Desde hace tiempo existe cierto consenso entre los analistas locales y bancos internacionales sobre que la Argentina no eliminará el cepo cambiario hasta después de las próximas elecciones.
Hoy ese paso implicaría inestabilidad en el precio del dólar y un riesgo a la persistente desaceleración de la inflación, principal objetivo del Gobierno de Javier Milei. El Presidente reitera cada vez que puede que no hay un objetivo temporal sino condiciones de salida.
Los beneficios del esquema son claros: mantener la estabilidad y la desinflación hasta el período electoral de 2025. Los riesgos de mantener el esquema actual sin cambios son la posibilidad de que salir sea más costoso en el futuro por una apreciación del tipo de cambio y la dificultad de acumular reservas.
Los riesgos de mantener el esquema actual sin cambios son la posibilidad de que salir sea más costoso en el futuro
El ministro de Economía, Luis Caputo, dejó en claro en varias oportunidades que aún no están dadas las condiciones para levantar las restricciones porque resta eliminar el exceso de pesos en la economía y porque se necesita recomponer las reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA).
Caputo dice que el paso del tiempo juega a favor -cada vez hay menos overhand- y es cierto que existe una flexibilización lenta pero gradual.
El trade off sobre la discusión del cepo fue resumido en la semana por Ricardo Arriazu en las Jornadas Monetarias del BCRA, quien aconsejó ir de apoco con el cepo. “Soy enemigo de los controles, pero soy mucho más enemigo del colapso social. Hay que abrir el cepo de a poco y hubo avances, como en el caso del pago de las importaciones”, advirtió el economista, uno de los que más coincide con la visión oficial.
El director de Eco Go, Sebastián Menescaldi, consideró que salir del esquema cambiario actual implicaría inestabilidad en los mercados y aceleración de los precios minoristas.
“Necesitan más o menos USD 18.000 millones para mantener las intervenciones en la brecha por el dólar blend, pagar los vencimientos de deuda y los gastos por turismo en el exterior. Nuestro escenario es que buscarán financiamiento por REPO y capaz un acuerdo con el FMI, pero eso después de las elecciones”, comentó el economista.
Soy enemigo de los controles, pero soy mucho más enemigo del colapso social. Hay que abrir el cepo de a poco y hubo avances (Arriazu)
El contexto no le da incentivos al Gobierno a cambiar en el corto plazo. Los dólares del blanqueo, reciclados a través de crédito privado en moneda extranjera, y las colocaciones de deuda del sector privado permitieron al ente monetario un ingreso de USD 3.000 millones en el último mes y medio. Mientras, el carry trade mantiene tentadoras las posiciones en pesos que generan altas tasas en moneda dura, el Riesgo País se ubica en los niveles más bajos en cinco años y la inflación se ubicó en 3,5% en septiembre.
“El BCRA volvió a comprar dólares, aunque las reservas brutas se sostienen en USD 28.000 millones y las netas siguen siendo negativas en USD 6.000 millones”, apuntó Menesacaldi.
El presidente de Romano Group, Alfredo Romano, consideró que los beneficios de mantener el cepo son un control de la estabilidad, el sostenimiento de la desinflación y la recuperación del salario real no solo en pesos, sino también medido en dólares, de cara a un año electoral. La desventajas pueden aparecer, destacó, por el riesgo de que sea más costoso acumular reservas, que se recaliente la brecha, que cueste más la recuperación de la economía y que los agentes comiencen a tomar una referencia más alta para el dólar que termine impactando en precios.
“Si salís de los controles capitales, tiene que ser con un volumen de reservas muy importante porque no se puede volver para atrás, es one shot. Si volvés a poner al cepo es porque fue un fracaso rotundo tu programa económico”, aseguró Romano.
Para el director de la consultora Analytica, Claudio Caprarulo, la discusión sobre los controles de cambio “no es blanco o negro, involucra muchos aspectos y hay grsises”.
“El principal beneficio es que genera las condiciones para el ingreso de dólares financieros y de inversiones. El problema es que primero opera la demanda en un contexto donde las reservas netas son negativas, hay aún liquidez en pesos que apenas se levanten las regulaciones buscará cobertura. Y la contención a ese efecto es justamente un nuevo salto cambiario hasta encontrar el equilibrio entre la oferta y la demanda”.
“Al problema del stock de dólares se agrega el de flujos, la apreciación cambiaria de este año, la normalización de las importaciones y el bajo precio de la soja”
Y acotó Caprarulo: “Un efecto que se traslada a precios y puede despertar un nuevo sendero creciente en la inflación. Al problema del stock de dólares se agrega el de flujos, la apreciación cambiaria de este año, la normalización de las importaciones y el bajo precio de la soja no permite proyectar un salto considerable en el saldo comercial”.
El economista Gustavo Cañonero, ex vicepresidente del BCRA, afirmó esta semana que el Gobierno debe construir credibilidad de que en la Argentina hubo un cambio de régimen. “Uno tiene que evitar sobresaltos y una forma de medir estos riesgos es con el exceso de pesos. Hay que trabajar gradualmente para tener una mayor precisión”, precisó.
El economista sostuvo que para consolidar ese camino es necesario conocer cuál es la verdadera demanda de dólares y pesos en el país. Es por eso que propuso la eliminación del dólar exportador, conocido como blend, para mejorar el ingreso de reservas y testear la demanda del mercado, pero manteniendo la posibilidad de intervenir en la brecha, y la liberación para algunos individuos “con poco poder de fuego”.