En los últimos días cobró mayor relevancia la evolución del riesgo país. El indicador de JP Morgan es una referencia para los inversores y, en términos sencillos, mide la diferencia de la tasa de los bonos del Tesoro de los EEUU con las emisiones de deuda de países emergentes.
En el caso de la Argentina, el riesgo país llegó a romper la barrera de los 7.000 puntos en el año 2002, en medio de la crisis por el colapso de la convertibilidad, el “corralito” de depósitos, el default soberano declarado en diciembre de 2001 -y que continuó hasta febrero de 2005- y la pesificación asimétrica.
En años recientes, el riesgo país doméstico llegó a superar los 4.000 puntos básicos en marzo de 2020, cuando en el mundo se empezaron a aplicar restricciones por la pandemia que hundieron a la economía global, a la vez que el gobierno de Alberto Fernández se encontraba negociando una reestructuración de deuda con acreedores privados, que recién se concretó en agosto de aquel año, lo que llevó al riesgo país a los 1.100 puntos.
Ahora, el gobierno de Javier Milei consiguió mejorar la percepción del mercado sobre la solvencia soberana, que llevó al riesgo país a un piso de 981 puntos básicos este viernes, por debajo de las 1.000 unidades por primera vez desde el 9 de agosto de 2019 -la previa de las PASO presidenciales-, cuando el indicador contabilizó 860 puntos.
¿Por qué baja el riesgo país?
1) Garantía del pago de los bonos. El ministro Luis Caputo confirmó en una entrevista a Financial Times que la Argentina consiguió un préstamo de casi tres años con bancos privados, en formato REPO, para afrontar el pago de capital de deuda pública a bonistas en enero. Además aseguró que “si las tasas de interés lo permiten”, buscará volver a los mercados internacionales de crédito para refinanciar el vencimiento de julio.
Este último paso es clave ya que en el futuro, si hay una economía abierta y en crecimiento se necesitará que el Gobierno refinancie los vencimientos en lugar de pagarlos “al contado”, como viene haciendo hasta ahora, lo que impidió un crecimiento significativo de las reservas del Banco Central, en torno a USD 29.000 millones, aún con compras oficiales en el mercado de cambios por más de USD 18.000 millones desde diciembre del año pasado.
Mientras que el riesgo país de Argentina recién cedió debajo de los 1.000 puntos, el riesgo país de Brasil es de 198 puntos básicos, el de Chile es 116, y el Uruguay, 90 puntos
Para regresar a los mercados internacionales, el Gobierno necesita un riesgo país de menos de 500 puntos básicos para emitir deuda en dólares por debajo de 10% anual de tasa, si se tiene en cuenta que la base de comparación, la del bono del tesoro de los EEUU a diez años alcanza hoy 4,126% anual. No hay que olvidar que hubo que acudir a un acuerdo con el FMI en mayo de 2018 debido a la dificultad para afrontar el calendario de pagos con acreedores privados, tras haber emitido en enero de ese año bonos en dólares con una tasa inferior al 7% anual.
2) El BCRA compra dólares. La autoridad monetaria mantiene en octubre compras en el mercado en torno a los USD 1.200 millones, una cifra muy alta para esta etapa del año por la estacionalidad del comercio exterior. En sintonía aporta también el sostenido crecimiento de los depósitos en dólares (por encima de los USD 31.000 millones y cerca de los máximos de 2019) por la aceptación del blanqueo de capitales, un síntoma de la recuperación de la confianza en las política económica.
3) Dólares de organismos multilaterales. La buena sintonía con el Fondo Monetario Internacional (FMI) se evidenció en las últimas horas, después de la entrevista entre el ministro Caputo y la directora gerente de la entidad, Kristalina Georgieva. Habida cuenta que el todavía alto riesgo país de la Argentina impide emitir nueva deuda en los mercados internacionales, tiene un papel muy importante el crédito en moneda extranjera que el Gobierno pueda obtener de los organismos multilaterales. El Banco Mundial y el BID van a otorgar financiamiento por USD 8.800 millones, de los cuales se espera que unos USD 2.000 serían otorgados antes de fin de año.
4) “Visto bueno” del GAFI. El plenario del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) anunció este jueves en París que la Argentina no cayó en la “lista gris” en materia de lucha contra el lavado de dinero y el terrorismo. El organismo aprobó el Informe de Evaluación Mutua presentado por el país, lo cual fue festejado por el Gobierno de Javier Milei. La declaración habilita a inversiones de compañías extranjeras que, de integrar Argentina la “lista gris”, hubieran estado vedadas de operar por las restricciones legales de sus países de origen.
5) Superávit fiscal. Éste es probablemente el dato que sigue más en detalle el mercado pues es la señal de solvencia del Gobierno para honrar la deuda y que explica en buena medida por qué los bonos en dólares de Argentina promedian una ganancia de 60% en 2024. En cuanto a los bonos, las tasas de rendimiento de estos activos se mueven en sentido inverso a su precio de mercado. Cuanto más frágil es la economía de un país, más baratos son sus bonos públicos -vía de financiamiento de los gobiernos- y, por lo tanto, estos países deben ofrecer un mayor rendimiento por su deuda para que los fondos de inversión estén dispuestos a asumir el riesgo inversor.
Es manifiesta la voluntad de Javier Milei por mantener el superávit de las cuentas públicas, que lleva diez meses consecutivos. “En Argentina, la firme implementación del programa está ayudando a restaurar la estabilidad macroeconómica”, señaló el último informe Perspectivas Económicas de las Américas difundido por el FMI. De la lectura del documento surge que Argentina se trata del único país de América del Sur con superávit en las cuentas del Gobierno este año, pero también es el único que registra una contracción de la actividad económica.