Ante un auditorio fuertemente “tech”, en particular de la tecnología blockchain y de actividades en torno de la criptominería y las finanzas descentralizadas, el presidente Javier Milei dijo que su gobierno tiene pendientes 1.300 reformas adicionales a las que ya introdujo a través de medidas como el DNU 70, de desregulación, la ya aprobada ley Bases y el proyecto de ley Hojarasca que recientemente envió al Congreso con el propósito de derogar 70 leyes sancionadas durante 16 gobiernos diferentes.
Milei hizo una exposición en el Tech Forum Argentina que organizó su jefe de asesores, Demian Reidel, en la que enfatizó la importancia de la innovación y el desarrollo tecnológico en el progreso y el bienestar de la población mundial. Al respecto, destacó el trabajo de Oded Galor, un economista israelí profesor de las Universidades Brown, EEUU y de Tel Aviv, graduado en la Universidad Hebrea de Jerusalem, quien desarrolló la llamada “Teoría del crecimiento unificado”, integrando en su análisis la expansión del PBI mundial y el PBI por habitante del globo desde el inicio de la era cristiana hasta el 1.800 y los dos siglos posteriores, hasta nuestros días.
En su discurso, en parte leído, en parte improvisado y salpimentado con invectivas contra “los marxistas”, “los zurdos”, “los aborteros”, Milei reiteró insultos al ex ministro de Salud Ginés Gonzáles García, fallecido ayer a los 79 años, a quien señaló como responsable de unas 100.000 muertes a su juicio evitables de las 130.000 ocurridas en la Argentina durante la pandemia.
El presidente se presentó como un orgulloso defensor del capitalismo de libre empresa y se declaró honrado por dirigirse a un público “que busca soluciones nuevas a problemas cotidianos” y que “si tienen éxito serán recompensados por el mercado”.
También volvió a destacar el concepto del economista austríaco Joseph Schumpeter, de la “destrucción creativa” como propulsor del progreso del capitalismo y de la humanidad. “Es interesante el concepto de destrucción creeativa -dijo- porque lo nuevo siempre genera temor. Muchos políticos tienen miedo a lo nuevo, lo desconocido. Quieren saber qué va a pasar con el trabajo y en ese contexto buscan controlar y regular las cosas, oponiéndose al cambio tecnológico”.
Pero, afirmó, “no hay que temerle al cambio tecnológico, siempre que haya flexibilidad en el mercado de trabajo”, buscando aventar el temor a que el avance tecnológico lleve a un aumento del desempleo. Además, volvió a remarcar la idea de “rendimientos crecientes”, que la teoría económica tradicional asocia a los monopolios. “Los rendimientos crecientes están asociados con los monopolios y los políticos quieren regularlos y así matan los rendimientos crecientes y el crecimiento económico”, señaló. “En el gobierno no hay nada que odiemos más que las regulaciones. Tenemos un Ministerio de Desregulación”, subrayó, en referencia a la cartera que encabeza Federico Sturzenegger.
Palo de hockey
Fue allí que se refirió al progreso económico en el largo trazo de la historia, que describió como “un palo de hockey acostado”, con una larga recta de estancamiento y, al final, una empinada curva hacia arriba. “Con la exponencialidad de los últimos 200 años -dijo- se logró que el ciudadano medio tenga la calidad de vida de un emperador romano. En ese período, abundó, el PBI por habitante se multiplicó 9,5 veces a la vez que la población se multiplicaba por 7, despejando los temores malthusianos (por Richard Malthus, un economista clásico, de fines del siglo XVIII) de que no habría suficientes alimentos para sostener al crecimiento de la población.
En ese contexto Milei trajo a colación a Oded Galor, “un autor que me fascina y que, a fuerza de citarlo, me empezó a seguir en Twitter”.
“La genialidad de Galor es que hace un modelo que concilia la visión malthusiana con los modelos de crecimiento endógeno”, dijo Milei. Galor es autor, entre otros, del libro “El viaje de la Humanidad”, en el que desarrollo conceptos y elaboraciones gráficas y matemáticas de papers previos, como los adjuntos, acerca del progreso material de la humanidad.
El presidente insistió es que la tecnología es “la mayor demostración de la capacidad del ser humano” y se declaró “tecno-optimista”. Los “tecno-pesimistas”, dijo, “que se vayan con los marxistas, así quedarán como los hombres de las cavernas”.
Fue la parte en que criticó fuertemente el manejo de la pandemia durante el gobierno de Alberto Fernández, insultó al difunto González García e incluso al expresidente a quien describió como “una basura que extendió la cuarentena para mejorar su imagen y sus posibilidades electorales”.
La explosión productiva de los últimos 200 años, prosiguió, prueba que “a mayor innovación, mayor prosperidad” y ratificó su objetivo de que la Argentina “sea el país más libre y el más próspero del planeta”.
“Queremos volver a ser atractivos para el capital y para la gente, como hace 100 años. Queremos volver a ser una tierra prometida”, antes de anunciar que su gobierno aspira a introducir 1.300 reformas más.
“La Argentina vuelve a abrazar las ideas de la libertad después de más de un siglo. Invitamos a las empresas del mundo a desarrollarse aquí. Confiamos en la relación entre libertad, innovación y progreso económico (…) no podemos permitir que nos amedrenten quieren tienen miedo al cambio. La innovación tecnológica es hacer más con menos. No hay que temerle, sino temer la inercia, tenerle miedo al miedo mismo. Si volvemos a abrazar las ideas de la libertad la Argentina será próspera”, concluyó.