(Desde Washington, Estados Unidos) La reunión entre Luis Caputo y Kristalina Georgieva fue cordial, pero no llegó a nada. El ministro de Economía pretende un nuevo acuerdo que implique un desembolso extra sin tocar el cepo financiero, y la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene una mirada diferente.
Georgieva elogia la actual coyuntura del plan de ajuste, que exhibe fuerte caída del déficit, recorte abrupto de la inflación y cero emisión monetaria. Pero no es la primera vez que la directora gerente enfrenta una negociación con la Argentina, y en el último informe de la Perspectiva económica Regional del FMI hay intensas luces amarillas.
“Para mantener los avances será necesario que las políticas sigan evolucionando, en particular en los frentes monetario, cambiario y estructural”, dice -sin eufemismos- el dossier del Fondo.
Y completó Luis Cubeddu, a cargo del Caso Argentino, durante una conferencia de prensa que ofreció el viernes pasado: “Discutimos (con Caputo) la necesidad de desmantelar gradualmente algunas de las restricciones. Obviamente, esto debe hacerse de una manera cuidadosamente calibrada para garantizar que el proceso esté en orden”.
Caputo estira la negociación con el FMI porque confía en dos instrumentos financieros que tienen diferente origen: el REPO con bancos privados y el Swap concedido por China. La suma del REPO y el Swap implican cerca de 8.000 millones de dólares, casi el número mágico que reclamo al FMI sin resultados a la vista.
Pero el REPO y el swap no son hechos consumados. El REPO sería por 2.700 millones de dólares y aún se negocia con un club de entidades que incluye al J.P.Morgan y al Banco Santander. “Podríamos anunciar el acuerdo antes de fin de año”, confió un miembro de la delegación oficial que acompañó a Caputo en la Reunión Anual del Fondo.
Con China, la situación es distinta. Javier Milei hizo abstención de su alineamiento ideológico y se acercó al régimen comunista: tiene pensado viajar a Beijing en 2025 y es muy probable que haya un contacto con Xi Jinping durante el G20 de Brasil.
Xi concederá la extensión del swap que vence el año próximo, y a cambio insistirá con sus proyectos estructurales en la Argentina.
Cálculos y geopolítica
Sin embargo, en geopolítica nunca los cálculos son binarios. Estados Unidos considera a China su enemigo global, y eso no va a cambiar con Kamala Harris o Donald Trump en el Salón Oval. En este contexto, Milei puede recibir una presión muy fuerte de Washington para evitar que Beijing tenga peso propio en Balcarce 50.
Estados Unidos controla al FMI, y pareciera improbable que Argentina pueda salir de ese corset con la ayuda de China. Eso sería complicar la estrategia global de la Casa Blanca, enterrar los acuerdos de Bretton Woods y producir un leading case que pondría en jaque la esencia del Fondo.
El FMI siempre fue considerado un prestamista de última instancia, y ahora ese rol quedaría en manos de Xi y el partido Comunista chino. Una situación de hecho que Harris o Trump -cualquiera que suceda a Joe Biden- no estarían dispuestos a aceptar.
Es cierto que el swap chino no se puede usar para controlar los mercados - a diferencia del REPO-, pero Caputo lo contabiliza en las reservas del Banco Central.
Desde esta posición, el ministro de Economía asegura que tiene los recursos para abrir el cepo a su tiempo, y descarta -por ahora- una negociación con el FMI que implicaría unificar los mercados bajo el cronograma que establezca Georgieva, el staff y el board.
Durante una reunión con inversores privados, Caputo relevó su posición de máxima ante una probable negociación con el Fondo, puesto que el actual programa vence a fin de año. “Nosotros ya estamos dialogando con el Fondo, y si las condiciones que nos piden no cierran con el programa, preferimos no firmar”, adelantó Caputo.
Esa hipótesis de trabajo se sostiene sobre la existencia del REPO y el swap chino.
Mientras tanto continúan las negociaciones para cerrar las dos revisiones aún pendientes. Caputo regresó a Buenos Aires sin cerrar el wording del Staff Level Agreement (SLA), un paso clave para llegar al directorio antes que concluya 2024.
Si no hay SLA, no hay reunión del board del FMI. Y esa carencia significa que no hay desembolsos por casi 1.000 millones de dólares. Caputo afirma que tiene los recursos para cancelar las deudas de principios de 2025, y que no está preocupado por la negociación técnica con el staff.
Es la primera vez en mucho tiempo que un ministro de Economía de la Argentina no está apurado para cerrar con el FMI. Tiene a favor la baja de la inflación, la caída del riesgo país y el recorte del déficit fiscal. Pero eso no le alcanza a Caputo para lograr un nuevo programa que no implique liberar el cepo.
El FMI aún desconfía del plan de ajuste, aunque Georgieva felicite Caputo por su premio y pose para la foto con su mejor sonrisa.