambio financiero se mantuvo relativamente estable a lo largo del año, con subas a partir de junio, aunque con el blanqueo y diferenciales de tasas de interés logró una calma que no se veía desde marzo / abril. El tipo de cambio contado con liquidación en la previa de las elecciones generales llegó a tocar precios nominales similares a los que tenemos actualmente, en el interín con una inflación superior a 200 por ciento.
En materia de baja de impuestos allí quizás es donde aún la sociedad está esperando mayores avances (sector agro por ejemplo pide más bien una baja de derechos de exportación que una devaluación). Si bien se está realizando un fuerte trabajo desregulatorio, aún queda camino por transitar en materia de baja impositiva.
“El tipo de cambio contado con liquidación en la previa de las elecciones generales llegó a tocar precios nominales similares a los que tenemos actualmente, en el interín con una inflación superior a 200 por ciento”
— ¿Y en la microeconomía, en particular en el frente social, y en las pymes?
— Relacionado a lo anterior, las pymes se ven lógicamente beneficiadas por toda quita burocrática y regulatoria muy necesaria para salir del esquema donde eran dependencias burocráticas del Estado. Sin embargo, también se está a la espera de una baja impositiva “palpable” para las empresas, y también simplificación tributaria.
Por supuesto que esto no es realizable rápidamente, y además el Gobierno se ha comprometido a rajatabla con su consolidación fiscal. Pero sí probablemente con una mejora en la actividad, le de mayor holgura para la baja de impuestos vía incremento de recaudación y generar competitividad en las empresas vía devolución de recursos.
En el frente social, los últimos datos muestran una recuperación de la imagen política, el cual es un indicador interesante para seguir por la misma volatilidad política argentina. Por el momento, el oficialismo goza de margen, también fomentado por una oposición atomizada, aunque siempre la cautela es buena consejera. Es por ello que el ajuste de precios relativos se realizó con cierta arbitrariedad según el humor social, inflación, ingresos, etc.
— El Indec y la serie del Ministerio de Trabajo comenzaron a detectar una sostenida recuperación del promedio de salarios, pero persisten enormes brechas entre sectores y el consumo de las familias se mantiene contractivo ¿Qué lectura hace de esos indicadores y cuáles son sus expectativas?
— En cuanto a salarios se ha dado una evolución fuertemente heterogénea. En salarios privados, los indicadores tanto de Ministerio de Trabajo como del Indec, muestran recuperación, incluso superando los niveles de previos a la asunción del gobierno actual (no así la masa salarial privada, esto pondera también con la cantidad de empleados formales que disminuyó).
En contraposición a ello, los salarios del sector público aún se encuentran 16,5% abajo comparado con noviembre 2023, según datos del Indec.
Para tomar dimensiones, actualmente hay 6,2 millones de empleados privados y 3,4 millones de empleados públicos. Ergo, un tercio de los empleados registrados se encuentran con ingresos aún muy por debajo de niveles previos.
Esto resulta en una heterogeneidad en el recupero de ingresos reales que hace que en su conjunto aún muestre cierta reticencia el consumo a crecer. Esperamos que en los próximos meses el empleo siga recuperando terreno en términos reales, ya en ambos sectores con movimientos más suavizados, y que además el crédito siga penetrando en la economía.
— Pese a los enormes progresos ¿La notable brecha negativa que persiste entre los índices de riesgo país de la Argentina con los de la región se explican exclusivamente por la historia de defaulteador serial del país?
— Por supuesto que el default de deuda cantando el himno no es una historia que los acreedores se olviden fácilmente, aunque creo que ese riesgo ha ido comprimiendo bajo el nuevo esquema fiscal y también el hecho de haber reforzado la idea en cuanto a que los compromisos se cumplen.
“El default de deuda cantando el himno no es una historia que los acreedores se olviden fácilmente, aunque creo que ese riesgo ha ido comprimiendo bajo el nuevo esquema fiscal”
Si bien la baja del riesgo país ha sido notoria, y consecuentemente con ello, los bonos argentinos han subido muy notoriamente en un año, la manera en la que está esquematizado el flujo de fondos no termina de seducir a los inversores.
No necesariamente por abultado, ya que los niveles de deuda argentina no son para nada exagerados respecto al nivel del PBI, sino por su capacidad de refinanciarse. Los países normalmente no pagan su deuda en “cash”, sino que la refinancian.
El “último” gran driver que espera el mercado es una salida del cepo y también hasta que no suceda eso el riesgo país tiene cierta limitante, aunque quizás por debajo de los niveles actuales. No porque salga mal, sino por la propia incertidumbre que ello genera.
— ¿El singular punto de giro que en muy poco tiempo logró el equipo económico en las finanzas públicas es minimizado en la mirada de los inversores en bonos cuando ven las perspectivas de salto de deuda por los juicios en contra de la Argentina derivados de las políticas de gobiernos anteriores (expropiación de YPF, adulteración estadísticas oficiales, etc.)?
— No considero que se lo minimice, sino que más bien empeora una situación que desde una situación inicial endeble, fue tomando mayor fortaleza como lo es la capacidad y compromiso de pago por parte del fisco. De todas maneras, cada fallo, y consecuentemente cada monto en dólares, en detrimento de las finanzas nacionales no son noticias que se vayan a festejar por parte del mercado.
“Es una verdadera pena que los argentinos deban afrontar dichos compromisos cometidos principalmente por mala praxis política”
Es una verdadera pena que los argentinos deban afrontar dichos compromisos cometidos principalmente por mala praxis política.
— La brecha cambiaria baja a mínimos en cinco años, el superávit comercial se consolida y tiene perspectiva de aumento, sin embargo para algunos economistas inquieta la constante apreciación del peso ¿Cuál es su análisis?
— A comienzos de año marcábamos lo que para Romano Group iba a ser el sendero del tipo de cambio real al mantenerse el crawling peg al 2% y con niveles de inflación muy superiores, haciendo que el peso se aprecie contra el dólar (y también con el resto de las monedas del mundo).
El oficialismo tiene un punto en cuanto a competitividad, es que Argentina si fuese por ganar competitividad vía devaluación seríamos de los más competitivos del mundo. Añade al argumento que en una economía bimonetaria como la Argentina desencadena mayor inflación y en el mediano plazo se vuelve al punto de partida.
Las devaluaciones lo que generan principalmente es una licuación de los componentes no transables de la economía, tales como salarios, impuestos, costos laborales, judiciales, etc. Ergo, una mejora de competitividad vía reducción de lo anteriormente mencionado (impuestos, por ejemplo), sería beneficioso para todo el entramado económico.
La cuestión fundamental aquí es el tiempo que conlleve llegar a dicha situación donde Argentina pueda ganar competitividad de manera sostenible y sana para su economía como lo es a través de la baja impositiva, costos laborales y demás.
“Con determinada carga impositiva un tipo de cambio que antes resultaba insostenible probablemente luego ya no lo es tanto si se avanzase en una reducción de la presión fiscal de manera contundente”
Con determinada carga impositiva un tipo de cambio que antes resultaba insostenible probablemente luego ya no lo es tanto si se avanzase en una reducción de la presión fiscal de manera contundente. La vía fácil fue siempre devaluación ya que los conceptos anteriormente mencionados solo fueron en ascenso.
Uno de los mejores indicadores es ver qué sucede con las empresas dentro de los sectores exportables más competitivos y dinámicos. Si problemas de rentabilidad suceden en el horizonte, hay para trabajar allí. Por solo dar un ejemplo, el planteo para sembrar soja en 2024 a cosechar en 2025 da negativo en campo alquilado, es decir, se pierde dinero. En dicha ecuación el Estado se queda con 33% del valor del producto, ergo, hay competitividad para ganar sin devaluar. Lo crucial es el tiempo.
— ¿La aceleración de la desinflación que se observa desde septiembre es efecto de la baja del Impuesto PAIS, o gravitan otros factores?
— A priori esperábamos una reducción en la tasa de inflación principalmente de bienes, ya que el Impuesto PAIS afecta a las importaciones y justamente donde mayor impacto tiene dentro del Índice de Precios al Consumidor es vía bienes.
Contra intuitivamente, la reducción en la tasa de inflación de septiembre no estuvo tan impulsada por bienes sino por servicios, tal como se observa en el gráfico, donde bienes tuvo una leve baja, mientras que servicios fue el que impulsó con mayor magnitud el descenso de la inflación (bienes en agosto fue del 3,2% y en septiembre 3%, mientras que servicios en agosto fue del 6,5%, pero en septiembre 4,6 por ciento).
Además, muchas empresas cuentan con stocks anteriores que ya tributaron dicho impuesto, ya que se paga el 95% como anticipo al momento de nacionalizar. Es por ello que contaban con carry de mercadería por lo que no esperaban grandes disminuciones de precios en el cortísimo plazo sino más bien algo paulatino.
— Para un gobierno que desde el primer día se ha fijado como norte el equilibrio fiscal ¿Cómo le puede afectar que el Congreso no le apruebe el Presupuesto 2025, o lo vote con cambios sustanciales en la distribución de partidas? de partidas?
— La no aprobación del Presupuesto 2025 sin dudas que dejaría al devenir económico con algo mayor de incertidumbre, aunque no necesariamente vaya a impactar en las cuentas fiscales. Incluso, Economía podría sobre cumplir con las metas fiscales, ya que bajo cierto vacío legal podría repetir el de 2023, como en este año.
“Uno de los mejores indicadores es ver qué sucede con las empresas dentro de los sectores exportables más competitivos y dinámicos”
La Ley de Administración Financiera establece la posibilidad de prorrogar un presupuesto anterior ante la no sanción del proyecto actualizado. La norma no es explícita en cuanto a si podría prorrogarse por segunda vez consecutiva, por lo que será también trabajo de constitucionalistas dilucidar el conflicto en cuestión, algunos argumentando que “lo que no está prohibido, está permitido”.
— ¿El próximo año será de sólo recuperación de la economía, tras la caída con que cerrará 2024, o es de esperar un salto de calidad que posibilite el comienzo de un ciclo de reactivación sustentable?
— Para el año entrante espero recuperación de la actividad con posibilidad de encauzar la economía en un sendero de crecimiento con bases más sustentables. Será crucial la eventual salida del cepo cambiario, su instrumentación, la posible refinanciación de compromisos de deuda como también baja de la presión fiscal, y la continuidad del saneo en cuentas públicas como también del BCRA.
— ¿Una reflexión final?
— La economía se encuentra estancada hace más de 10 años y la pobreza no ha parado de crecer. Con déficit crónicos financiados principalmente vía emisión o saqueo al Banco Central se ha llegado a una fuerte contracción económica.
Con lecciones pasadas no aprendidas, se llevó nuevamente la inflación a los 3 dígitos anuales, con la potencialidad de haberse disparado aún más, azotando el poder adquisitivo de todos los argentinos.
La Argentina tiene potencial para crecer de manera genuina y sostenida, queda aún un camino por recorrer, problemas por resolver
La gravedad de la herencia recibida muchas veces se subestima en la búsqueda de simplismos y analogías sencillas. Sin embargo, el haber sorteado ese cuadro con prudencia y pragmatismo permitió que hoy los temas macroeconómicos de agenda sean otros.
Argentina tiene potencial para crecer de manera genuina y sostenida, queda aún un camino por recorrer, problemas por resolver. Sin embargo, hay sectores que pueden pujar fuerte hacia adelante, como el energético, agro, minero, entre otros, potenciando la inserción de nuestro país al mundo.
Con crédito e inversión las economías del mundo crecen y Argentina tiene mucho terreno perdido por recuperar.