Cuando asumió el gobierno de Javier Milei, el sector automotor argentino atravesaba una de las peores épocas que se recuerdan, al menos en los últimos 25 años. Si bien las ventas anuales cerraron en 450.000 vehículos, recuperando el nivel de 2019, previo a la pandemia, estaban muy lejos de los 900.000 autos de 2017 o los 800.000 de 2018. En parte, esto se debía a la fuerte restricción a la importación de autos que, disfrazada de autorizaciones por medio de las famosas SIRA, permitían al Estado controlar la salida de dólares al exterior limitando esos permisos.
El punto de quiebre fue en agosto y septiembre de 2023, cuando no se emitieron SIRA y el mercado quedó saturado de pedidos atrasados y de una demanda que excedía la capacidad de respuesta de las terminales, las que al mismo tiempo debían lidiar con sus stocks, ya que la misma reticencia para importar autos era la que se aplicaba para importar insumos y autopartes, lo que generó colapsos en las líneas de producción.
A causa de esta situación, en septiembre de 2023, la proporción de autos nacionales respecto a los importados estaba diez puntos arriba de la actual, en la que los valores parecen acercarse hacia una convergencia del 50% entre ambos. Pero para que eso suceda debió cambiar el signo político y la forma de ver el mercado automotor, contemplando que por su tamaño reducido para las diez fábricas que producen localmente, necesitan exportar para substistir.
En efecto, la apertura del nuevo Gobierno, al eliminar esas SIRA, generó que las terminales argentinas y los importadores no tuvieran tope o control alguno sobre sus operaciones. Sin embargo, seguía existiendo una segunda barrera, la de los plazos de pagos de esas importaciones. Los pendientes de 2023 pasaron al programa de bonos específicos, los BOPREAL, con fechas de vencimiento que van de 2025 a 2027. Pero el flujo de pago de las importaciones que se hicieron desde enero mantenía los 180 días para acceder a dólares oficiales, lo que inevitablemente impactó en muchas marcas. Las que más espalda tienen importaron rápidamente para recuperar su participación de mercado. Las que no tuvieron el “visto bueno” de casa matriz para endeudarse a seis meses, tuvieron que esperar.
Recién en julio se redujo primero a 120 días, que luego se transformaron 60 en agosto y finalmente, a 30 días desde este pasado viernes 18 de octubre. “Esto permite que, ahora sí, todos los jugadores puedan entrar a la cancha”, dijo un analista del mercado automotor. “Hubo marcas que desconfiaron respecto a la reducción de plazos de pago que el Gobierno prometió y prefirieron esperar. Otras, en cambio, salimos a ganar mercado enseguida”, señaló un ejecutivo de una de las terminales que más creció en ventas en los últimos seis meses gracias a una inyección de autos importados de Brasil mucho mayor que la esperada.
Efectivamente, el principal socio comercial de Argentina, Brasil, es el que más autos ingresó en este período de tiempo, alcanzando en septiembre pasado el 34% del total de vehículos vendidos. Comparativamente, contando los mismos nueve meses, el año pasado esa cifra era de 27% mientras que un año antes, en 2022, se importaron el 36% de los autos que se comercializaron en Argentina.
Sin embargo, los números de 2024 cambian mes a mes, porque en junio, cerrando el primer semestre, y todavía sin que se tocaran los 180 días para pagar las importaciones, el porcentaje de autos brasileños era del 29%, y en julio, con la primera señal del Gobierno, pasaron a representar el 33%. Con los números de septiembre, esa cifra subió ya al 35%, y parece ir camino a seguir subiendo hasta fin de año.
Dentro del mercado de autos importados, la preponderancia de Brasil es absoluta, con un 86% de total de autos que provienen del exterior. El cambio que se está apreciando en relación a algunos años atrás es el crecimiento de las marcas chinas, que han desplazado a las históricas europeas. El gigante asiático ya tiene el 4,9% del total del mercado, que incluso fue mejor en agosto, cuando alcanzó el 5,1%. El tercer país que más autos vende en el mercado local es México, que curiosamente bajó su parte del mercado porque como es un país con convenio de arancel 0% con Argentina, tuvo facilidades para importar en 2023 alcanzando el 7,9%, que ahora se transformó en un 2,7%.
Una situación arancelaria similar es la que tiene Colombia, cuyos vehículos representaron, en septiembre, el 2,3% del mercado de autos extranjeros. Recién en quinto lugar está Alemania, el principal fabricante de autos europeo, con un 1,02% y un alza que duplica las importaciones de 2023. Por debajo del 1% se ubica Japón (0,56%), Corea (0,42%), Hungría (0,38%), Uruguay (0,32%), Italia (0,34%) y Estados Unidos (0,15%).
En el total del mercado argentino, la curva de participación de productos nacionales sigue a la baja. En enero, era 70% contra 30% de importados. En marzo, la proporción ya había cambiado por un 62%/38%, y en septiembre pasó a ser de 57% a 43%. Quizás no ocurra antes de fin de año, pero es probable que en cuestión de meses se alcance un 50% de industria nacional y 50% de importados.