Los efectos positivos en el mercado financiero de los dólares del blanqueo recibieron en las últimas horas una inyección de anabólicos que volvió a acercar el riesgo país a los 1.000 puntos básicos y empezó a despejar las dudas de los inversores respecto del pago de la deuda de los próximos vencimientos.
Al atípico resultado cambiario del Banco Central, que lleva comprados desde agosto más de USD 1.800 millones se sumaron los anuncios de financiamiento por parte de los organismos multilaterales de crédito que, en conjunto, aportarán unos USD 8.800 millones. Si bien esos recursos tienen destino específico -que no es pagar deuda-, garantizan la disponibilidad de divisas en las arcas del Banco Central con el fin de enfrentar los vencimientos.
Esos fondos, además, se complementarían con el mentado crédito REPO que negocia el presidente del BCRA, Santiago Bausili, con un grupo de bancos integrado según trascendió en su momento por el Santander y otras dos entidades más, una norteamericana y otra más de origen europeo.
Más allá del impacto directo de contar con ese nuevo capital, lo que el mercado celebra es también la perspectiva de que, finalmente, el mercado se empiece a reabrir para refinanciar la deuda soberana tal como ya está disponible para grandes empresas del sector privado, cuya tasa de riesgo es muchísimo menor a la del país.
“La posibilidad de contar con flujo positivo de organismos (tener en cuenta que los anuncios serían de ingresos en forma bruta, por lo que hay que descontar pagos y que parte iría a privados), mitiga los riesgos de reestructuración que de todos modos permanecen altos, de acuerdo a los precios en los que opera la deuda argentina”, analizó la consultora financiera Aurum en su reporte matutino para sus clientes. “Si la Argentina logra mejorar sus reservas y el apoyo global permite ir desarmando el cepo en serio en los próximos meses, la posibilidad de acceder a los mercados en junio irá creciendo a medida que el riesgo país vaya bajando. En ese caso no se descarta que veamos un riesgo país de 700 puntos en el segundo trimestre de 2025″, agregó.
Un planteo similar había compartido con sus clientes hace algunas semanas Delphos Investments, que llegó a pronosticar que hacia fin de año el riesgo país podría ubicarse entre los 800 y 900 puntos básicos y así avanzar en la salida del cepo, lo que profundizaría la baja de la tasa.
En ese razonamiento, resulta vital la definición reciente del presidente Javier Milei según la cual “la salida del cepo está mucho más cerca de lo que se cree”.
En el mismo sentido operaron las declaraciones del ministro de Economía, Luis Caputo, de viaje en Washington para participar de la Asamblea Anual del FMI, donde ayer se reunió con su titular, Kristalina Georgieva. Por primera vez en meses Caputo hizo explícita, en una entrevista con el medio LatinFinance, su vocación de negociar un nuevo acuerdo con el FMI que incluya fondos frescos, algo que también el FMI admite que “está sobre la mesa” con altas probabilidades de ocurrencia. Los tiempos son ajustados, marcados por las elecciones presidenciales en Estados Unidos, cualquiera que sea el resultado electoral. Pero marcados también por la fecha de expiración del actual acuerdo, a fin de año.
En cualquier caso, los peores temores se empiezan a disipar y, si bien el camino no está completamente allanado, por ahora manda el optimismo. “Gran rueda para los activos argentinos. Con los rumores de los préstamos de USD 8000 millones de organismos internaciones más el posible repo a 3 años, el mercado volvió a volar. Los bonos subieron 2,5%, el dólar bajó, BCRA compró reservas, equity voló y la curva ars (pesos) volvió a comprimir.”, fue la contundente síntesis del analista Nicolás Cappella del Grupo IEB.