Aunque no hay dudas de que el indicador estrella del momento que se lleva toda la atención es por estos días el riesgo país, que durante la última jornada perforó los 900 puntos básicos para rebotar después y cerrar en 933 puntos, existe otra variable que, silenciosamente, se aproxima a un cambio trascendental. El “dólar blend”, aquel por el que los exportadores liquidan 20% por el contado con liquidación (el 80% restante por mercado oficial), empieza a dejar de tener sentido al calor de la reducción de la brecha cambiaria y el avance del dólar oficial que, al menos por ahora, sigue subiendo 2% mensual. Así, el dólar mayorista cerró según la última comunicación del Banco Central en los $989 mientras que el CCL lo hizo en $1159, lo que arroja un tipo de cambio o “dólar exportador” de $1023. Ese valor tiene una diferencia de apenas 3,5% con el dólar oficial con lo que, lentamente y de manera “natural” si se sostiene el buen clima financiero, el blend estaría próximo a desaparecer.
Ese nuevo status, habilitado hoy por el ingreso de los dólares del blanqueo que impactan tanto en el mercado cambiario oficial como financiero es un avance, además, hacia la unificación cambiaria. Claro que para eso se presume que, como mínimo, habrá que esperar a fin de año cuando expire el impuesto PAIS, cuya alícuota es hoy de 7,5% tras la reducción el mes pasado de los 10 puntos porcentuales. Es que, del mostrador opuesto al de los exportadores, hoy los importadores operan con un dólar equivalente a los $1063, es decir, con una brecha de apenas 9% respecto del contado con liquidación.
Con el calendario de pagos de importaciones prácticamente normalizado pero todavía vigente la restricción cruzada por la cual quienes operan con dólar financiero no pueden después acceder al mercado oficial por 90 días, el incentivo a abandonar las operaciones vía CCL para migrar al oficial cobra fuerza aun cuando la diferencia entre las cotizaciones hace que, en definitiva, pierda sentido la regulación. Esto siempre y cuando cuando el total del flujo comercial, es decir el 100% de las liquidaciones de los exportadores, se cursen por el mercado oficial.
En cualquier caso, el blanqueo resultó en un gran cisne blanco que, si no alineó los planetas (metáfora que no cae en el Ministerio de Economía), logró ubicar a los patitos en fila. De acuerdo a Marina Dal Poggetto, fundadora de la consultora EcoGo, son precisamente los dólares del blanqueo que empezaron a recircular en la economía, vía el crédito bancario y la suscripción de ON del sector privado los que despejan el camino para que el dólar financiero vaya convergiendo al oficial. Y cuando eso finalmente ocurra, el blend se extinguirá de hecho ya que deja de tener sentido para los exportadores.
A partir de ese punto, la oferta de divisas en el mercado oficial crecería, lo que permitiría al Banco Central acelerar la compra de dólares y fortalecer las reservas.
Por lo pronto, el Banco Central anotó un octubre récord en materia de compra de divisas, con un acumulado que asciende con la compra de USD 193 millones de la última jornada, la mayor desde mayo de este año, a un total de USD 1.353 millones. Ese resultado sorprende al mercado y es el telón de fondo de la suba de los activos argentinos. Si bien el factor determinante es la mayor oferta de dólares por el plan de regularización de activos, no es menos cierto que también la baja demanda por parte de los importadores contribuye al círculo virtuoso. Ésa es, en definitiva, la variable que “si todo sale bien” debería modificarse y ejercer mayor presión: es que, para recuperarse, la economía necesita importar y, para importar, ya se sabe, se necesitan dólares.